España golea sin lustre a Chipre y casi se asegura el primer puesto del grupo

En el casting para la Eurocopa, Luis de la Fuente rebaja la fuerza de los carteles. Descarta para el partido con los chipriotas a Rodri y Gayà. La ausencia, sobre todo del primero, denota que es periodo de rastreo y examen. El eje del Manchester City es crucial en este equipo por su lucidez en la comprensión del juego, al anticipar las ideas y en la limpieza del balón al aclarar las jugadas. España no es lo mismo sin Rodri por más que Zubimendi sea un sustituto potable. La pelota no circula con la nitidez habitual.

Prueba el seleccionador a Grimaldo, el lateral del Leverkusen, y el experimento tiene buena pinta. Jugador interesante, expansivo, con buen pie izquierdo, claro y rápido en ataque, por demostrar su eficacia defensiva puesto que Chipre es un rival inexistente, un mundo de diferencia entre ambas selecciones.

Pau Torres, otra de las novedades en la alineación, no jugaba con la selección desde el Mundial de Qatar. Y sigue pareciendo lo mismo que entonces. Un defensa de mentón frágil, poco contundente en su labor celadora, sin mucho cuerpo que imponer al rival y, eso sí, una zurda deliciosa al nivel de cualquier centrocampista creativo. De la Fuente concede minutos Joselu, futbolista honrado que no engaña: llega hasta donde llega, muchas veces más de lo que se antoja puede ofrecer. Un buen suplente con el que nadie piensa ganar una Eurocopa.

Otra cosa es Lamine Yamal, solo 16 años, cuerpo en formación, músculo por crecer, finísimo delantero con aire a Dembelé que conduce primoroso con la izquierda, amaga a tiempo, sale veloz por cualquier lado y marca el primer gol en un par de engaños de barrio, de campo de arena, a la antigua, Maradona con Juan José en el Bernabéu sin pretender ninguna comparación con el astro argentino. Un jugador para soñar.

España se marcha al descanso con tres goles y una lesión, Oyarzábal se percata a la primera de que algún músculo ha chascado en el intento de cazar un pase adelantado. Antes consigue un gol de futbolista refinado, el pase inteligente de Grimaldo y el toque suave del realista. Sale Rodrigo Riquelme, una esperanza de futuro más para un equipo en construcción y con pulso joven.

El tanto de Joselu es un exabrupto en el fútbol profesional, tan cándida la defensa chipriota que permite el aclarado y un gol casi a puerta vacía del madridista en un lanzamiento de córner.

En la segunda parte la selección abandona toda ilusión de capitalizar una buena tarde fútbol, que había empezado con cierto lustre. El flujo de juego por el centro del campo cae sin que sea achacable a los cambios (Aleix García y David García ingresan en el campo), pero Chipre se levanta con ánimo y decide sacudirse los complejos.

La selección se evapora en ese segundo acto. Solo la banda izquierda mantiene un nivel de intensidad alto, algún fogonazo imprevisto y un empeño considerable. Entre Grimaldo y Riquelme construyen una pista de despegue que no termina de cuajar porque el sentido general del juego es cadencioso, sin mayor estímulo. Zubimendi solo transporta el balón de lado a lado.

La desaparición más notable, por lo luminoso que es su fútbol, corresponde a Lamine Yamal. El chaval de Mataró se esfuma sin participación y también sin decisión con el balón en los pies. Con 16 años tiene todo el tiempo del mundo para aprender, por más que el fútbol sea un AVE que circula a toda pastilla.

Marca Chipre porque lo merece su juego, un gran pase con finalización de Pileas. Un pequeño borrón para una selección española sin chispa.