El uno por uno de la gran final: Lamine Yamal es inevitable

Flojo partido del brasileño. Bien sujeto por Koundé, apenas pudo sacar a relucir toda su calidad en la banda. Provocó un penalti que fue anulado por fuera de juego. Szczesny le volvió a privar del gol con una sorprendente doble atajada. Le faltó colmillo para marcar la diferencia.

Se movió como siempre, indetectable y dinámico, aunque no fue tan diferencial en la conducción ni en el golpeo, las dos claves que le han elevado como uno de los jugadores más letales del continente.

Al inglés siempre se le tiene que agradecer su esfuerzo defensivo y su despliegue físico. Su hacer en ataque también fue sobresaliente. Consiguió levantar a sus compañeros, empujarlos hacia la portería azulgrana y sus asistencias provocaron las mejores ocasiones merengues.

A su inestimable capacidad para mantener el balón en su posesión, sumó un gol estratosférico desde la frontal, imparable para el kilométrico Courtois. Una ocasión que él mismo provocó con un genial pase a Lamine Yamal. Es el timón del Barça y su dominio parece infinito.

Valentía pura. Cuando más sufría el Madrid, supo sacar el balón jugado y generar desde la defensa peligro para sus rivales. Su actitud y calidad es de central generacional.

Titular obligado por la lesión de Balde, puso mucho trabajo pero lastró al engranaje azulgrana por su falta de calidad en ataque. Aun así, demostró que es un jugador de lo más competente. A vida o muerte, toca confiar en el canario.

Siempre clarividente en la mediapunta, le faltó alguno de sus actos de genialidad para aumentar la ventaja de los catalanes en el marcador.

Empezó el duelo de centrocampista, posición en la que lució en el despliegue, grandísimo jugador de ida y vuelta. Tras la reconstrucción de Ancelotti en el intermedio, le tocó hacer de lateral derecho.

Ató a Vinicius, aguantó como un campeón y, en la prórroga, recuperó un balón en la frontal que, tras un disparo, supuso la victoria azulgrana. El lateral derecho es su sitio vitalicio.

Ancelotti le quitó la titularidad, forzó a Mendy y, tras lesionarse de nuevo el francés, al lateral zurdo le tocó bailar con Lamine Yamal. Tuvo suerte de que el extremo español no estuviese fino, porque su actuación fue bastante decepcionante. No pudo aportar en ataque y sufrió cuando tocaba correr hacia atrás.

Cuando tocaba mantener la tranquilidad, fue como un témpano. Cuando le tocó sufrir, fue todo un guerrero. Es el líder de la defensa del Barça y, en el duelo más complicado de la temporada hasta la fecha, no se arrugó. Salvó varios goles de los blancos.

Tras conocerse la ausencia de Mbappé del once titular, tenía una oportunidad de oro para hacerse notar. Fracasó y fue sustituido por el propio francés al descanso.

La fe que Flick tiene en él no estuvo justificada en Sevilla. Sobrepasado en defensa y poco decisivo en sus conducciones. Hizo una falta que le costó el empate al Barcelona.

Muy criticado este curso, el galo estuvo muy amplio, cubriendo todos los espacios que dejaban libres sus compañeros. Como colofón, hizo el 1-2 con un fantástico cabezazo. Quizás, en su mejor momento desde que llegó a la capital española.

La ausencia de Lewandowski quedó en el olvido. No fue muy determinante, aunque se vistió de salvador al hacer el 2-2 en el 84', cuando las esperanzas catalanas eran nulas.

Como en Getafe, fue decisivo. Salió desde el banquillo y dio la asistencia a Tchouaméni tras un fantástico saque de esquina. El balón se ralentiza cuando está bajo su posesión.

Una vez más, paró todo lo que pasó por su área aunque un fallo suyo provocó la remontada madridista. No se colocó bien en una falta lanzada por Mbappé y el parisino no dudó en fulminarle.

Sus problemas físicos no le privaron de ser el astro que es. Salió en el descanso y, con un genial tanto de falta directa, provocó la reacción de los de Ancelotti.

Arriesgó con Mendy y el lateral se lesionó al poco de iniciar el encuentro. Aun así, consiguió hacer relucir el espíritu de campeón de sus pupilos.

Obligado por las bajas, le tocó dar protagonismo a Ferran, autor del gol que forjó la prórroga, y a Martín, que supo hacerse grande en toda una final de Copa. Su relación con el Barcelona parece que va a hacer historia.