El segundo palo

Cagancho con Lamine Yamal

«Las llaves de Messi las tiene ahora él, con la única pero notable diferencia de que Lionel era un futbolista hecho y derecho mientras que Lamine es un proyecto de gran jugador»

Los traidores de Florentino

Flick y Lamine Yamal EFE

Marçal Lorente contó el martes en 'El Chiringuito' que Laporta presionó a Flick para que Yamal no fuera suplente ante el PSG en la Champions. Resulta que Lamine llegó tarde a otro entrenamiento y el entrenador, de la escuela de Lattek, tomó la decisión ... de dejarlo en el banquillo ante el equipo de Luis Enrique. Por cierto que al asturiano también le mandaron en su día al motorista cuando, envalentonado pero aún ignorante de la cruda realidad que le rodeaba, aseguró en rueda de prensa que allí no había más líder que él. El encargado de bajarle los humos fue Mascherano: señaló a Messi y le susurró al oído que en el Barça mandaba el argentino. ¿'Capicci'? Lucho fue dócil y ganó Liga, Champions y Copa gracias a Leo.

Laporta es reincidente porque ya le cambió una convocatoria a Xavi, que tuvo que incluir a Lewandowski, Araujo y Gündogan para un partido contra el Amberes. De todos es sabido que este hombre dirige el Fútbol Club Barcelona como si se tratara de una tienda de ultramarinos de la calle Muntaner, a eso lo llaman presidencialismo por allí. Pero aquí quien queda fatal no es Laporta, que ya ha tocado fondo, ni tampoco Deco, que al fin y al cabo es un mandado. Aquí el que queda como dicen que quedó el torero Cagancho en la plaza de Almagro es el entrenador. Renunciando a ser él mismo, pasando por el trágala presidencial, zampándose ese sapo acompañado por una deliciosa 'kartoffelsalat', asemejándose al león cobarde del Mago de Oz, Flick deja de ser Flick, pierde crédito ante el vestuario y deja bastante claro quién manda en su Barça. Daré una pista: no es él.

El control lo tiene, por supuesto, Yamal, un crío de 18 años (¡sí, sí, 18!) cuya última gesta ha consistido en publicar un vídeo dándose un garbeo en helicóptero mientras se recupera de una lesión. Las llaves de Messi las tiene ahora él, con la única pero notable diferencia de que Lionel era un futbolista hecho y derecho mientras que Lamine es un proyecto de gran jugador. Siempre he tenido claro que cuando Flick habló de los egos, así, en plural, se refería en realidad sólo a uno, en concreto al ego (pronúnciese 'i-goh' en inglés) de Yamal. Luis Enrique renunció a ser él, del mismo modo que Xavi no quiso ser Xavi. Y ahora la única duda consiste en saber cuántos órganos de Hans-Dieter Flick está dispuesto a ceder su propietario al Museo del Barça a cambio de seguir más tiempo en el banquillo culé.

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