España y Aitana están de vuelta

La principal duda que sobrevino en la previa del encuentro era la relación entre Aitana y Tomé. Después de la discusión que tuvieron en Pasarón el pasado viernes, en la que la centrocampista del Barcelona impuso su deseo de no continuar jugando, quedaba por saber qué ocurriría ante Suecia. La decisión de la seleccionadora fue relegar a su jugadora al banquillo.

La balón de oro, al salir del hotel para encaminarse hacia la Rosaleda, se detuvo a firmar autógrafos a los aficionados allí reunidos antes de subirse al autobús. Pero Aitana se mostraba cariacontecida, sin dibujar ningún gesto de júbilo en su rostro. Al saltar al césped del estadio malagueño para el calentamiento, las dos protagonistas salieron juntas por la bocana de vestuarios. Sin mirarse ni dirigirse la palabra. La seleccionadora observaba atenta la actividad de las titulares, mientras que la jugadora lideraba el grupo de suplentes para llevar a cabo los ejercicios previos al partido.

En el resto de la alineación, Tomé introdujo ligeros retoques, lejos de una revolución para dar minutos a todas las no habituales. La seleccionadora no quería una nueva derrota que ensuciara todavía más su imagen. Maite Oroz sustituyó a Aitana, Misa reemplazó a Cata Coll -manteniendo la decisión de darle a la guardameta del Real Madrid los partidos menos trascendentes- e Ivana Andrés entró por Paredes. Precisamente, durante el paseo matutino de la expedición española por las calles de Málaga, la capitana y la seleccionadora estuvieron conversando.

Markel Zubizarreta, el arquitecto del mejor Barcelona de la historia y nuevo director deportivo de la sección femenina, tuvo que pronunciar sus primeras palabras en público para reafirmar su rango de nuevo jefe tras lo ocurrido entre Aitana y Tomé. «Lo que pasó es algo que no se puede dar en un contexto de fútbol profesional. Ya hemos hecho el análisis de lo que pasó y hemos puesto los medios para que no vuelva a pasar en el futuro», sentenció.

España no empezó el partido con una jugadora menos esta vez, aunque lo pareciera. A los cuarenta segundos, Suecia ejecutó la madre de las jugadas a balón parado, peinar en el primer palo y rematar en el segundo, y encontró a Zigiotti Olme totalmente libre de marca para anotar el primero. La campeona del mundo reaccionó y a través de una gran combinación encontró el empate. Olga Carmona recibió el esférico bien abierta en banda, visualizó la posición de Salma en el punto de penalti y le brindó un centro maravilloso para que la delantera del Barcelona lograra el empate. Aunque poco le duró la alegría a las de Tomé. Cuatro minutos más tarde, Blackstenius filtró una pelota deliciosa para que Asllani finalizara con suma delicadeza para volver a adelantar a las escandinavas. Y para rematar la faena de la primera mitad, esta vez Blackstenius hizo de delantera para recibir un pase lateral y hacer el tercero. La defensa española era un auténtico drama.

Después de que Athenea recortara distancias en el marcador, se produjo el cambio más esperado. Aitana dejó atrás su presunta indisposición e ingresó en el terreno de juego con media hora por delante. La balón de oro, nada más entrar, tuvo en sus botas una ocasión manifiesta para hacer el 3-3 que mandó al limbo. También puso un gol en bandeja a Fiamma Benítez, pero la valencianista también lo desaprovechó.

A la tercera fue a la vencida y Mariona Caldentey, tras un gran control con el pecho, puso el empate en el electrónico. España volvía a parecerse a aquel equipo que enamoró en el Mundial. Fiamma anotó el cuarto y redondeó la fiesta para éxtasis de los 15.896 espectadores que acudieron a la Rosaleda. Un nuevo récord de asistencia para un partido de la selección femenina, aunque cabe destacar que ni siquiera se agotaron las 18.000 entradas que se pusieron a la venta, en un estadio con capacidad para 30.000 espectadores. Y Mariona completó la 'manita'. España no vuelve hasta febrero, cuando disputará la fase final de la Nations League. Pero la imagen dejada esta noche sí corresponde a una selección campeona del mundo.