Fútbol
Dos técnicos del Valencia afrontan inhabilitación y 181.000 euros de multa por negligencia con un niño que estuvo cerca de morir
La Audiencia Nacional juzga desde la próxima semana al sanitario y el responsable de la academia del club, que en la actualidad está en el Olympique de Marsella
La Fiscalía de la Audiencia Nacional solicita penas de un año de inhabilitación y multas por encima de los 180.000 euros para el que era responsable de la Academia del Valencia Club de Fútbol, Marco Otero -hoy director técnico en el Olympique ... de Marsella,-; y el aún sanitario del equipo José Jacinto de los Santos, que se sientan en el banquillo desde la próxima semana acusados de un delito de imprudencia profesional grave con resultado de lesiones que casi le cuesta la vida a un niño.
Ocurrió en agosto de 2019, cuando la Academia del Valencia organizó una expedición deportiva a Egipto para participar en un torneo de equipos infantiles de distintos países y uno de los niños enfermó. Pese a la insistencia de sus padres, que se habían desplazado a El Cairo en otro vuelo y a otro hotel como imponía el club, no recibió más asistencia médica que unas dosis de ibuprofeno que le habrían acabado perforando el duodeno. Tenía 12 años.
Los problemas empezaron un miércoles, al poco de llegar. El niño envió un whatsapp a sus padres. Se había levantado con vómitos, fiebre, diarrea y un fuerte dolor en el estómago. No tenían partido y se quedó en el hotel. Les contó que le habían dado un medicamento para frenar las náuseas y ellos se dirigieron al entrenador para preguntar si podían visitarle. La respuesta fue que no se preocupasen, que le habían dado Ibuprofeno.
El jueves el niño seguía mal, pero «los responsables del Valencia CF», como detalla el escrito de acusación al que tuvo acceso ABC, «deciden llevárselo al torneo». «Le obligan a entrenar con normalidad antes del partido pero tras iniciar el entrenamiento no es capaz de mantenerse en pie, por lo que finalmente acaba tumbado en el banquillo», señala.
A partir de ahí, todo fue a peor. Los padres fueron al hotel y constataron que el niño «se había deteriorado mucho». Alarmados, contactaron con De los Santos y el entrenador, Vicente Castro, «para trasladarles su preocupación e insistir en que ellos podían ir a cuidarlo, pero les indican que no se preocupen» y que el chico está en ese momento bajo cuidado de una técnica administrativa del club.
«Sólo obtienen acusaciones»
Sin embargo, el preparador físico del equipo les escribió casi a las once de la noche. Les pedían suero para su hijo «porque ellos no tenían». Los padres se presentaron en el hotel con el suero y fueron directos a la habitación. Le encontraron «solo, acostado en la cama en calzoncillos con mucho frío, destapado y con el aire acondicionado puesto a toda marcha». Su ropa, manchada por la diarrea, tirada por toda la habitación y el baño.
Fue entonces cuando empezaron a reclamar a José de los Santos que su hijo necesitaba ir a un hospital, que el niño «está enfermo, tiene ojeras negras, ha perdido peso, sigue con diarreas, no tiene nada de fuerzas y lo único que hace es dormir». La respuesta, que se mantendría invariable durante el resto de la expedición en El Cairo: que es «una simple diarrea que a los tres días se pasa» y que una atención médica «no es necesaria» y «solo serviría para tirar el dinero, puesto que costaría 120 euros por niño». Se ofrecían a pagar el médico de su hijo, pero tampoco aceptaron.
Durante el día siguiente, constataron que pese a todo lo que habían insistido, nadie estaba dándole el suero al niño, cada vez más apagado. Les llegó a enviar un audio diciendo que el entrenador no le permitía llamarles por teléfono. De los Santos les pidió que se marchasen del hotel y, entre reproches, acusándoles de sobreactuar y preocuparse por nada, les dijo que Otero les estaba llamando la atención por su comportamiento.
Él finalmente apareció y se reunió con los padres y el entrenador, pero como relata el fiscal, «sólo obtienen de Marcos Otero acusaciones de haberse saltado la línea y el protocolo por acercarse al cuerpo técnico y al hotel a ver a su hijo cuando está prohibido, recriminándoles igualmente que son unos exagerados porque el niño estaba bien». Se sintieron tan mal que acabaron pidiendo disculpas por insistir, no querían que el menor fuese penalizado en el club.
Estaba crítico, fue operado de urgencia
Consiguieron, con todo, que Otero autorizase al médico de otro equipo infantil, el Parma, que subiese a ver al niño. Pero no le reconoció y «ni le hizo prueba alguna, limitándose a decir a requerimiento de José de los Santos que sí podría tratarse de una diarrea». Era viernes y el sábado tocaba volver a España, en vuelos separados.
No volvieron a ver a su hijo hasta que aterrizó el domingo de madrugada en el aeropuerto de Manises. «Cuando finalmente lo ven salir por la puerta literalmente sostenido por José de los Santos (dado que no podía caminar) y con un aspecto cadavérico, su padre lo coge en brazos y corriendo se lo lleva al coche para trasladarlo de forma inmediata al hospital, mientras que la madre intenta pedir explicaciones a José de los Santos, quien se limitó simplemente a indicarle que su hijo estaba bien y que lo único que hacía falta era darle dieta blanda a partir del día siguiente», dice el escrito.
Los padres lo llevaron inmediatamente al Hospital de Manises. Al llegar, lo ingresan y comienzan a hacerle pruebas: el niño está crítico, sufre una deshidratación grave y una insuficiencia renal y hay que trasladarlo de urgencia al Hospital La Fe de Valencia. Allí les avisan de la situación y de peligro de muerte durante las siguientes 24 horas. Y también descubren que tiene perforado el duodeno. Le operaron de urgencia, pese a lo débil que estaba.
A lo largo de la investigación, que se ha seguido en el Juzgado Central de Instrucción número 3, se acabó constatando que el niño había sufrido una salmonelosis en Egipto y le habían estado tratando con Ibuprofeno y Loperamida. La Fiscalía sostiene que «como consecuencia de ello sufrió una úlcera duodenal que precisó la intervención quirúrgica e ingreso en la UCI pediátrica». Tenía también una esofaguitis.
Imprudencia profesional grave con resultado de lesiones
La Fiscalía pide para Otero un año de inhabilitación especial para el ejercicio del cargo de directivo de entidad deportiva en relación con menores bajo su responsabilidad y una multa de 27.000 euros. Mientras, para De los Santos, insta 4.500 euros de multa y la misma inhabilitación especial pero para el ejercicio de la profesión de sanitario. Aprecia un delito de imprudencia profesional grave con resultado de lesiones.
Además, solicita que ambos y la aseguradora del club indemnicen conjuntamente al chico con 120.000 euros por las lesiones y 30.000 por los daños morales. El Valencia Club de Fútbol responderá con carácter subsidiario. El juicio está previsto para el viernes 23 de junio.
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