La redención de Andriy Yarmolenko

Como fiel reflejo de la vida misma, la historia del fútbol está llena de jóvenes que prometían tocar el cielo y contra pronóstico resultaron ser mortales. La lista es demasiado larga: Bojan, Jesé, Robinho... demasiados chicos que vivieron situaciones en las que las lesiones, la poca profesionalidad, los problemas psicológicos o la fortuna ganaron el pulso al talento. Andriy Yarmolenko (San Petersburgo, 1989) apuntaba a ser otro juguete roto, pero a sus 31 años, el extremo ucraniano está alcanzando su cenit futbolístico: es uno de los protagonistas de la clasificación de su selección a los cuartos de final de la Eurocopa por primera vez en su corta historia como país. Hoy espera Inglaterra.

Andriy, de padres ucranianos, nació en San Petersburgo pero muy pronto aterrizó en su patria, solo dos años después tras la caída de la U.R.S.S. Creció en Chernihiv, una pequeña ciudad del norte de Ucrania donde comenzó a jugar al fútbol en las calles. Su habilidad llamó la atención de una escuela formativa local, donde enamoró a los entrenadores y se empezó a fantasear con su futuro. En consecuencia, el Dinamo de Kiev avistó su talento y le reclutó para su academia cuando solo tenía 13 años. Llegaba al mejor equipo del país como una promesa ilusionante, pero ni se adaptó a la capital ni a los métodos de entrenamiento. Así, el chico decidió volver al abrigo de sus padres y fichar por el club de su ciudad, el Desna Chernihiv. Tras jugar en las inferiores del club norteño, con 17 años debutó e impresionó en Segunda división.

El Dinamo volvió a la carga y le ofreció un contrato profesional. Así, en su vuelta a Kiev explotó como un extremo total que aseguraba goles, asistencias, potencia y verticalidad; un espectáculo que los grandes clubes continentales no tardaron en contemplar. Mientras media Europa le deseaba, en su país, endiosado, le comparaban con la mayor leyenda del fútbol ucraniano y actual entrenador de la selección, Andriy Shevchenko .

Pero pasaban los años y Yarmolenko no salía de Kiev. El Chelsea de Mourinho (2013) intentó varias veces su fichaje, pero por algún motivo de difícil explicación, el extremo no se marchó a una gran liga hasta 2018, cuando fichó por el Borussia de Dortmund . Tenía 29 años y las comparaciones con 'Sheva', que había maravillado en Milán, empezaban a ser dañinas. En Alemania, pese a un inicio esperanzador, no gozó de un papel principal en el equipo y pidió el traspaso a final de temporada. El West Ham inglés pagó 20 millones de euros por él, pero en el este de Londres todavía no ha mostrado su mejor versión: una espiral de lesiones le han privado de emocionar a una afición 'Hammer' que ha disfrutado de algunos destellos del ucraniano; golazos y partidos determinantes puntuales que se pierden en el horizonte de una temporada repleta de partidos.

Sin ir más lejos, esta temporada pasó el coronavirus y superó una lesión de ligamento en la rodilla, inconvenientes que solo le han permitido disputar 362 minutos en Premier . Un papel residual para un chico que aspiraba a todo pero que no encuentra su sitio en Olimpo del fútbol europeo.

Sin embargo, los baches en su campaña inglesa le han permitido llegar a su máximo nivel físico a la Eurocopa. Además goza de la confianza plena de Shevchenko, es el capitán y el líder del vestuario y está jugando de fábula. En el debut de su selección en el torneo frente a Países Bajos, Yarmolenko firmó su gol más característico: un estético zurdazo desde fuera del área al palo más lejano tras una conducción en perpendicular desde la derecha. Una escena que, a semejanza de Arjen Robben , ha repetido en multitud de ocasiones.

En la victoria ante Macedonia del Norte, Yarmolenko volvió a anotar y repartió su primera asistencia. Pero los malos presagios llegaron tras la derrota frente a Austria en el último partido del grupo C. Se clasificaban como terceros, sí, pero los octavos parecían el límite racional del grupo. Su selección nunca había pasado a cuartos y la prensa ucraniana, desesperanzada, cargaba contra el juego de los suyos y la edad del capitán. « Cuanto más escriben los periodistas que soy viejo y que no puedo jugar al fútbol, más me motiva trabajar y demostrar a mis críticos que no es así . Hacedlo más, me ayuda a mejorar», les dedicó el zurdo a sus detractores en rueda de prensa.

Pese al clima de inestabilidad que suscitaban los ucranianos, contra Suecia en octavos protagonizaron uno de los mejores encuentros del torneo. Obviamente, Andriy dejó su huella con una bellísima asistencia a Zinchenko . Tras el tardío gol en la prórroga de Dovbyk, Ucrania alcanzaba los cuartos de final. Un genial partido en fase ofensiva, con Zinchenko, Shaparenko y Yarmolenko rindiendo al máximo.

Tras su hito histórico, la selección eslava llega sin ninguna presión al Olímpico de Roma. Los ingleses, por primera vez en décadas, son los máximos aspirantes al título, pero los de Shevchenko tienen argumentos para soñar.