Fútbol
Locura por Messi en la 'Pequeña Argentina' de Miami
En North Beach se escucha porteño y se come milanesa. Y ya se espera con ansiedad la llegada del delantero, que ha revolucionado el sur de Florida
Todas las mentiras sobre el falso regreso de Messi

Le sale del corazón. «¡No!, solo de pensar que un día Messi aparece por aquí se me pone la carne de gallina». Lucas Javier Guzmán lleva y trae cafés y facturas -medialunas y otras joyas de la confitería argentina- en Buenos Aires Bakery, un local ... emblemático argentino de Miami Beach. Se emociona de verdad cuando habla de Lionel Messi, genio del fútbol mundial, que ha anunciado este mes que su destino para la recta final de su carrera está aquí, en el Inter de Miami.
«Es una locura», dice una y otra vez Guzmán, que llegó desde Argentina hace seis meses para probar suerte en North Beach, una comunidad al norte de Miami Beach que se ha convertido en enclave argentino. El acento porteño es ineludible en un puñado de calles que acumulan restaurantes, heladerías y cafeterías argentinas, encajadas entre el agua turquesa del Atlántico y las islas para millonarios de Biscayne Bay, la Bahía Vizcaína.
La locura de la que habla Guzmán no es una exageración. El desembarco de Leo Messi en Miami ha supuesto un terremoto en la mayor ciudad de Florida y en todo el fútbol estadounidense.
Las entradas, disparadas
Nicolás del Pino, también argentino, vecino de Surfside, justo al norte de North Beach, trató de comprar un abono para la próxima temporada del Inter de Miami en cuanto se enteró de la noticia. No fue posible. «Solo permitían depositar crédito para entradas durante la temporada, pero no un abono», lamenta. Mientras, las entradas para ver al equipo se han disparado. Hasta ahora se encontraban entradas de pie, en la 'grada popular', a entre 20 y 30 dólares (18-27 euros). Para el primer partido de casa en el que se espera que esté Messi, el 21 de julio frente al Cruz Azul, de la Leagues Cup, la más barata está ahora a más de 1.200 dólares (1.100 euros).
Del Pino estaba muy lejos de ser hincha del Inter -«yo soy primero de River Plate, después de Argentina, después de cualquier equipo que juegue un argentino»-, pero ya le ha comprado a su hijo de cuatro años una camiseta de Messi con el equipo de Miami. Como muchos argentinos, reconoce que será «extraño» ver a Messi en un equipo pequeño. El Inter de Miami no debería ser el destino del mejor jugador de esta época, reivindicado con una actuación estelar en el Mundial que ganó hace unos meses con Argentina.
El delantero rosarino pasará de los mejores escenarios del fútbol mundial al equipo colista de la Conferencia Este de la MLS, la liga profesional de EE.UU., un campeonato que quiere -pero todavía no puede- estar a un gran nivel mundial. Lo verán en un estadio, el DRV PNK, que a Messi le hará recordar alguna eliminatoria de Copa del Rey en campos de Segunda: menos de 20.000 espectadores, sin gradería en las esquinas y con unas tribunas en los fondos que parecen desmontables.

«No podré pagar una entrada, están carísimas. Ojalá pueda ir al menos a un entrenamiento»
Lucas Javier Guzmán
Camarero
Miami no parecía el destino de Messi. En Barcelona se especulaba con un regreso, de muy difícil ingeniería financiera, para intentar un último asalto a los grandes torneos de clubes. Otra opción era Arabia Saudí, donde ya han recalado Cristiano Ronaldo y Karim Benzema, y donde se rumoreaba que le esperaba un contrato de 500 millones de dólares.
La llegada de Messi habrá sorprendido a muchos en North Beach. Quizá menos a Gerardo Cea, propietario de Café Prima Pasta, un restaurante adorado por la comunidad argentina. «Yo tuve un presentimiento cuando estuvo aquí en el Hard Rock», dice sobre la cadena de hoteles y restaurantes con la que el astro tiene un acuerdo comercial. Lo cierto es que Messi no ha ocultado que le gusta Miami. En los últimos años ha comprado dos apartamentos de lujo en Sunny Isles, justo al norte de Miami Beach, uno en la torre Porsche y otro en la Regalia. La ciudad tiene una creciente y pujante comunidad argentina, también más allá de North Beach, que ayudará al astro a sentirse más en casa, algo que no logró en su experiencia en París con el PSG. No ha sido raro verlo de visita en la que ahora será su casa. Uno de los lugares en los que él y su familia han parado es el propio Café Prima Pasta, un local de ambiente añejo, con las paredes cubiertas de fotografías y firmas de cantantes, famosos, futbolistas. «Le han gustado las pastas rellenas, el 'agnolotti rosso', la milanesa», dice Cea con orgullo.

