España acoge 42 años después el Mundial de los tres países

En un acto de apariencia estéril, puro marketing, el fútbol se abraza a sí mismo, Gianni Infantino, el presidente de la FIFA, anuncia sobre las 16:45 que España, Marruecos y Portugal serán la sede del campeonato 2030. Y el salón Luis Aragonés se pone en pie, selfies aquí y allá, para saludar la noticia ahora ya oficial.

En un acto de apariencia estéril puesto que solo se trataba de poner sello al formulario del Mundial 2030, puro ejercicio de marketing, el fútbol se abraza a sí mismo y hace amor propio, como en la película 'Pulp Fiction'. Gianni Infantino, el presidente de la FIFA, anuncia sobre las 16:45 que España, Marruecos y Portugal serán la sede del campeonato 2030. Y el salón Luis Aragonés se pone en pie, selfies aquí y allá, algarabía, brazos en alto para saludar la noticia ahora ya oficial.

Hay ministros (Pilar Alegría y Ángel Víctor Torres), presidentes de diputaciones, alcaldes y gente del fútbol. Discreto, en la tercera fila, observa la función Vicente del Bosque, una leyenda para España, campeón del mundo en Sudáfrica 2010, Iniesta de mi vida. El tipo más importante de la sala prefiere el tercer plano y se ayuda de una muleta para maniobrar por el escenario. Igualmente prudente, Del Bosque se marcha sin hacer ruido.

Muchos de los asistentes se han enfundado la bufanda con el lema del Mundial, 'Yalla Vamos 2030', mientras escuchan a Infantino y al secretario general de la FIFA, Mattias Grafstom, pasarse la pelota en modo cortesía flemática, gracias presidente, gracias secretario general, y proclaman al fútbol como un pegamento universal que «une países».

«La familia del fútbol no se puede predecir. Nuestro punto fuerte es la unidad. Por eso el fútbol es el deporte número uno del mundo, un fenómeno social único», proclama ufano Infantino.

Hablan los presidentes de las federación marroquí, portuguesa, uruguaya, argentina, paraguaya y, por primera vez se escucha su voz, la presidenta de la gestora que rige la Federación Española, María Ángeles García 'Yaye'. Una persona interina para que no se olvide el escándalo y la zozobra que ha protagonizado la vida de la RFEF en los últimos tiempos. Al lado de Naybet, en Marruecos, asoma la figura de Jorge Vilda, el exseleccionador femenino ahora en el país árabe. Tarde de sorpresas por vía tecnológica.

Cuando Infantino decreta la sede, vuelan las bufandas, hay abrazos entre políticos y delegaciones. Por allí se ve alborozado a Salvador Gomar, el presidente de la territorial valenciana que aspira a dirigir la Federación. Fuertes aplausos en la sala Luis Aragonés. La prensa, que ocupa las últimas dos filas, trabaja y observa. No hay ovaciones, sino alguna cara perpleja. Fernando Llorente es la leyenda de futbolista español que acompaña en la presentación a Naybet y Figo.

Habrá 20 estadios (en principio) para la cita mundialista, de los que once estarán ubicados en España: Santiago Bernabéu, Riyadh Air Metropolitano (Madrid), Spotify Camp Nou, RCDE Stadium (Barcelona), San Mamés (Bilbao), La Cartuja (Sevilla), Reale Arena (San Sebastián), Estadio de Gran Canaria (Las Palmas), La Rosaleda (Málaga), La Nueva Romareda (Zaragoza) y el Abanca Riazor (La Coruña).

Marruecos acogerá seis sedes, Gran Estadio Hassan II (Casablanca), Príncipe Abdellah (Rabat), Estadio Fez y los denominados Grandes Estadios en Marrakech, Tanger y Agadir.

Para Portugal quedarán tres sedes, dos en Lisboa (Da Luz y José Alvalade) y el estadio Dragao en Oporto. Solo cuatro estadios de los 20 obtuvieron una puntuación máxima de 4,3 sobre 5: Bernabéu, Metropolitano, Camp Nou y Casablanca. Los recintos del Madrid y el Barcelona optan a la final, frente a la gigantesca construcción del Hassan II (115.000 espectadores). El Metropolitano no accede a esta puja porque no supera los 80.000 asientos.

El Mundial de tres países arrancará el 8 ó 9 de junio con los partidos inaugurales de Sudamérica (Argentina, Uruguay y Paraguay) y el resto se celebrará del 13 de junio al 21 de julio en España, Marruecos y Portugal.

El Congreso de la FIFA ratificó que el futuro económico del fútbol y el deporte depende en gran medida del flujo que aporta un país sin garantías en derechos humanos. Arabia Saudí acogerá el Mundial 2034, como sede única.