los CROMOS DE NIETO / recuerdos DE EUROCOPA
Marcelino: café, copa y puro
España consiguió su primer título frente a Rusia, doblemente culpable
El 'Niño' del Prater
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Fue en mayúsculas el primer título de España. Aun con el NO-DO y a trozos, los más jóvenes vemos a ese equipo en otra dimensión; sobre o bajo tierra.
Siempre le dedicamos al menos una oración silente, que el tiempo ... pasó de modo tal que hizo a los titanes del estadio de Chamartín una gallofa de héroes que son hoy polvo enamorado, olvidados por jugar en aquel tiempo y por aquel país.
España llegaba a la final, y llegaba mediatizada por la relativa permisividad de las autoridades de que en suelo patrio hubieran de jugar potencias refractarias en lo político: España no podía cerrarse más. La 'lucecita' ferroliana del Pardo vio de este modo la oportunidad, y España, años 64, celebró medianamente algo entre tarde y en casa.
La cosa fue así. URSS en la final defendía su título, el hoy Bernabéu abarrotado más de lo aconsejable. Casi cinco años atrás había venido Eisenhower y faltaba poco para la explosión frutalmente propagada de las suecas.
Rusia, ya decimos, era culpable doblemente. Los más pequeños de cuando entonces se acuerdan de fogonazos del partido en el principio de la memoria histórica, Los que ya no están, escribieron a sus nietos del gol primero de Pereda, de la inmediata remontada de Jusaínov. Y todos, los que están y los que no, vivieron décadas del centro del propio Pereda y el remate de cabeza, adentro e indiscutible, de Marcelino.
España sacó su primer título continental, y muchos no vimos algo igual hasta el gol de Torres en el Prater. Era una España que se coloreaba sin colorear el presente gris. Del cabezazo de Marcelino queda una foto sometida al paso del tiempo del plomo en la instantánea.
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El gol de Marcelino marcó: café, copa y puro en los bares con radio. España fue mucho esa tarde en el Bernabéu. Del solitario tanto ruso no se acuerda nadie; tampoco del guardameta soviético, la Araña Negra, que vino al césped del hockey hielo.
Murió su mito arácnido de infalibilidad. Se le dio a Rusia en lo más sagrado; no había estepas ni nieve. Fue en mitad de la Meseta recalentada.