El segundo palo
Meu desapego
«Sostienen que el mejor modo de enterrar los episodios racistas contra Vinicius tanto dentro como fuera de Mestalla es que el brasileño pida al fin perdón porque le llamaran mono»
Columna de Juanma Rodríguez: El abrazo
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Iniciar sesiónDel mismo modo que el PSOE piensa cerrar las heridas del golpe del 1-O del 17 con el estado de Derecho y la justicia rindiendo cuentas ante el huido Puigdemont, el periovalencianismo sostiene que el mejor modo de enterrar aquellos vergonzosos episodios racistas ... que se vivieron contra Vinicius tanto dentro como fuera de Mestalla y que colocaron a España en el centro de la diana de la xenofobia mundial es con una multitudinaria rueda de prensa en la que el delantero brasileño pida al fin perdón porque le llamaran mono.
Porque eso y no otra cosa es exactamente lo que sucedió, he vuelto a ver repetidas las imágenes: un nutrido grupo de cachorros del Ku Klux Klan gritando «¡eres un mono, Vinicius eres un mono, eres un mooono, Vinicius eres un mono!» ante la atenta (y, por cierto, pasiva) mirada de la policía nacional.
Ahí ni siquiera cabe el chusco eximente de la provocación previa salvo, por supuesto, que alguien pueda llegar a considerar chulesco o despreciativo el hecho de bajarse del autobús escuchando con los auriculares 'Meu desapego', de Ludmilla Oliveira. Yo, la verdad sea dicha, prefiero 'Seven', de David Bowie, pero la chavala tampoco lo hace tan mal como para insultar a sus fans por el color de su piel.
Con abogados defensores como estos periovalencianistas extraña bastante menos que el club de sus amores lleve tantos años en crisis económica y deportiva, con un nuevo estadio que lleva paralizado desde hace 15 años y en manos de un milmillonario singapurés que es incapaz de pronunciar fideuá. Los racistas le llamaron negro pero, después, ellos le han llamado tonto, Pinocho y se han burlado de él comparándolo jocosamente con Nelson Mandela. Y el asunto tiene de gracioso lo que yo de Obispo de Barbastro.
Para estos Einstein de marca blanca lo mejor es que Vinicius pida perdón a aquellos que le insultaron y que France Football borre la escena de los vándalos que le agredieron en Mestalla de un modo muy similar a como Stalin eliminó a Trotski de todas las fotografías en las que aparecían juntos. La imagen del Valencia no fue perjudicada por el futbolista del Madrid sino por aquellos que le insultaron y el modo de repararla no es convirtiendo a la víctima en victimario sino localizando a los vándalos e impidiéndoles entrar al campo de por vida. No hay peros ni peras que valgan ni Vini tiene tampoco la culpa de aquel gol de McManaman.
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