De cara

Nico Williams en manos de Simeone

«Por eso hay que agradecer a Valverde que dejara a Nico ser como es, sin reinventarle. Las retinas y las vitrinas han salido ganando»

«Necesitaba el Athletic refrendar con un trofeo la conveniencia de su apuesta, su decisión de ir por libre renunciando de forma suicida a las ventajas que conceden las reglas»

Una Copa del Rey tan ansiada como balsámica para el Athletic

Nico Williams, en las celebraciones del Athletic en La Cartuja afp

Jugador o entrenador

La final de Copa coronó a Nico Williams como un futbolista diferente, atractivo y decisivo. No fue un descubrimiento, este chico viene de lejos pese a los 21 años, pero sí una confirmación. Rápido, profundo, regateador de amplio repertorio, imprevisible. Vinicius en versión reducida ... pero con mucho mejor carácter, sin la antipatía como lastre. Y con un entrenador detrás que potencia sus cualidades, que acepta sus características y les busca el mejor acomodo. Porque cuando irrumpe con tanta ruido un futbolista mayúsculo de estos siempre deja colgando la misma pregunta: ¿El mérito es del propio jugador o le corresponde más bien al entrenador?

Y hay que concluir que a estos niveles, aunque la materia prima es suya, el futbolista depende demasiado de su entrenador. Nico Williams es consecuencia de sí mismo, pero también de Valverde. Como lo es sobre todo su hermano Iñaki, pese a su discreta participación en el encuentro del sábado (irritante, vulnerable y fallón cuando le hacían jugar en Bilbao de delantero centro referencia, un puñal desde que llegó el Txingurri y lo mandó a un extremo para aprovechar su velocidad). O como Vinicius es consecuencia de Ancelotti, recuerden si no cómo le iba antes de la llegada del italiano. El técnico es una ayuda, un colaborador necesario, que a menudo, lejos de sumar, condiciona y perjudica.

Suelen restar los que imponen su sistema al retrato de sus futbolistas. Son estos últimos los que deben adaptarse al técnico y no al revés. Pongan por ejemplo a Nico Williams en manos de Simeone, que maneja mucho mejor el esfuerzo que el talento, y se encontrarán con un lateral de largo recorrido lleno de obligaciones defensivas que sumar a sus desafíos para desequilibrar en ataque. E igual surge de ahí un futbolista más completo, mejor, pero la estadística no lo cree. Los entrenadores empeñados en fabricar futbolistas de autor, diseñados a su medida, suelen lograr de ellos menos rendimiento que los que les permiten jugar a lo que saben; que les corrigen, sí, pero no les transforman. A mayor calidad del jugador, mayor riesgo de que puedan estropearlo las consignas de su jefe. Y es verdad que a la inversa también, Sin inspiración innata se reciben más fácilmente las instrucciones.

Por eso hay que agradecer a Valverde que dejara a Nico ser como es, sin reinventarle. Las retinas y las vitrinas han salido ganando. Hay método y plan en este Athletic ganador, es indudable, un vértigo organizado, pero sin afectar al afán de aventura de sus jugadores mejor dotados. Los movimientos trabajados les favorecen.

Un refuerzo al modelo

La final de Copa coronó también un modelo. Necesitaba el Athletic refrendar con un trofeo la conveniencia de su apuesta, esa vieja decisión de ir por libre renunciando de forma quizás suicida a las ventajas que supuestamente conceden las nuevas reglas. En San Mamés se decidió competir, a riesgo de hacerlo en inferioridad, sólo con los suyos. Acudiendo al mercado armado de billetes (no es de dinero de lo que se discute), pero con las fronteras cerradas. Dando valor al sentido de pertenencia (más allá de atajos y alguna letra pequeña) por encima de otras tentaciones. Y convencido, por más que el día a día y el paso de los años le estuviera contando con gritos de resignación que lo que en el origen fuese una potencia tendría luego el techo necesariamente muy bajo.

Los campeonatos le fueron sistemáticamente golpeando, pero lo siguió intentando. Sin perder la fe en Lezama y en el vecindario. 40 años pasaron quedándose en nada o en casi. Pero al final llegó el título. Consciente de que otros seguirán ganando más, pero sin disfrutarlo tanto. Con la satisfacción extrema de hacerlo a su manera.

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