Fútbol
Iniesta, un adiós comercial en diferido
El manchego aprovechó sus cinco años en Japón, jugando con una exigencia menor, para ampliar negocios y desarrollar inversiones
Última hora de la retirada de Andrés Iniesta hoy, reacciones y el anuncio sobre su futuro, en directo
Andrés Iniesta se retira del fútbol
Aunque sea ahora, con 40 años, cuando vaya a anunciar su retirada definitiva, lo cierto es que ya hace bastante que Andrés Iniesta dejó el fútbol de máxima exigencia. Fue en 2018, poco antes de cumplir los 34, cuando el centrocampista anunció su adiós al ... Barcelona. El 20 de mayo de aquel año jugó su último partido vestido de azulgrana, ante la Real Sociedad. Y poco después vivió otra despedida, más amarga, al jugar sus últimos minutos con la selección española en el Mundial de Rusia. Entre medias ya había confirmado su fichaje por el Vissel Kobe, en una operación que además del reto deportivo sumaba otro aliciente. «La llegada de Iniesta a Japón dispara las ventas de su bodega en el país asiático», titulaba el portal económico Bloomberg a los pocos días del aterrizaje del manchego en el país del sol naciente.
Porque para que aquel fichaje llegara a buen puerto no solo se negociaron salarios y primas, sino también el destino final de buena parte de la producción del negocio familiar que el futbolista puso en marcha en 2010, y que no terminaba de despegar. Bodegas Iniesta llegó a acumular pérdidas de hasta 4,2 millones de euros, y gracias a la exportación de sus 16 variedades de vino, entre tintos, blancos y espumosos, pudo minimizar daños.
Fueron cinco años los que Iniesta pasó en Japón, a razón de 25 millones anuales, en los que su aportación al equipo fue disminuyendo poco a poco hasta caer de forma drástica en la temporada 22-23: 142 minutos. Aun así, el manchego se resistió a poner fin a su carrera y asumió un último contrato millonario en los Emiratos Árabes, otro mercado en el que expandir sus negocios. Porque al margen de la bodega, el de Fuentealbilla cuenta también con inversiones inmobiliarias y está al frente de Never say Never, una compañía global de entretenimiento y marketing con varios verticales, entre ellos uno dedicado a la inversión en empresas de diferentes pelaje: hamburguesas, bicicletas de gravel, ropa y calzado deportivo e incluso medios de comunicación. Una de sus sedes está en Kobe, donde ha organizado desde festivales de música hasta veladas de boxeo.
El lento adiós de Iniesta, prolongado durante años, ha tenido mucho que ver, pues, con esa mirada empresarial. Aparte de para jugar al fútbol, Iniesta ha aprovechado su estancia en Japón para hacer crecer sus negocios y diversificar sus inversiones. Su lento adiós ha tenido mucho que ver, pues, con esa mirada empresarial. Longevidad en el terreno de juego para sostener el conglomerado patrimonial con el que afrontar un futuro sin el balón en los pies.
Distintos modos de retirarse
Iniesta es solo uno más de los muchos futbolistas que apuestan por gastar sus últimos años en ligas menos competitivas. Cristiano, Messi, Xavi Hernández... son solo algunos ejemplos. El manchego añade esa vena comercial, pues también pensó en sus negocios a la hora de valorar el destino.
Contrasta con otras retiradas recientes, alejadas de ese paradigma. Su compañero en el Barça, Carles Puyol, dejó el fútbol tras finiquitar su última temporada como azulgrana. Lo mismo ocurrió con Gerard Piqué, que no dudó en dejarlo a mitad de temporada al verse sin minutos en su club de toda la vida.
También Toni Kroos hizo caso omiso el verano pasado a cualquier tipo de oferta llegada de destinos exóticos y se retiró con 34 años y aún mucho fútbol en sus botas. Y Muniaín renunció a un salario más elevado por cumplir su sueño de jugar en la liga argentina para disfrutar el ambiente de sus estadios.