España exhibe quilates ante Suiza

Funciona de maravilla esta selección, cada vez más convencida de que puede volver a conseguir grandes hitos y de que es, sin duda, el rival a batir. Todas quieren ganar, bajarla de esa nube en la que se instaló en Sídney, pero son ya cuatro partidos de la Nations League y cuatro impecables puestas en escena. Se sufrió contra Suecia (3-2), se desató contra Suiza (5-0), no bajó los brazos ante Italia (1-0) y volvió a disfrutar y a hacer disfrutar contra las suizas.

Buscaba Tomé velocidad para evitar el atasco que se vivió contra Italia. En el ataque, Salma por la izquierda y Jenni por el centro, cuando en Salerno tuvieron su oportunidad solo en la segunda parte. Y la táctica funcionó. Porque hubo presión made in Spain desde el saque inicial y a los cuatro minutos llegó la primera recompensa. Apretó Jenni a Buhler y esta se enredó hasta conceder un saque de esquina. Abelleira, especialista en poner el balón donde debe siempre, entregó la oportunidad de oro a Oihane, que no desaprovechó de cabeza en el segundo palo para sumar el primer gol con la camiseta nacional. A los diez minutos, el segundo premio a la constancia y esa decisión de que la Balón de Bronce, recién aterrizada de París, estaba lista para la batalla. Regateó dentro del área con la zurda, con esos consejos de los que se ha empapado de Aitana, dejó sentadas a dos rivales y centró hacia atrás para que Alexia, Balón de Oro 2021 y 2022, solo tuviera que empujarla. España derrochaba calidad y se lo pasaba bien.

Tomé no paraba de dar indicaciones; gesticulaba, llamaba a Jenni, aplaudía a Oihane. Suiza pareció entender que nada tenía que perder y tuvo en Lehman dos buenas oportunidades, pero ahí estuvo Misa, que pidió perdón después porque un despiste en la salida hacia un balón permitió a Pilgrim maquillar el resultado.

Tocaba y tocaba la selección, frenados los ímpetus momentáneos de Lehman, Bachman y Piubel, revolucionada la grada cuando estas salían de su campo. Pero el control era español, como el fútbol de precisión, triangulaciones entre Alexia, Jenni, Salma, ganas de ataque de Ona Batlle y Oihane por las bandas; recursos y más recursos, alegría con los pies.

Se busca Tomé en las decisiones. Por un aparente error informático, no pudo convocar a Irene Paredes, que estaba preparada para jugar, pero, según la Federación, la UEFA no registró a tiempo la nueva lista en la que aparecía la de Legazpi. No obstante, después se supo que no fue un error informático ni de la UEFA, sino humano y del ente federativo, que no registró los cambios correctos en la aplicación. Sin embargo, Tomé tenía fondo de armario para controlar el partido y aumentar el festín de goles.

No hacía falta que brillaran Aitana o Jenni, hay muy buenas opciones en cada demarcación, en cada fila, se llamen como se llamen. María Méndez, debutante con estrella, consiguió el tercero para alegría de un buen puñado de españoles en los 8.500 espectadores que corearon el típico «Hola, fondo norte; hola, fondo sur». Alexia reivindicó el poder en el vestuario marcando el cuarto de penalti. Y el quinto y el sexto, de los pies de una siempre eléctrica Athenea que acababa de salir al campo. El séptimo, para cerrar el festival, Maite Oroz.

Del atasco ante Italia, a desmelenarse ante Suiza. La España que gana jugando regular y la España que gana jugando de memoria y de salón. Y sin poner la quinta marcha.

El único 'pero', si es que se podía llamar así, fue el despiste de Misa. Pero no empañó el gran partido colectivo de esta selección que sigue instalada en la nube del olimpo, esa en la que subió en Sídney y esa en la que sea pasea en esta Nations League. Son ya cuatro partidos de la competición europea y cuatro impecables puestas en escena. Cada vez más cerca de esa final four en la que se podría alcanzar otra nube, la de los Juegos Olímpicos. Por el momento, España exhibe quilates de oro.