Es Fútbol y es femenino
La independencia de Aitana Bonmatí y una entrenadora que manda poco
«A Tomé le falta liderazgo, una autoridad respetada. Las jugadoras conocen su debilidad y la manejan. En el vestuario mandan las jefas. Pero Aitana no es una de ellas»
Tomé presume de exigencia, pero explica los fallos de la selección como «cosas imprevistas»
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Iniciar sesiónEn vez de estar celebrando el pase a la fase final de la Nations League, estar a un partido de clasificarse por primera vez a unos Juegos Olímpicos, la selección española de fútbol se retuerce con un nuevo episodio de surrealismo y polémica. Bochornos burocráticos ... , errores en las convocatorias, líos con las entradas y ahora el esperpéntico hecho de salir a jugar desde el descanso ante Italia con una futbolista menos y sus derivadas, con la insólita y aún inexplicada deserción o depresión de Aitana Bonmatí como asunto capital al fondo. El problema no era Vilda.
La imágen dejada fue patética. Salir a jugar con diez futbolistas, una de las cuales lo hizo deprisa y corriendo, con las botas desabrochadas, porque no le habían dicho ni que calentara... Un revuelo en el vestuario por no se sabe qué malestares imprevistos... Una selección campeona que dilapida su ventaja por un descomunal y repentino desorden táctico-técnico... Unas jugadoras desorientadas, desganadas, haciendo la guerra por su cuenta con poca garra y menos ilusión. Una orquesta sin director.
La impresión es que Montse Tomé no se hace con el mando de un grupo tan brillante como complicado. La sucesión de errores (por más que diga «entrenamiento menos dos y menos uno», para presumir de jerga) airean su inexperiencia. Le falta liderazgo, apuntalar una autoridad ejercida y respetada. Las jugadoras conocen su debilidad y la manejan a su antojo. En el vestuario mandan las jefas. Pero Aitana no es una de ellas.
Bonmatí es un verso suelto. No estuvo con el resto en la celebración del Mundial, no fue felicitada por las que mandan (Alexia, Jenni,...) cuando recibió el Balón de Oro, no ha disimulado encontronazos frontales con alguna de ellas, no tiene grandes apoyos en un grupo en el que abundan compañeras del FC Barcelona. No rinde ni se compromete como allí. Da la sensación de que Aitana está sola. ¿Le dolieron los comentarios de la seleccionadora en el descanso? ¿Se molestó por ser corregida? ¿Son motivos suficientes para negarse a jugar más y aducir súbitamente no estar mentalmente en condiciones? No. Es un comportamiento indisciplinado y sancionable.
En la particular familia del fútbol femenino se habla de esa soledad. Y de que pese a la luminosidad de su presente profesional, lo está pasando mal. Tampoco consigue monetizar sus éxitos como imaginaba, o como logran compañeras por debajo en el escalafón. Y su entorno ya se pregunta si no será culpa de las connotaciones políticas que le acompañan, un ambiente social, familiar, cultural y emocional muy próximo al independentismo catalán. Una presión que, a veces en forma de amenaza, Aitana siente bien encima y que se sacude con contados gestos (bajar la cabeza al paso de la cámara cuando suena el himno español, reclamar en público que se reconozca la oficialidad del catalán en la Unión Europea...).
La 'indispuesta' Aitana volvió ayer con la selección, viajó, pero debe decidir de una vez si está dentro (del todo) o fuera.
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