Lamine Yamal, crecido dentro y fuera del campo

Con el pelo teñido de color oro refulgente, el Barcelona le posicionaba ante los medios de comunicación como a su jugador franquicia en la previa de uno de los partidos más importantes de sus últimos años. Una declaración de intenciones del club y una clara admisión de galones por parte del futbolista, que con sus declaraciones transitó entre la espontaneidad adolescente, la ambición y la arrogancia. «¿Crecido? Mientras gane no me pueden decir nada, cuando me ganen, sí», soltaba con un punto de altivez. Sus bailes tras la final de Copa, con dos gafas de sol en la cabeza y, sobre todo, su llamativo peinado («lo hago para entretenerme un poco, me aburro en mi casa y lo hago», justificó) le generaron algún que otro reproche. Pero sobre el campo de La Cartuja le bastó con dos asistencias en un partido mediocre en lo personal para decantar la final.

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Ya se llevó alguna que otra reprimenda cuando aseguró que «soy un futbolista de partidos grandes» tras anotar dos goles en dos encuentros consecutivos: ante el Benfica y en el campo del Atlético de Madrid. Aquella 'vacilada' tuvo continuidad al afirmar que «para el fútbol no hay edad, va de la calidad y la mentalidad; si estás preparado lo estás».

Solo han pasado dos años desde que debutara con el primer equipo. Fue ante el Betis el 29 de abril de 2023 y tenía 15 años y 290 días. Xavi era el inquilino del banquillo y el primero que apostó por él. El técnico de Tarrasa, más allá de por su calidad, quedó impactado por la tranquilidad con la que asumió el reto a pesar de su juventud. «No he tenido miedo, pero sí tengo la motivación y cosquillas en la barriga. El miedo lo dejé en el parque de Mataró hace tiempo», aseguró ante los medios en la previa del duelo ante el Inter. Rocafonda, uno de los barrios más humildes de España, le ha curtido: «No siento presión, tal y como me lo tomo afronto los partidos para disfrutar».

Lamine, a sus 17 años, acumula 99 encuentros, en los que ha sumado 21 goles y 33 asistencias para conseguir 71 triunfos, 13 empates y 15 derrotas. Y sigue pulverizando registros sin perder esa sonrisa adolescente moldeada por la ortodoncia de sus brackets. Es el campeón de Liga más joven de la historia del Barcelona (15 años y 305 días); el goleador más precoz de la historia del club en la Liga; el ganador más joven de la Eurocopa siendo elegido el mejor jugador del torneo; ha sido distinguido con el trofeo Puskas, con el Golden Boy, con el Laureus al deportista revelación del año y ya nadie duda que es uno de los favoritos para ganar en un futuro cercano el Balón de Oro.

Atrás queda su polémica con el exmadridista Van der Vaart, que criticó su actitud durante el partido de la Nations League entre España y Países Bajos disputado a mediados de marzo y al que respondió en el campo bajándose los pantalones. «Tiene 17 años y es muy bueno, pero me molestan un poco sus intenciones. Cuando recibes tantos elogios a los 17 años, también empiezas a creer que el mundo entero gira alrededor tuyo. Si luego añades gestos y piensas que eres una especie de dios, entonces podrías convertirte en una persona desagradable y eso perjudica tanto al jugador como al equipo», censuró el holandés.

Lamine tiene contrato con el Barcelona hasta el 30 de junio de 2026 pero su ampliación está pactada y se ejecutará en cuanto cumpla la mayoría de edad el próximo 13 de julio. Entonces podrá estampar su rúbrica en un acuerdo que supere los tres años que establece la FIFA para menores de edad. Firmará hasta 2030.

El azulgrana tiene entre ceja y ceja el triplete esta temporada. De momento ha ganado la Copa y tiene muy bien encaminada la Liga. Su partido cien puede ser clave en la Champions, una competición anhelada y que ya no se percibe como una utopía.