Trololo

Cuando lo leí me pareció la metáfora perfecta para definir el estado de excitación y alborozo incontenibles con que la gran mayoría de aficionados culés han recibido la noticia del pago al vicepresidente de los árbitros. Como a nuestro amigo Arthur a ellos también me los imagino cayendo desde el piso 19 ciegos de desinformación y cantando 'L'estaca' al pasar por el 14, 'Camins' al hacerlo por el 9, 'Paraules d'amor' al superar el 5 y 'Al vent' al dejar atrás el 2.

Supongo que abajo, con el Nissan para amortiguar el golpe, estará esperando Miquel Iceta, a la sazón ministro de la cosa esta del deporte, que el otro día confesó que no estaba siguiendo muy de cerca el Barçagate: claro, a él le tira más la alta política, la invasión de Ucrania, las difíciles relaciones entre Estados Unidos y China, el conflicto palestino-israelí… Los Negreira le sonarán a grupo folk alternativo como Edward Sharpe and the Magnetic Zeros. A Churchill le pasaba.

Estoy viendo que el Barça aterrizará en el mullidito asiento de cuero del Icetamóvil y éste se dará a la fuga dejando lo del cochinillo en anecdotilla. Entre los pisos 13 y 12, en plena caída libre, al club azulgrana le ha dado incluso tiempo para envolverse en la senyera y hacer proselitismo al grito de ¡el deporte saca la lengua!, otro ejemplo del impenetrable sentido del humor catalán. Es tal su seguridad que he llegado a pensar en la posibilidad de que ellos estén en lo cierto y los demás equivocados y que lo correcto sea pagar por la neutralidad.

También estoy convencido de que si el Real Madrid hiciera algo parecido recaería sobre él todo el peso de la justicia, quemarían contenedores, los independentistas se encadenarían a las puertas del Congreso y habría huelgas indefinidas en la sanidad y el transporte. Vamos, igual que con Franco pero medio siglo después. Así que, vosotros que podéis, sacadnos la lengua mientras cantamos Trololo.