Es Fútbol y es femenino
La de la selección femenina, una afición de sillón ball
La televisión ha democratizado el acceso al fútbol femenino, pero el reto pendiente es transformar esa pasión desde casa en presencia real en las gradas
Las dos caras del fútbol femenino español
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Seguidores españoles en la final de la Eurocopa femenina en Siuza
Los datos de audiencias televisivas de la selección española femenina en la Eurocopa han sido excepcionales. La cuota media de espectadores fue de 29,5 %, destacando la tanda de penaltis de la final, que tuvo una audiencia media de 6.001.000 espectadores. ... Muchos espectadores para una selección que, sin embargo, no cuenta con la legión de aficionados que se desplace para apoyar en directo a sus jugadoras. Se vio en Suiza. España tiene una hinchada que viaja mucho menos que las de otros países.
Alexia Putellas respondía en rueda de prensa a una pregunta sobre las excepcionales audiencias logradas: «Es que tenemos mucha familia…». Y sí, la familia, los amigos y algunos de los residentes españoles en Suiza sumaban alrededor de 2.000 espectadores en las tribunas, una cifra muy muy pequeña si la comparamos con la de otros países. Y más teniendo en cuenta que en el torneo se batió un récord histórico: un total de 657 291 espectadores acudieron a los estadios.
El motín de las 15, los grupos, las batallas en el vestuario, las disputas, las humillaciones deportivas que le infringe el Barça al Real Madrid en casi todos los encuentros y la ausencia de futbolistas de muchos equipos son algunas de las causas. Y llama poderosamente la atención la no presencia de jugadoras del Atlético de Madrid. Todo esto hace que los aficionados estén muy polarizados. Y por eso, entre otras cosas, la afición no se desplaza para ver a la selección femenina.
En un país tan diverso y plural como España, pocas cosas logran lo que sí consigue la selección española (femenina y masculina): detener el tiempo, silenciar diferencias y reunir a millones de personas frente al televisor con un objetivo común. Más allá del balón, los goles o las victorias, la selección se ha convertido en un potente catalizador de emociones colectivas, un símbolo de identidad compartida que, durante 90 minutos (o más), borra fronteras invisibles y nos hace vibrar al unísono.
Los partidos de la selección femenina logran cifras récord de audiencia televisiva porque conectan emocionalmente con millones de personas que valoran el talento, el compromiso y el orgullo nacional que representan estas jugadoras. Sin embargo, esa conexión no siempre se traduce en presencia física en los estadios. Las causas son múltiples: falta de tradición de asistir a partidos en vivo, precios del viaje, menor visibilidad mediática fuera de los grandes torneos, y una infraestructura aún en desarrollo para facilitar la asistencia masiva. En esencia, la televisión ha sido el puente que ha democratizado el acceso al fútbol femenino, pero el reto pendiente es transformar esa pasión desde casa en presencia real en las gradas.