partidazo
La lección de los Simeone: el hijo de...
«El tiempo ha dado la razón al Cholo y al jugador, y a muchos la eterna enseñanza sobre los prejuicios. No sólo los dos han hecho bien su trabajo, también han manejado la escena pública con una prudencia admirable»
Vinicius y Lamine, cuestión de presidentes
El Cholo Simeone y su hijo Giuliano, en un partido de la pasada temporada
Yo no soy hijo de... Entiéndase: de una figura relevante que haya podido abrirme paso en mi trabajo o en mi vida. Estoy muy contento con los padres que me tocaron, una lotería como otra cualquiera, y nunca tuve que lidiar con cuchicheos a mis ... espaldas de compañeros recelosos de mi procedencia.
Giuliano Simeone es hijo del 'Cholo' Simeone y se está saliendo en el Atlético de Madrid. Ha marcado dos goles en Liga y uno en Champions, ha dado cuatro asistencias y ha alcanzado la internacionalidad con Argentina. Giuliano es un Simeone en toda regla, una prolongación de su padre en el terreno de juego. Es luchador, solidario, siempre tiene una carrera más para su equipo. Es veloz como un rayo, un taladrador de espacios según Valdano. El jugador, quizá consciente de sus limitaciones técnicas respecto a jugadores contra los que compite, afronta cada partido como un examen final, como si su continuidad estuviera siempre pendiente de la última jugada.
Cuando llegó al primer equipo procedente de la cantera hubo quien dudó del Cholo, de un posible trato preferente. A mí me pasó justo al revés. Simeone no tenía ninguna necesidad de darle gloria a su hijo en el club al que él entrena, había opciones menos sospechosas para ambos. Apostó por él porque era un activo propio, porque era lo que habría hecho si Giuliano se hubiera apellidado Rodríguez. Y seguro que le dio más vueltas a su primera alineación que las que había dado jamás con nadie en sus equipos.
El tiempo les ha dado la razón a ambos y a muchos la eterna enseñanza sobre los prejuicios. No sólo los dos han hecho bien su trabajo, también han manejado la escena pública con una prudencia admirable. Para el Cholo, poseído en la banda, su hijo es una camiseta rojiblanca más en el campo a la que gritarle y exigirle. Cuando marca Giuliano el terremoto Simeone es de la misma intensidad que cuando lo hacen Julián o Llorente. No hay diferencia alguna, el Cholo no entiende de parentescos.
A Giuliano no le veremos nunca en la lista final del Balón de Oro, pero ahora mismo todos querríamos un jugador así en nuestro equipo. Cada partido está siendo una lección del padre y del hijo. Apuntemos para cuando vengan mal dadas y vuelvan a llamarle «el hijo del Cholo».