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Del Frühlingsfest al Allianz Arena: Múnich es una fiesta
Múnich, en unos días de calor, cerveza y primavera soleada, celebra con alegría el partido del Bayern contra el Madrid, el clásico de Europa
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Iniciar sesiónEl cielo azul de Baviera, que estos días luce un sol espectacular y una temperatura de 25 grados, más propia de nuestro país que de Alemania, ha dado la bienvenida al Real Madrid a una ciudad que hace tiempo que dejó de ser ... una visita al dentista. De no ganar nunca en Múnich a hacerlo en los tres últimos partidos (0-4 en 2014, 1-2 en 2017, y 1-2 en 2018). De bestia negra a bestia blanca.
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La capital bávara vive estos días de finales de abril y principios de mayo con la felicidad de verse en unas semifinales de Champions, a pesar de la nefasta temporada en las competiciones domésticas, donde no ha ganado la Bundesliga tras once años consecutivos haciéndolo y cayó en la segunda ronda en Copa ante el Saarbrücken, un equipo de Tercera. Pero el Bayern es un mini Real Madrid en Champions. Siempre está ahí, peleando la competición, y con el apoyo de su gente, que está convencida en poder dar la sorpresa: «El Bayern es el Bayern», asegura su afición entre cerveza y cerveza.
Múnich vive estos días el Frühlingsfest, el hermano pequeño del Oktoberfet. Es la fiesta de primavera de la cerveza, que saca a relucir los singulares ‘outfits’ bávaros, mientras se degustan cervezas en sus característicos vasos de cristal de un litro de capacidad. Una vestimenta y una alegría que se extenderá este martes al Allianz Arena, donde los jugadores del Bayern han pedido a su afición que acudan de rojo al estadio y animen más que nunca al equipo: «Es un partidazo. Unas semifinales increíbles de Champions. Como entrenador y aficionado del Bayern tenemos mucha ilusión», explica Tuchel, que está ante su último mes al frente del banquillo muniqués y todavía puede irse por la puerta grande.
«Me motiva jugar contra el Real Madrid. Es un club muy grande. Y hacerlo en unas semifinales de Champions emociona a todo el mundo que le gusta el fútbol», cuenta Kimmich, uno de los que se ha encargado de arengar a su afición para que haga del Allianz Arena una caldera. A eso ayudará los muchos litros de zumo de cebada que se consumen estos días en Múnich, y la ilusión de jugar una final de Champions, algo que no sucede desde 2020, cuando ganó su sexta orejona en plena pandemia, sin aficionados en las gradas. Eso, por suerte, ya forma parte del pasado. Ahora hay cerveza, solazo y un clásico de Europa con un estadio a reventar. Múnich es una fuesta
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