La lista envenenada de Jorge Vilda

Federación y seleccionador tratarán de airear el irrespirable ambiente de la última concentración, en la que las jugadoras entendían que había que dar un paso adelante. Aunque la versión oficial es que las futbolistas no comulgan con la forma de Vilda de preparar los partidos, gestionar los minutos de las titulares o diferentes decisiones técnicas y tácticas contra las que se han rebelado, subyace un halo de misterio ante tanta contundencia en su anhelo de cambio. Las renunciantes no exponen abiertamente sus razones contra Vilda.

En la lluvia de argumentos a hurtadillas se desliza, entre otras cosas, que hay favoritismo del técnico con las jugadoras del Real Madrid, que no suscriben la protesta. La exinternacional Natalia Pablos dio más pistas esta semana en la Cope. La exjugadora del Rayo, Bristol o Arsenal apuntó al excesivo control al que se ven sometidas, y que supone una insana herencia de Ignacio Quereda, el exseleccionador al que obligaron a dimitir tras 27 años en el cargo. Entre las 23 firmantes de aquella carta enviada tras el Mundial de Toronto en 2015 estaban Sandra Paños y Lola Gallardo, dos de las futbolistas que ahora también han exigido una profunda remodelación de la selección. El patrón parece repetirse. Entonces las jugadoras justificaron su petición con un pequeño argumento, similar al actual: «La preparación del Mundial no ha sido la correcta, los amistosos inexistentes, la aclimatación escasa, el análisis de los rivales y la forma de preparar los partidos, insuficientes». Las futbolistas hablaban de «pérdida de confianza» aunque, en realidad, esta situación escondía algo más (posteriormente se denunciaron tratos vejatorios), lo que ha despertado cierta curiosidad en saber qué se esconde detrás del motín contra Vilda.

Se desliza el talante controlador y dictatorial del seleccionador durante las concentraciones como uno de sus grandes pecados y motivo del rechazo que han mostrado las internacionales que piden no ser convocadas. «No sé si en este caso hablan de situaciones de cierto control. En mi época lo viví, y no dejábamos de ser jugadoras en unas concentraciones, sabíamos lo que teníamos que hacer sin perjudicar el escudo», justifica Natalia Pablos, que pone un ejemplo en primera persona: «Yo no podía salir del hotel, por ejemplo, para comprar una postal, no podía salir sin el resto de mis compañeras».

Situaciones que ha podido corroborar ABC con el testimonio de jugadoras internacionales que prefieren mantenerse en el anonimato: «Nos obligaban a tener la puerta de las habitaciones abierta hasta que el seleccionador la cerraba personalmente. Yo eso lo he vivido. Me revisaban las bolsas si salía a comprar y no podía ir a tomar un café con mi familia si venía a verme a la concentración... El ambiente no era agradable, al final te causaba cierta desazón ir a la selección». «A las jugadoras se les tacha de caprichosas, pero lo cierto es que las tratan como a niñas cuando ya son profesionales, y eso es lo que están pidiendo», añaden.

De momento, la Federación mantiene su confianza en Vilda, confirmado como seleccionador para el Mundial de 2023, que se disputará en Australia y Nueva Zelanda. Es más, asegura que las futbolistas disidentes solo volverán a ser convocadas «si reconocen su error y piden perdón».

De todas formas, lo que está claro es que para estos dos partidos no estarán las quince renunciantes que enviaron el mail a la RFEF. Vilda debe buscar sustitutas para Lola Gallardo, Sandra Paños, Mapi León, Leila Ouahabi, Andrea Pereira, Aitana Bonmatí, Patri Guijarro, Mariona Caldentey, Claudia Pina, Lucía García, Ona Batlle, Laia Aleixandri, Amaiur Sarriegi, Nerea Eizagirre y Ainhoa Moraza, a las que se les suma Alexia Putellas por lesión. Por cierto, no se encajó bien que la Balón de Oro no utilizara el altavoz mediático que le confiere ser la mejor futbolista del mundo para pronunciarse públicamente. Para muchas compañeras no bastó su gesto de complicidad en las redes sociales y se le recriminó más compromiso con la causa.

No está claro el caso de Jenni Hermoso ni de Irene Paredes. La delantera madrileña se ha posicionado con sus compañeras pero sin renunciar a la selección. «Entiendo sus razones. Es evidente que es la consecuencia de un cúmulo de acontecimientos, comportamientos, decisiones, intentos fallidos y desgaste por intentar que la voz de la jugadora sea escuchada. Aunque no comparto las formas, sí empatizo con la necesidad de hacer algo ya que estamos en medio de una situación insostenible...», publicó el martes Hermoso. Tampoco Irene Paredes se ha borrado de la selección, aunque, como capitana, fuera una de las cabezas visibles del motín de las Rozas. No creyó necesitar firmar porque ya le dijo de palabra al técnico su posición.

Vilda facilitará una convocatoria obligatoriamente llena de novedades. ¿Se sumará alguna de las que llame a la rebelión? Curioso es el caso de Salma Paralluelo, que se cayó de la lista para el pasado Europeo por lesión y que fue figura en el Mundial Sub 20 conquistado en Costa Rica. Pertenece al Barça, el germen del motín, pero será citada (o esa era la idea). ¿Secundará o se desmarcará de sus compañeras? Las del Real Madrid van seguro.