Griezmann salva los muebles ante Hungría

A pesar del empate, no decepciona Francia, que asegura espectáculo en todos sus partidos. Luego puede conseguir la victoria o caer derrotada pero lo hace fiel a un estilo definido y a una apuesta por el juego ofensivo y por la creatividad. Claro que tiene a los futbolistas idóneos para ello. Con Griezmann, Benzema y Mbappé en ataque o Rabiot, Kanté y Pogba en la medular. Velocidad y calidad. Los de Didier Deschamps se enfundaron ante Hungría la camiseta de los Globetrotters para ofrecer disfrute, intensidad, ocasiones y espectáculo. Pero los galos no lograban plasmar su superioridad en la primera parte. No importaba. Ni siquiera el gol por sorpresa de Attila Fiola en la prolongación del primer acto hizo sufrir por el triunfo francés. se interpretó como un leve accidente. Un contraataque iniciado precisamente por el futbolista de MOL Fehérvár, que robó un balón en el centro del campo, tiró una pared con Sillai y ubicó el balón dentro de la portería de Lloris. El único despiste de los 'blues' , la única ocasión magiar y la sorpresa en Budapest. Están a años luz los húngaros de aquel 'Equipo de Oro' que maravilló en los años 50 (con Puskas, Czibor, Kocsis y Bozsik) pero siguen mostrando esa querencia por el espectáculo y el buen gusto futbolístico . Conscientes de su inferioridad, si tienen que caer quieren hacerlo tratando bien el balón.

Hasta entonces el dominio y las ocasiones habían sido francesas. Griezmann , mucho más entonado que cuando viste de azulgrana, siguió fallando como cuando juega en el Camp Nou. A los 13 minutos erró incomprensiblemente rematando al cuerpo de Gulácsi cuando el portero ya estaba batido. No obstante, el árbitro señaló fuera de juego. Le siguió Mbappé (min. 16) que remató ligeramente desviado un buen centro de Digne. El delantero del PSG decidió mostrar sus galones y tiró de jerarquía. Con Hungría encerrada , volvió a cabecear alto. Triangulaban bien los de Deschamps, se gustaban en las cercanías de Gulácsi pero se adornaban demasiado en pases que desbarataba la contundente defensa húngara. A la media hora perdonó Benzema tras una triangulación del mejor tridente del momento: gran pase de Griezmann a la espalda de la defensa, control de Mbappé que asiste a Benzema de tacón y éste remata mordido. Y dos minutos más tardes fue Mbappé el que provocó el ay de la grada desbordando con pasmosa facilidad tras recibir en la frontal del área y sin aparentes espacios. El delantero del PSG siguió asediando al meta magiar con otro disparo al lateral de la red en el minuto 36. Se marcharon los dos equipos a las duchas con el desconcierto de Francia, que había encajado un gol tras cinco partidos manteniendo la puerta a cero, y la alegría de Hungría , que con su zarpazo regresaba a la vida y soñaba con el pase a octavos.

Antes, no obstante, un incidente demasiado importante como para obviarlo. Ya son demasiados avisos los que les está dando el fútbol a la UEFA , que sigue exprimiendo el calendario aferrada a unas ubres que ya no dan más de sí. La semana pasada fue Eriksen el que vio peligrar su vida tras un paro cardíaco (el organismo europeo permitió que el partido se reanudase con el danés en el hospital tras haber recibido reanimación cardiopulmonar en el campo). Hoy le tocó a Ádám Szlaki escenificar las duras condiciones en las que tienen que jugar. El capitán de Hungría, que minutos antes había recibido un golpe en la cabeza, se desplomó sobre el terreno de juego víctima de un golpe de calor. Solo habían pasado 25 minutos y tuvo que ser sustituido por Nikolics. Se retiró a vestuarios visiblemente mareado reabriendo el eterno debate sobre la exigencia a la que está sometido el fútbol profesional de élite. Sin duda, el calor y la humedad en el Puskas Arena no era el idóneo para la disputa de un partido de esta exigencia pero el fútbol hace ya mucho tiempo que dejó de ser un deporte para convertirse en un negocio intransigente y muchas veces, incompatible con el espectáculo.

Si Francia, que se sabía superior, había salido a disfrutar y a cumplir el expediente ante la selección más débil del grupo, el gol encajado les espoleó para subir una marcha más y cercar la portería magiar. Diez minutos y Deschamps apostó por el desborde y el uno contra uno. Dio entrada a Dembélé mientras el estadio celebraba la momentánea victoria húngara. Qué imagen más extraña la de ver 55.000 personas hacinadas, sin mascarillas ni camisetas, botando en las gradas. Qué ganas de alcanzar la ansiada normalidad. A todo esto, Demebélé tardó un minuto en generar una ocasión de gol. La mandó al palo. El delantero del Barcelona, imprevisible, es uno de los jugadores que marcan la diferencia en estos momentos. No obstante, el galo también dejó constancia de su fragilidad muscular , la misma que le ha amargado desde que fichó por el Barça. Dembélé tuvo que marcharse en los instantes finales con visibles muestras de dolor. Quién sabe si este contratiempo impide un jugoso traspaso este verano.

Y llegó el gol del empate sin que sorprendiese a nadie. La defensa de Hungría adoleció de falta de contundencia tras lanzamiento largo de Lloris y ahí apareció de nuevo Mbappé, para meterse entre los zagueros, pelear el balón y llevárselo. Su pase dentro del área llegó a Griezmann, que marcó a placer y se convirtió en el primer jugador que milita en LaLiga en anotar un tanto en esta Eurocopa. Qué razón tiene el azulgrana cuando se reivindica y solicita jugar en su posición habitual. Ya está a cuatro goles de Platini. Seguro que Ronald Koeman tomó buena nota si estaba viendo el partido, tanto como que Florentino se ratifico en su intención de fichar a Mbappé. El francés es ahora mismo la pieza que puede permitir que el Real Madrid recupere su hegemonía en España y en Europa. De hecho pudo conseguir el gol del triunfo (min. 82) pero Gulácsi lo impidió.