«Voy a decorar el exterior de mi restaurante con una gran foto de Messi con la albiceleste»
Gerardo Cea
Empresario
Aquí, sin embargo, el rey sigue siendo Diego Maradona. Un mural con una foto suya -'Buen viaje, Diego'- domina el exterior del restaurante. Cea la puso el día en el que 'el diez' murió. «Tenemos una preparada de Messi con la selección cuando ganaron el Mundial. Pero me da pena bajarlo al Diego», confiesa Cea. Otros, como el restaurante argentino Fiorito, al otro lado de la bahía, ya han dado el paso y han levantado un mural de Messi junto al establecimiento. Viene una fiebre del oro con Messi en la que todo el mundo trata de darle un bocado al fenómeno: el salón de tatuaje 'Respect the Crab' corta y pega la imagen de Messi en sus redes sociales; la clínica dental Deluxe hace lo mismo, pero incluye a su mujer y a sus hijos en la imagen; el restaurante 'Flanigan's' recrea al ídolo bebiendo de uno de sus vasos; lo mismo que 'Sushi Maki', un local japonés que saca al futbolista corriendo hacia su local y escribe «cuando Messi encuentra su nuevo lugar favorito para sushi en Miami».
Todo es solo una anécdota en el impacto económico que Messi podría tener en Miami y en el fútbol estadounidense. Su contrato incluirá, además de un salario astronómico, una participación en la propiedad del club que aumentará con el paso de los años, un porcentaje de las ventas de Adidas -la marca de la que es imagen- en sus productos relacionados con la MLS y un porcentaje de las nuevas suscripciones a las retransmisiones de la liga. Los derechos están en manos de Apple, que contrató el año pasado ser la plataforma exclusiva para la MLS durante diez años por 2.500 millones de dólares (casi 2.300 millones de euros.
La actividad económica que Messi desatará en Miami -visitas, patrocinios, reputación- es todavía difícil de calcular. Pero ocurre en un momento en el que el sur de Florida se ha convertido en el puntal del deporte profesional de EE.UU.: los Heat de Miami llegaron a la final de la NBA contra todo pronóstico; también estuvieron en la final los Florida Panthers, de hockey sobre hielo; y los Dolphins del fútbol americano apuntan a tener una buena temporada el próximo invierno.
Apuesta por el fútbol
Messi será, además, la cara del último intento, quizá el más importante, de hacer despegar al fútbol en EE.UU. Pareció que iba a ocurrir en los setenta, cuando Pelé fichó por el Cosmos de Nueva York y se llenaban los estadios de todo el país para ver a 'O Rei'. Aquello duró lo mismo que el gas de una botella de champán. Dos décadas después, el Mundial de 1994 convirtió a EE.UU. en la capital del fútbol, pero tampoco acabó de enamorar al país. El desembarco de David Beckham -uno de los dueños ahora del Inter de Miami- en 2007 puso los mimbres para una MLS cada vez de mayor nivel y que ahora busca consolidarse con Messi. Su presencia se completará con la organización de la Copa América de 2024 y el Mundial de 2026, en el que se espera que haya unos ingresos de 14.000 millones de dólares (en el de 1994 fueron 235 millones).
De momento, lo que todo el mundo en Miami quiere es ver ya a Messi con los colores negro y rosa del Inter. «Nunca lo vi en persona. Es un regalo que justo venga a Miami poco después de que yo llegara de Argentina», celebra Guzmán, de vuelta en Buenos Aires Bakery, mientras sirve un bocadillo de milanesa para llevar. «La ironía es que ahora, por cómo se han puesto las entradas, no podré pagarlo. Ojalá pueda ir al menos a un entrenamiento».
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