El Getafe atasca al Barcelona

Xavi le pedía rapidez en el toque a Lewandowski y que no ralentizara el juego del equipo jugando de espaldas al segundo o tercer toque. El Barça, con pocas ideas ofensivas, con poca fluidez: hacía cuatro años que el no marcaba en Getafe, desde el mes de septiembre de 2019. Poca participación de Pedri, sus compañeros no le encontraban. Contundente defensa local, haciendo honor a su leyenda de equipo duro, por no usar otro adjetivo. Messi marcó el 2 de mayo de 2021 el último gol de falta del Barcelona y ayer Raphinha alargó la sequía al cuarto de hora. Con la suya fueron ya 37 golpes francos culés sin haber transformado ninguno.

El Getafe trataba de imponer un ritmo lento e interrumpido al partido para evitar que el Barça se encontrará cómodo en ataques más continuados. Era una estrategia lógica, pero de todas maneras, la falta de luz visitante no dependía del obstruccionismo local. Bordalás pedía a sus jugadores que no se precipitaran y Xavi se impacientaba por la cierta impotencia que mostraba su equipo. Partido tosco, rudo, gris, feo, más cerca de los intereses madrileños que los catalanes. Marrullero el Getafe, desconectado el Barça. Romeu en el 25 se aventuró con una jugada individual, dribling incluido, y disparo final demasiado cruzado. En la misma jugada Damián Suárez le soltó un codazo a Gundogan que estuvo entre la amarilla y la roja directa, aunque no vio ninguna de las dos.

Juan Iglesias tuvo a continuación la más clara del Getafe pero muy seguro Ter Stegen paró su disparo. A Soto Grado se le estaba yendo un poco el partido de las manos cuando a la media hora decretó la pausa para la hidratación. Xavi la aprovechó para reclamar más ritmo a sus jugadores y que pasaran más cosas. Raphinha tuvo enseguida la profundidad que justo le había reclamado su entrenador y chutó a romper pero respondió muy bien David Soria y rebote casi se marca el primero la defensa del Getafe en propia puerta. Pero cuando el brasileño se estaba convirtiendo en la referencia del ataque de su equipo se le cruzaron los cables y le soltó un absurdo e indisimulado codazo a Gastón, por el que sólo podía ser expulsado, como así sucedió. Raphinha ni se molestó en protestar la decisión del árbitro, que castigó las interrupciones locales durante la primera parte con un sorprendente aunque no injustificado añadido de 10 minutos.

Abde entró por Christensen y Portu por Mitrovic, que apareció en la grada con muletas y el tobillo muy hinchado tras el descanso. La nochw se equilibró a los 11 minutos de la segunda mitad. Cuando maca vio la segunda amarilla por una falta sobre Araujo. Indiscutible segunda amarilla que ni siquiera Bordalás no protestó. La expulsión animó al Barcelona y la noche se le puso propicia para llevarse los tres puntos. Cada vez vivía más cerca del área de David Soria -excelente el portero- aunque sin demasiada fortuna en el remate. Lamine Yamal y Ansu Fati salieron a calentar en otra demostración de que Xavi iba a por el partido. Pedri empezó a aparecer lo que no había aparecido durante la primera mitad: tocó 17 balones en los primeros 45 minutos y desde la reanudación hasta el 63 había tocado ya 15.

Le costaba un poco a Xavi hacer los cambios y el equipo no acababa de desatascarse. Las intenciones eran buenas y el propósito claro pero faltaba algún revulsivo. La desesperación acabó consumiendo al técnico Azulgrana, que fue expulsado por empujar levemente al cuarto árbitro. En la pausa de hidratación Borda las azuzó a sus jugadores llamándoles a ganar el partido. Finalmente, Xavi, desde el túnel de vestuario, se decidió a dar entrada a Yamal en sustitución de Oriol Romeu. Un niño al rescate para salvar un partido francamente incómodo. Ansu entró por Pedri y Gavi por Gundogan. Yamal se estrenó con una delicadísima asistencia que Ansu no pudo aprovechar.

El Barça no fue capaz de concretar sus ganas de ganar en ocasiones claras pero en último segundo Soto Grado le escatimó un claro penalti. Un año más de sequía culé en Coliseum.