Fútbol
La dolorosa desaparición del Brescia, el club en el que Pep Guardiola fue condenado y luego absuelto por dopaje
El centenario club italiano, en el que el español militó entre 2001 y 2003, debe refundarse en el fútbol amateur después de 114 años de historia
Guardiola: «Me encantaría poder entrenar a Lamine, pero es algo que no pasará»
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Iniciar sesiónPese a la ausencia de títulos en sus vitrinas, el Brescia Calcio está considerado como uno de clubes emblemáticos del fútbol italiano. No es extraño porque por su vestuario han desfilado ilustres de la pelota como Roberto Baggio, Andrea Pirlo, Luca Toni, Gheorghe Hagi ... o el español Pep Guardiola, que encontró allí refugio para continuar su carrera como jugador tras su salida del Barcelona. Una entidad fundada en 1911, con 114 años de historia salpicados de gestas y futbolistas que dejaron huella, pero que ha dejado de existir tal y como se la conocía hasta el momento debido a los problemas económicos y la mala gestión que llevaba arrastrando en los últimos tiempos, un mal que parece endémico en los equipos del país.
En la temporada recién terminada, el conjunto lombardo ha militado en la Serie B (Segunda división), pero no ha podido mantener la categoría al ser descendido administrativamente tras una sanción de cuatro puntos impuesta por la Federación Italiana de Fútbol (FIGC) por incumplimientos en sus pagos. El Brescia no ha sido inscrito en la Serie C para la campaña 2025-26 ante la negativa de su propietario, Massimo Cellino, a saldar una deuda de tres millones de euros, lo que ha condenado al club a la desaparición del panorama profesional. Su continuidad pasa ahora por la refundación desde las divisiones del fútbol amateur.
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Dimitri Bisoli, el capitán del equipo, ha criticado con dureza a Cellino (que antes ya quedó su siniestra huella en clubes como el Leeds United o el Cagliari italiano) en las redes sociales por su inacción para salvar a esta centenaria entidad. «114 años de historia han sido pisoteados, pero Brescia no es él. El Brescia somos nosotros y nunca morirá». Un mensaje que ha calado con fuerza en una hinchada que sufre ahora la desaparición de su equipo después de haber visto lucir y defender su escudo a estrellas de talla mundial como Roberto Baggio o Andrea Pirlo, pero también a otros grandes del balón como Luca Toni, Hamsik y Balotelli. Nombres a los que se suma el de Pep Guardiola, que vistió su camiseta después de toda una vida de azulgrana.
La atracción de Carlo Mazzone
Atraído por la figura y el carisma del entonces técnico del equipo, Carlo Mazzone, el entonces centrocampista (30 años) fichó por el Brescia en verano de 2001 y puso fin a su etapa como futbolista del Barça. Un destino inesperado en un club alejado de la grandeza, la obligación permanente de títulos y la exigencia de la entidad azulgrana. Pero no solo el entrenador que terminaría marcando su futuro camino por los banquillos resultó decisivo para que el español se decidiera a fichar por el conjunto lombardo, también su deseo de compartir vestuario con Roberto Baggio, una de las grandes leyendas e iconos del fútbol italiano.
Guardiola, que estuvo dos temporadas en Brescia interrumpidas por un breve paso por la AS Roma, solo disputó 24 partidos con el conjunto lombardo, donde conoció el rigor táctico que años después ha ido imponiendo en sus equipos desde el banquillo. Tras una primera buena campaña con los lombardos, la entidad romana acometió su fichaje, aunque aunque allí solo acumuló cinco encuentros ya que el entrenador, Fabio Capello, no contó con él. Un ostracismo que le llevó a regresar a Brescia en el mercado de invierno.
Positivo por nandrolona
Una etapa de aprendizaje para Guardiola, pero también turbulenta porque en el Brescia vivió uno de los episodios más complicados y dolorosos de su carrera como futbolista. Meses después de aterrizar en Italia, el español dio positivo por nandrolona (sustancia que incrementa la fuerza, la velocidad, la potencia y favorece el desarrollo muscular) en dos controles antidopaje realizados en octubre y noviembre de 2021 tras disputar los partidos con su nuevo equipo ante el Piacenza y la Lazio.
Un terremoto que terminó saldándose con una sanción de cuatro meses de suspensión, una multa y una condena de siete meses de cárcel que no llegó a cumplir, aunque Guardiola a siempre defendió su inocencia, asegurando que nunca consumió sustancias prohibidas de forma voluntaria. Tras años de litigios, en 2007, cuando ya había colgado las botas y había empezado su carrera como entrenador en el Barcelona B, Pep fue absuelto definitivamente por la justicia italiana, que concluyó que no existían pruebas suficientes para demostrar que el español se hubiera dopado de manera intencionada.
Otra de las miles de historias en el centenario viaje del Brescia Calcio, un club emblemático que deja atrás 23 temporadas en la Serie A (la última de ellas en la campaña 2019-20) y otras 63 en la Serie B.
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