Randri, el entrenador suspendido por trato vejatorio, acusado por cinco jugadoras y defendido por las otras 17

Randri llegó el equipo en 2018 y lideró el proyecto que culminó con el ascenso a Primera en 2022. Sin embargo, en la máxima categoría del fútbol femenino español, el equipo estuvo instalado en los puestos de descenso durante toda la temporada.

El escándalo salió a la luz pública el pasado abril. 'El Periódico' y 'Mundo Deportivo' informaron de la denuncia por parte de la plantilla del Alhama hacia su entrenador por insultos y trato vejatorio. La gota que colmó el vaso fue un fotografía de contenido sexual enviada por Randri García a todas sus jugadoras, incluida una menor de edad, en la que aparecían miembros del staff desnudos tras ducharse en el vestuario.

Posteriormente, 17 de las 22 futbolistas del conjunto murciano emitieron un comunicado desmintiendo haber sufrido un comportamiento inapropiado por parte de su técnico. «No estamos de acuerdo en acusar al entrenador como un acosador sexual, algo que es de una enorme gravedad. Además, queremos subrayar que en ningún momento nos hemos sentido acosadas con gestos o hechos que pudieran vulnerar nuestra dignidad e intimidad personal y profesional. Si estos hechos se hubieran producido, los habríamos denunciado de inmediato en todas aquellas instancias que fueran necesarias», declararon las jugadoras. El Alhama también negó los hechos que se le imputaban a su empleado e inició una investigación para esclarecer el episodio de la fotografía.

Por su parte, las cinco jugadoras restantes se desmarcaron de sus compañeras y en declaraciones a EP, aseguraron haber visto «barbaridades», sufrido «vejaciones», sido «humilladas» y sentido «miedo».

Randri salió al paso de todas las informaciones y declaraciones sobre su figura y su comportamiento. El técnico aseguró haber respetado en todo momento los derechos de sus futbolistas y pidió perdón por si «alguien se ha sentido mal» por algún comentario durante su carrera, a lo que añadió que «bajo ningún concepto» los quiso decir de «manera despectiva».

Futpro, el mayor sindicato de jugadoras, presentó varias denuncias contra el entrenador. La investigación del Alhama eximió a su técnico de las acusaciones, pero Trabajo llevó a cabo una inspección y concluyó que Randri tuvo «un comportamiento inadecuado» que afectó a «la dignidad de la mayoría de las jugadoras», lo que dio lugar a «un ambiente laboral hostil producido por comentarios inadecuados/despectivos/humillantes, lo que conlleva el haber creado un entorno laboral degradante u ofensivo». Asimismo, constató que la citada fotografía de carácter sexual fue enviada desde el teléfono del entrenador, pero por parte de la directora técnica del club, Tamara Ruiz García.

Por último, la RFEF entró de oficio y abrió un procedimiento disciplinario respecto a las «prácticas indebidas» de los tres implicados. Dicha investigación concluyó determinando que Randri protagonizó «conductas de trato vejatorio y degradante hacia la mayoría de las jugadoras», la directora técnica tuvo «pasividad ante el comportamiento inapropiado del entrenador y participación en acciones desconsideradas hacia las jugadoras» y el Alhama, «falta de acciones preventivas y reactivas frente al comportamiento persistente del entrenador», además de las sanciones de dos años de suspensión, un año de inhabilitación y 6.001 euros, respectivamente.