Fútbol
Islam y familia, el refugio de Ansu Fati en sus días más difíciles en Barcelona
El clásico de copa del rey
El delantero azulgrana, que no acaba de ser el mismo de antes de su lesión, apunta a la titularidad ante el Real Madrid este jueves tras la lesión de Lewandowski
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Ansu Fati calienta durante un partido
La lesión de Lewandowski con el clásico en el horizonte devuelve a Ansu Fati a la primera línea mediática, en la que vivía instalado gozando de los parabienes del éxito hasta que un fatídico 7 de noviembre de 2020 Mandi se cruzó en su ... camino. Atrás quedaron todos los récords de precocidad y comenzó un calvario en el que los hospitales, las camillas y los quirófanos formaban parte de su día a día. Cuatro operaciones de rodilla, un par de recaídas, 481 días fuera del equipo, 80 partidos sin poder jugar y muchas dudas sobre su futuro le mostraron la otra cara del fútbol. Ahora, recuperado, tiene todos los boletos para ser mañana titular en el Bernabéu.
Fati es consciente de que buena parte de la esperanza de los culés recaerá sobre él, aunque en los últimos nueve partidos solo sume 79 pírricos minutos y en Manchester recibiera la regañina del propio Lewandowski por quitarle de la cabeza el gol del empate en el último minuto. El atacante sigue buscando su mejor estado de forma, la chispa que parece haber perdido, y el don del gol, que le ha abandonado. «A veces creo que a la gente del Camp Nou que tanto me apoya, no le devuelvo lo que me dan», afirmaba resignado esta pasada semana.
Durante los malos días se apoya en Alejandro Balde, uno de sus mejores amigos en el vestuario. Y también en Eric García, al que conoce de su etapa en las categorías inferiores. De niño, mientras sus padres aún vivían en Herrera, pasaba días en la casa del central culé. Ahora viven todos en una casa en Sant Cugat del Vallés. Allí Ansu ha juntado a sus padres (Bori y Lurdes), a sus seis hermanos y a varios familiares más. Son todos una piña. De hecho toda la familia celebró su convocatoria con España para el Mundial de Qatar bailando música africana en el garaje de su casa. «La familia está muy unida y cuando uno sufre, sufren todos. Es mi mayor apoyo», asegura.
Y ciertamente la familia ha tenido un peso definitivo en la figura de Ansu. Con una decisión clave de Bori Fati hace poco más de una década, que iniciaba un viaje desde Guinea Bissau y lo acabó en una cuneta del sur de España para realizar trabajos del AVE entre Córdoba y Málaga. El pequeño Ansu llegaría poco después. Solo tenía seis años. Pese a su corta edad cuando llegó a Herrera (Sevilla) sigue sin olvidar las penurias que vivió en África, donde jugaba descalzo y construía un balón enrollando calcetines. La pelota descubrió su talento y le llovieron las ofertas. Tras estar solo un año en el Sevilla dio el salto al Barcelona. Recuerda Víctor Valdés, entonces entrenador del Juvenil, una anécdota de cuando conoció al joven futbolista: «Sus botas eran un desastre, estaban rotas y nadie se había dado cuenta. Yo sí y fuimos a comprar otras».
Leo Messi apadrinó su ascenso al primer equipo, con apenas 16 años y Fati le correspondió batiendo todos los registros de precocidad en la Liga, la Champions y la selección. Entonces aún iba andando a los entrenamientos y a ver los partidos del Juvenil, algo que trató de seguir haciendo hasta que le resultó imposible andar por la calle sin que se le echaran encima para pedirle un autógrafo. El idilio con los Messi se rompió coincidiendo con el burofax del argentino exigiendo su salida en 2020. Decidió romper con su hermano Rodrigo, firmar con Jorge Mendes y Leo le retiró la palabra.
Ahora soporta con estoicismo el peso que supone haber sido nombrado el heredero de Messi y lucir el diez en la espalda. Escogido como jugador franquicia, marca el nuevo límite salarial del equipo (para todos aquellos que han ido llegando al club después de 2021): 12 millones brutos fijos más otros cuatro en variables. Se refugia en la familia y en la religión para superar los baches. «Me ayuda la fe. Mi padre sí que tuvo que trabajar duro para que yo esté donde estoy. Mi familia es musulmana. En mis lesiones he rezado mucho», apostilla. Durante el Mundial se le vio ataviado con el tradicional Kafeya paseando por Qatar.
Esta temporada solo se ha perdido dos partidos aunque de los 34 restantes solo ha sido titular en ocho y únicamente ha completado dos. Xavi sigue dosificándole aunque no ha perdido la confianza en él. «Es intransferible», asegura. El entorno y los entendidos achacan a una cuestión psicológica su presunto mal estado de forma. Es el caso de Pedro Nieto, exfutbolista y comentarista de LaLiga y Movistar, que atiende a ABC: «No es un tema físico. El futbolista está bien y es un problema de gestión de vestuario. Ha tenido unas lesiones que se han alargado más de lo previsto y ha pasado de ser el niño mimado del Barcelona y estar en la cúspide a caer a un segundo plano. Eso hay que saber gestionarlo. Gavi, Pedri y Balde le han pasado por delante y eso afecta». Nieto profundiza: «El cambio de sistema le puede estar afectando también. Pero creo que es más un tema de aceptar más la realidad y aceptar tu rol en el equipo que algo físico». El Bernabéu será mañana una gran ocasión para que Ansu Fati se reencuentre consigo mismo y despeje sus fantasmas.