Esbozos y rasguños
Tres nombres propios
Siempre he tenido debilidad por los llamados 'jugadores número 12'. Esos futbolistas que te sacan de cualquier apuro y a los que puedes recurrir en un momento de necesidad sabiendo que van a cumplir
A tres toques (01/02/24)
Y qué mas daba (27/02/24)
Brahim. Siempre he tenido debilidad por los llamados 'jugadores número 12'. Esos futbolistas que te sacan de cualquier apuro y a los que puedes recurrir en un momento de necesidad sabiendo que van a cumplir. Como le sucedía a Isabel Preysler con los Ferrero ... Rocher. Haciendo una analogía doméstica, diría que son los perfectos invitados en casa: les puedes llamar a última hora, sentarles con cualquier persona a cenar, se adaptan a todo, dan facilidades, traen el vino y encima te mandan al día siguiente un sentido mensaje de agradecimiento por la oportunidad brindada. Brahim es así: no se quejaba antes cuando Ancelotti dosificaba sus minutos con cuentagotas, no protesta ahora cuando le sientan nada más poner al Bernabéu patas abajo tras una gran jugada. Son los héroes silenciosos. Siempre dispuestos y con buena cara. Por esto mismo, mi premio individual favorito en la NBA es el que entregan al 'Mejor Sexto Hombre' de la temporada, ese jugador que no está nunca en el quinteto inicial, pero que logra ganar partidos desde un rol secundario. Solari, con pasado precisamente atlético, fue durante años uno de mis futbolistas preferidos por ser el perfecto ejemplo de jugador número 12: podía tapar la baja de Roberto Carlos, suplir a Figo, ayudar a Zidane o arreglar el césped durante el descanso. Daba igual. Todo lo hacía con buena nota y con buena cara, como ese vecino responsable al que acudes para pedirle la caja de herramientas y te acaba instalando la fibra óptica mientras tú te comes una manzana observando.
Llorente y la ley del ex. Uno ya no sabe si el Madrid tiene: a) muy mala suerte con sus ex, b) muy buena cantera, c) demasiados jugadores criados en sus categorías inferiores circulando o d) todas las anteriores respuestas son correctas. Pero desde la jornada 1 con Arribas siempre le termina marcando algún exjugador al Real Madrid. Esta vez fue Llorente, en el descuento, para que la puñalada doliera todavía más. Si creyera en este tipo de cosas, diría que también hay algo de karma en ese gol que mostró las costuras y la muy lógica falta de oficio, contundencia y entendimiento de esa pareja de centrales de guerrilla formada por Carvajal y Nacho.
Casillas. Dijo durante la retransmisión del partido que tal vez fuera buena idea que algunos exfutbolistas pudieran estar presentes en la sala VOR para dirimir ciertas jugadas conflictivas (como la del gol anulado a Savic), aportando su experiencia en el campo. Apoyo esa iniciativa. Especialmente si eso implica que pudiera cambiar la sala de comentaristas por la del VOR. En tal caso estaría dispuesto hasta a recoger firmas. Nunca dejará de llamarme la atención lo poco que transmiten ciertos jugadores analizando partidos con toda la experiencia y anécdotas que poseen. Confieso que mis expectativas con Casillas tampoco es que fueran precisamente elevadas, pero consigue que Mateu Lahoz a su lado parezca Cicerón. No es un trabajo sencillo, desde luego, y no todo el mundo vale para ello. Pero estas apariciones esporádicas con las que, supuestamente, se pretende dar color al partido lo único que consiguen es que uno hasta suspire con añoranza recordando aquellos partidos con el otrora denostado Míchel.