El segundo palo
Las cucharas de Laporta
«Xavi sigue. Lo hace tras haber empeñado durante meses su palabra en todo lo contrario, obligando al club a realizar un casting que se sabía de antemano que estaba condenado al fracaso»
Siempre nos quedará papá Real Madrid
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Iniciar sesiónEra cuando sólo había dos canales de televisión y el programa estrella se llamaba 'Directísimo' y lo presentaba el gran José María Íñigo. Esa noche llevó al estudio a un ilusionista llamado Uri Geller. El tipo se plantó allí, le trajeron una ... cuchara y, ante la atenta mirada de todo el mundo, empezó a masajearla delicadamente con los dedos pulgar e índice como si se tratara de una especie de fisioterapeuta del metal. El caso es que la cuchara pareció empezar a doblegarse, muy despacio al principio, como si sólo fuera un efecto óptico, y más aceleradamente después, hasta que, de pronto, ¡chas!, el acero inoxidable cedió fundido entre los dedos del psíquico israelí. Luego hizo otro truco con un reloj que, en mi caso, no funcionó, pero al día siguiente sólo se habló de Uri Geller y su cuchara. Se había paralizado España.
Laporta y yo somos de la misma generación así que, hace aproximadamente 50 años, el presidente del Barça sería otro crío pegado al televisor. Y como aún no había TV3, me juego pajaritos contra corderos a que esa noche estaría viendo a Geller doblar la cuchara con Íñigo en 'Directísimo'. Y se quedaría con la copla. Y es a lo que se lleva dedicando toda la vida desde el club, a doblar cucharas ante la atónita mirada de su embelesada afición. Un día dobla la cuchara del maniquí, otro la de las misteriosas cajas rojas donde al parecer (porque no las abrió) se encontraba la explicación del escándalo Negreira, al siguiente dobla la cuchara de La Gioconda con la camiseta culé, otro día funde la cuchara de la repetición del clásico y, por fin, la gran cuchara, la cuchara sopera, el cucharón de Xavi, su 'tour de force'.
Xavi sigue. Lo hace tras haber empeñado durante meses su palabra en todo lo contrario, obligando al club a realizar un casting que se sabía de antemano que estaba condenado al fracaso. Pero no hay cuchara en el mundo capaz de resistirse al masaje de los dedos índice y pulgar del presidente. Un poquito de amor desinteresado a los colores por aquí, otro poquito de proyecto ilusionante por allá, un pellizquito de Cubarsí, otro de Yamal… ¡et voilà!... la cuchara se romperá delante de nuestras mismísimas narices. Lo de Geller era un truco desbaratado por Johnny Carson en 'Tonight Show' dos años antes de venir a España, lo de Laporta no, lo suyo es un trato con su afición para tratar de olvidar que aún queda lo peor.
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