liga bbva
Hacia el triunfo vestidos de frac
Cómoda victoria del Madrid, que no requirió pico y pala ante un rival muy acomplejado
No está muy clara la necesidad de estos partidos y, si seguimos por este carril, no está muy clara la necesidad de seguir jugando la Liga. ¿Para qué? Estos dos (Madrid y Barcelona) lo van a ganar todo y los que les vienen les llegan ... con tal complejo y temor que no dan ni el diez por ciento de lo que pueden ofrecer.
En el caso del Zaragoza, el pronóstico es peor. Se van a ir al hoyo o, al menos, tienen todos los síntomas porque es un equipo cariacontencido, poco animoso, incapaz de plantar un mínimo de cara a un rival bien armado y con actitud como fue ayer el Madrid. Los maños lo tienen muy claro, o muy oscuro según se miren: o espabilan o se van a Segunda, así de claro.
Dieron la cara cinco minutos, diez todo lo más . Luego, al primer amago del Madrid de «eh, que te meto», se refugiaron en chiqueros cual manso y esperó a que les dieran bofetadas por todos lados. El partido tuvo cierta intensidad, pero fue una vivacidad falsa, un ritmo que no engañaba a nadie. Siempre dio la impresión de que el Madrid jugaba con un chiquillo al que de vez en cuando le dejaba dar un arreón, algún regatito y un tiro para que no se echaran a llorar, pero también dio la sensación de que a poco que hiciesen sonar el motor aquello no tenía color.
Irrumpe Lass
Aun a menos de medio gas, el Madrid fue dueño del partido. No necesitó ni pico ni pala. Jugó todo el partido con frac, vestido de joyas y brillos que incluso debieron molestar a Mourinho, que es mucho más práctico que los fuegos artificiales a los que se dedicó su equipo durante demasiado tiempo. Menos taconazos y más búsqueda de la red rival. Todo eso sobraba ante un rival caído e inferior. Lo que fue digno de ver fue Lass, que dio todo un recital de profesionalidad y potencia, una exhibición impresionante de fuerza que derrumbó al Zaragoza entero con estrépito.
Es curioso el caso de este jugador, un hombre que ha estado mucho tiempo con pie y medio fuera del Madrid. De repente, irrumpe en el once titular por mor de sus entrenamientos —tremendos y demoledores—, y ahora va a ser difícil, por no decir imposible, que Mourinho le quite de ahí. Su labor oscureció hasta al mismo Xabi Alonso, y eso es mucho decir. Lass hizo además lo que se le pide a Khedira, que es lo que hacía en Alemania y no hace aquí: llegar hasta las últimas unidades del rival y disparar, apretarle para que no salga y asfixiarle sin darle un ápice de aire.
Lass fue un huracán: llegó, empujó, desbordó, se fue, disparó, enlazó y robó todo lo que pudo y más. El Zaragoza, ante tal remolino, sacó bandera blanca al minuto 14. Marcelo se dejó de boberías y se puso a jugar al fútbol, que sabe, y mucho. Metió un pase soberbio a Ozil, que parece que no está hasta que aparece, y entonces ya es demasiado tarde para el resto.
El gol derrumbó al Zaragoza, que estuvo a punto de la quiebra total. Marcó Cristiano en una barrera en la que se puso un compañero sin ningún rival detrás, y por ahí la coló. Luego, al comienzo de la segunda mitad, Di María marcó el tercero y lo demás fueron minutos de la basura. Tiempo para ver que Benzema vive en el purgatorio, un día glorioso y otro infernal, como el de ayer; para ver que Granero tiene ganas de volver a ser el Pirata y, sobre todo, para ver que en esta Liga sobran 18 equipos. Que se la jueguen a los chinos los otros dos.
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