LIGA BBVA
El Barcelona baila en el Coliseo
Arrolló a un Getafe indolente y errático que llegó más de una hora tarde al partido
eNRIQUE YUNTA
A modo de masaje recibió Míchel a Guardiola, con flores y piropos en un exceso de palabrería bonita cada vez más de moda entre los señores que habitan en los banquillos, y se llevó un bofetón sonrojante camuflado por el postrero e insuficiente arreón de ... orgullo local. Feliz por la alfombra roja que le tendieron, y pese a esos achuchones, tan placentera fue la visita del Barcelona a Getafe que en cinco minutos, superada la salida efervescente, se intuía cómo podía acabar la velada, nada bueno para los azulones.
No hubo contrincante para el campeón, infalible a domicilio y tremendo ahora que Villa ha visto la luz y se asocia con Messi con una facilidad que asusta. Con Alves, completamente suelto por la banda derecha, formaron un tridente vertiginoso que destrozó las ilusiones del desbravado Coliseo en el primer acto. Coser y cantar.
El Barcelona, después de lo de Copenhague, recuperó su estilo por imperativo legal y por las condescendencias madrileñas, solventado antes de tiempo un entuerto que se presentaba más complicado de lo que realmente fue. Le sobró más de una hora de partido porque en media hizo los deberes y anuló cualquier esperanza azul por querer ser noticia, alimentada la leyenda de Messi y su afán por dar de comer a los estadistas.
Lleva 46 tantos en los últimos 47 partidos de Liga y ha abierto el melón en 9 de las 15 citas de este curso. Para colmo, sonríe y se asocia con Villa, a quien le devolvió la asistencia para cerrar el pulso. En dos zarpazos, y después de merodear con insistencia y poco acierto la zona de Codina, impusieron la lógica.
Quiso apretar el Getafe en la reanudación, pero se sintió incapaz y llegó tan tarde al choque que cualquier esfuerzo fue en vano. Le sirvió el segundo tiempo para lavar mínimanente la imagen, pues en el primero corrió sin sentido y mal, llegando tarde a cualquier envite y ofuscado con el centro del campo azulgrana. Le respetan a Xavi los tendones y se beneficia de ello Guardiola, quien apostó por Mascherano para conceder algo de descanso a Busquets. Únicamente en los desconcertantes compases finales se inquietó el Barça, desnivelado por la expulsión de Piqué en la jugada del penalti que transformó Manu.
La reacción del Getafe llegó precisamente después de que Pedro ridiculizara a «Cata» Díaz y por momentos alguien pensó en la proeza al ver con más frecuencia a Valdés, pero nada más lejos de la realidad. El Barcelona, que en el fondo tuvo siempre controlada la situación y más después de que Boateng viera también la roja, se quedó corto y Messi pudo darse un festín a costa de los innumerables errores en cadena del Getafe, a quien le ha atrapado una tendencia preocupante. Fue demasiado fácil para el Barça.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete