La soledad de España en Londres, no está ni Manolo el del Bombo

Cualquiera que desee ir a Wembley , ya sea desde España, Italia o Dinamarca (los tres países están en la lista ámbar del semáforo epidemiológico con el que actúan), debe cumplir con una cuarentena de diez días, reducible a cinco si se aporta un test adicional según apuntó el Gobierno británico el pasado domingo. Es decir, ha quedado una Eurocopa para el disfrute de Inglaterra (jugaría seis de siete partidos en casa) y de su gente, entusiasmada con la evolución de su equipo y con la venta de entradas funcionando a todo trapo, aunque todavía hay disponibilidad para el duelo entre España e Italia (la más barata, 85 euros).

Se permite la presencia de 60.000 personas en el templo inglés, pero no habrá mucho español, sobre todo no lo habrá viniendo desde la península. Llegar a Londres ya es de por sí una odisea hasta para los periodistas, y eso que tienen algunas facilidades por contar con la acreditación propia de la UEFA , así que muchos aficionados han desistido porque todo son complicaciones y pegas. La Eurocopa está siendo una pesadilla a nivel burocrático, pero Londres se lleva la palma. Los enviados especiales tienen que mandar una carta a la Federación Inglesa acreditando que se va a trabajar. También hay que enviar otra carta a la UEFA para quedar liberados de la cuarentena, pero se debe cumplir con el ‘concepto burbuja’: solo salir del hotel para trabajar. Además, se debe llegar con dos tests PCR ya contratados en farmacias de Londres (para el segundo y el octavo día de permanencia en suelo británico, si es que se cumplen, que se realiza uno mismo y que lo envía por correo al laboratorio de turno) y a partir de ahí se facilita un código a partir del cual se debe rellenar un interminable formulario que exige el Gobierno para entrar en el país. Para rematar, antes de entrar en el campo hay que hacerse otro test. Es desesperante, y eso que la prensa, dicho está, no tiene que cumplir con el engorro de la cuarentena.

Con este escenario, l a Federación lanzó este lunes la campaña ‘We need you’ con el objetivo de animar a los españoles residentes en tierras británicas para que acudan al estadio. «Es más importante que nunca que todos los que puedan den su aliento y ánimo a España en un momento tan importante y en un partido que decide el pase a la gran final de la Eurocopa», apuntan desde Las Rozas.

Hay malestar por cómo se ha gestionado la Eurocopa en territorio británico, un mosqueo que se hace extensible al resto de países porque son muchos los que han alzado la voz quejándose de las restricciones impuestas en Londres . Sobre todo cuando se cae en la cuenta de que la UEFA dispone de un paquete de 2.500 entradas para gente VIP (la FEF tendría unas 100) que queda exenta de cualquier restricción, una medida que tuvo que aprobar Boris Johnson pese a su disconformidad porque se insinuó con la posibilidad de que las semifinales y la final fueran a Budapest si se ponían demasiadas trabas en la ‘city’ a esa gente tan importante.

España no es de los países que más moviliza en esta Eurocopa, ni mucho menos. Sin que se notara demasiado, fue local en Sevilla, en donde la media de espectadores era de 12.500 y muchos se cebaron con pitos a Morata y al resto del equipo. A Copenhague no se llegó a 2.000 aficionados (ganó Croacia por goleada en ese aspecto) y a San Petersburgo fueron solo 499 (Suiza tuvo 592). En Londres, de momento, no hay cifra oficial. Ni siquiera Manolo el del Bombo estará en Wembley , y eso sí que es noticia. «Aquí estoy, en el sofá de mi casa porque me dijo la Federación que era imposible. A ver si para la final se puede llegar a un acuerdo o algo», comentaba a ABC el aficionado más universal de España, un reclamo en cada campo porque nadie se hace más fotos que él.

Se intuye, pues, una semifinal sin el grupo de hinchas disfrazados de torero y sin el «¡Que viva España!» sonando a todo trapo por las calles de Londres, que suena siempre en cualquier rincón del planeta como si no hubiese otra canción más representativa.