Italia planta cara a los ultras y pone fin a su impunidad en los estadios
Milan e Inter se unen en una lucha sin precedentes con un proyecto piloto contra el crimen organizado en el fútbol
Extorsiones, amenazas, reventa y asesinatos: el mafioso negocio de los ultras que tiene contra las cuerdas al Inter y el Milan
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Corresponsal en Roma
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Iniciar sesiónA falta de menos de un mes para el comienzo de los partidos en la Serie A, los clubes italianos, como ocurre con los del resto de las grandes ligas de Europa, continúan reforzando sus plantillas para afrontar una temporada que en ese ... país comenzará con novedades importantes y no solo por las caras de los futbolistas.
En una decisión sin precedentes, los dos equipos de la ciudad de Milán se han puesto por fin serios con sus ultras, que esta campaña tendrán mucho más difícil campar a sus anchas por el estadio de San Siro y tampoco disfrutarán de facilidades para desplazarse por el país, como ocurría hasta la pasada campaña. El inicio de una cruzada contra los radicales –uno de los grandes males que arrastra históricamente el fútbol italiano– como la que ejecutaron en su día el Real Madrid y el Barcelona y que acabó con la expulsión de las gradas de los Ultra Sur y los Boixos Nois.
El Milan y el Inter han dado un paso radical contra sus ultras, eliminando los beneficios que históricamente han venido disfrutando. Lo que se está gestando en San Siro, el icónico estadio compartido por ambos clubes milaneses, es una «revolución», según el diario 'La Gazzetta dello Sport'. Se trata de «un proyecto piloto para Italia», que busca erradicar la infiltración criminal y restaurar la legalidad en un espacio que, por demasiado tiempo, ha sido sinónimo de impunidad.
Diez años de cárcel para los líderes ultras de Milan e Inter: encargaron asesinatos, se adueñaron del estadio y causaron temor en San Siro
J. T.La sentecia explica que tanto la Curva Sur de Milán y la Curva Norte del Inter funcionaban como organizaciones criminales
La relación entre los clubes y sus ultras ha sido ambigua, con una convivencia tácita que otorgaba a estos seguidores radicales un poder desmesurado. La investigación 'Doble Curva', realizada por la Fiscalía de Milán y la Policía judicial, ha destapado la red de negocios ilícitos y los lazos con la mafia de los líderes ultras tanto del Inter como del Milan.
Como describe 'La Repubblica', en San Siro «había crecido una soberanía paralela, con reglas propias, castigos internos, alianzas y chantajes». Los radicales italianos han sido un poder paralelo en el fútbol, controlando desde la venta de entradas hasta la comercialización de productos y servicios, y tejiendo redes con la mafia, sobre todo con la 'ndrangheta' calabresa, una de las más poderosas del mundo gracias al tráfico de la cocaína.
La ilegalidad se convirtió en insostenible, especialmente después de los asesinatos de figuras clave como Vittorio Boiocchi, histórico líder de la curva norte del Inter (2022), y Antonio Bellocco, conocido ultra interista y vinculado a la 'ndrangheta', asesinado el pasado año por el exjefe radical Andrea Beretta. El pasado 17 de junio, el proceso 'Doble Curva' culminó con condenas significativas, incluida la de Andrea Beretta, quien recibió diez años de prisión. El fiscal Paolo Storari reveló que los ultras «formaron una especie de milicia privada» con sus propios líderes, «su estructura jerárquica, su territorio» –el estadio y sus alrededores– y «sus propias reglas».
En coincidencia con el final de este proceso, Inter y Milan se han visto obligados a adoptar una posición firme contra los ultras, esa que les ha faltado durante décadas. Ambos clubes han rechazado la renovación de abonos a cientos de «tifosi no gratos». Una iniciativa con la que se envía un claro mensaje: la impunidad ha llegado a su fin. El objetivo es eliminar de San Siro a los delincuentes y restablecer la legalidad en todos los sectores del estadio, incluyendo las curvas. Ya no se permitirá la existencia de 'zonas francas' donde las fuerzas del orden no entran y las familias o aficionados normales no tienen cabida.
Además de la negación de abonos, se están implementando otras medidas contundentes contra los radicales. Una de las más importantes es la prohibición total de la cesión de abonos a terceros en las curvas, una práctica que utilizaban para lucrarse económicamente con la reventa de entradas. Según la investigación, la Curva Nord del Inter utilizaba cerca de 200 carnés a nombre de personas ficticias para la reventa. Además, se instalarán cámaras de reconocimiento facial en los tornos de entrada, un sistema que convertirá al estadio de San Siro en un modelo de seguridad a imitar por otros campos de fútbol del país.
Un negocio millonario
La conexión entre los ultras italianos y las organizaciones criminales es un secreto a voces, un tema que Roberto Saviano, autor de 'Gomorra', aborda con claridad en un vídeo para el diario digital 'Fanpage'. Para Saviano, el fútbol es uno de los espacios «menos investigados y debatidos» en relación con el crimen organizado. Según él, las mafias son parte del fútbol italiano y han sido, históricamente, interlocutoras de los clubes. Saviano subraya que el verdadero negocio de los ultras no se limita al control de aparcamientos, venta de bocadillos o reventa ilegal de entradas. Estos son solo una fachada para el auténtico motor económico: el narcotráfico, que se blanquea a través de actividades secundarias, como la venta de mercancías o servicios de catering en los estadios.
El poder de los ultras, respaldados por las organizaciones criminales, se ha ejercido a través de un chantaje constante a los clubes. Como explica Saviano, «basta un coro racista o un lanzamiento de objetos al campo» para que una sociedad pueda ver un partido suspendido, sufrir multas o perder puntos en la clasificación. Los ultras pueden garantizar el orden o el desorden en los estadios, lo que les confiere un enorme poder. Los clubes, por miedo o por conveniencia, «rara vez denuncian». Las transcripciones de la investigación 'Doble Curva' revelan que los directivos del Inter de Milán «sabían todo» sobre las extorsiones y la reventa de entradas por parte de los radicales, pero «callaban. No por complicidad. Por miedo».
Un aspecto especialmente inquietante es el uso de los viajes de los ultras para el transporte de drogas. Los autobuses de aficionados, que recorren media Italia y a menudo son escoltados por la Policía para evitar altercados durante los trayectos, se convierten en vehículos ideales para el contrabando de notables cantidades de estupefacientes. Los controles policiales se centran en petardos y objetos peligrosos, mientras que la droga pasa desapercibida. El caso de Luca Lucci, líder de la Curva Sud del Milan, condenado a 10 años, es un ejemplo claro de esta conexión directa entre los líderes ultras y el narcotráfico. Lucci «gobernaba la curva como una empresa militar», con una «milicia privada» que asignaba tareas, castigaba disidentes y gestionaba negocios.
En definitiva, la 'revolución' en San Siro no solo es una cuestión de seguridad, sino una oportunidad para un cambio cultural que transforme el fútbol italiano. Es el momento de devolver el deporte a quienes verdaderamente lo aman, lejos de la sombra del crimen organizado. El tiempo dirá si la firmeza actual perdurará o es solo una iniciativa pasajera.
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