En Glasgow se habla japonés: el exótico peligro del Celtic

Cuando eso ocurre solo queda la imaginación para ensamblar equipos competitivos. Como demostró la película 'Moneyball', basada en hechos reales, engañar al sistema es posible si se sabe cómo hacerlo. Nunca podrán fichar a esos jugadores a los que todo el mundo mira, pero el fútbol es tan diverso que ofrece otros muchos a los que nadie está teniendo en cuenta y que pueden hacer subir el nivel. En el caso del Celtic ese mercado desconocido y por explotar lo encontraron en extremo oriente. Y si el club de Glasgow lo domina es, fundamentalmente, por su anterior entrenador, el actual técnico del Tottenham, Ange Postecoglou.

«Estuvo entrenando a Yokohama Marinos, quedó campeón, y en su tercera temporada fichó por el Celtic. Conocía muy bien la liga japonesa y aquí hay jugadores jóvenes con talento», explica Ricardo Rodríguez, entrenador español que llevó a los Urawa Red Diamonds a varios títulos nacionales y una final continental.

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No fue sólo por necesidad, el técnico grecoaustraliano encontró en el país del sol naciente futbolistas que se adaptasen a su estilo. «La verdad es que le ha salido muy bien porque eran jugadores muy del perfil de Postecoglou, de presión, intensidad, hambre… Luego él es capaz de sacar mucho rendimiento a las plantillas», relata Rodríguez.

«Se llevó lo mejorcito que había en Japón, como a Furuhashi, a quien yo recomendé a un equipo español, o a Maeda, al que lo intenté fichar para el Cerezo Osaka», explica Miguel Ángel Lotina, que también lleva años entrenando en el país. El delantero también es del gusto de Rodríguez: «Es un jugador que yo conocí aquí cuando estaba en Gifu. A los seis meses se fue a Kobe, tuvo un impacto muy bueno, le cambiaron de posición, empezó a jugar de delantero, como en el Celtic. Ha conseguido muchos goles y tiene una gran capacidad de presión».

Furuhashi, Maeda, Kobayashi, Iwaka, Hatate y los coreanos Hyeongyu Oh, Hyonjun Yang y Hyeokkyu Kwon forman parte ahora mismo de la plantilla del equipo católico de Glasgow. El año pasado fueron campeones de liga y Furuhashi, fue el máximo goleador del campeonato con 27 tantos. El propio Atlético ya comprobó en Celtic Park que son peligrosos.

«Son jugadores de nivel, que quieren esa oportunidad en una liga interesante como la escocesa, como un paso intermedio antes de ir a las más grandes de Europa», comenta Rodríguez. En Japón hay una liga competitiva y son jugadores bien valorados, pero una cuestión cultural les empuja a marcharse al viejo continente en cuanto les es posible. «Todos los jugadores japoneses quieren venir a Europa. Todos. Cobrando menos, aunque sea la mitad o menos, porque consideran que si están en Europa van a mejorar», explica Lotina.

«La mentalidad del jugador japonés es diferente a la del español, ellos no piensan en ganar dinero, porque allí no hay falta de trabajo, no tienen esa preocupación que a lo mejor tenemos los españoles. Te puedo poner el caso de Kento, que está en el Huesca y estuvo conmigo, yo sé que en Japón tenía ofertas por tres veces más de lo que cobra, pero no quiere volver», cuenta Lotina.

Además, los clubes ni ponen problemas ni piden mucho dinero. «No les ponen trabas, es algo inherente a la cultura japonesa, los dejan crecer y económicamente sus traspasos no eran excesivamente caros», cuenta Rodríguez. Lotina apostilla que es muy raro ver traspasos entre clubes de Japón y que rara vez suben del millón. Eso hizo que los fichajes fuesen de un precio moderado, no superando nunca los cinco millones de euros.

El nivel del fútbol japonés ha crecido. En el último Mundial su selección quedó primera en un grupo contra España y Alemania. Aunque nunca es justo generalizar, son jugadores distintos, hay algunas características que les definen. «Tienen calidad individual, pero ellos valoran mucho el trabajo de equipo, el ser fuertes como colectivo, que es algo que a mí me gusta mucho también, no depender de uno o dos jugadores», cuenta el exentrenador de Urawa.

Hay también algunos defectos por pulir. «Encontrar jugadores de uno contra uno es difícil, porque el error allí está muy penado y fallar les duele. Nosotros empezamos a decirles que driblasen, que no tuviesen miedo, y empezamos a cambiar un poco la mentalidad», se explaya Lotina.

El técnico vasco, que se encontró con ese choque cultural, vio que pocos podían arreglarlo como los propios japoneses: «Son muy muy trabajadores, excesivamente trabajadores. Allí los entrenamientos de muchos equipos son de cuatro horas, algo impensable aquí. Tienen mucha capacidad de mejora, cuando acaba el entrenamiento el 80 % de los jugadores se quedan trabajando. Si llegas al vestuario dos horas antes del entrenamiento la mitad de los jugadores ya están ahí y si te vas dos horas después del entrenamiento siguen ahí, no tienen ninguna prisa por irse a casa».

El pasado verano el Celtic, que tiene un twitter en japonés con más de 90 mil seguidores, hizo una gira asiática tratando de rentabilizar comercialmente su gusto por los jugadores allí nacidos. No fue ningún boom, de hecho el partido en Corea se tuvo que suspender. La rentabilidad, de momento, se demuestra más en goles que en la opción de abrir un nuevo mercado en el que vender camisetas.