Todo irá bien
Un club más pobre
«El presidente se ha quedado anclado en su concepción del mundo del fútbol, romántica y amateur»
'El verdadero infierno' (13/9/23)
El resumen es que el Barça es un club más pobre. Y en la medida que tiene menos capacidad de generar ingresos tiene también menos capacidad de gastar en los salarios de su plantilla. Lo que se ha vendido como un éxito del ahorro ... no es más que una consecuencia de la miseria. Las cifras del límite salarial tienen que ver, en el fútbol como en cualquier empresa o familia, con los ingresos, que son los que determinan la capacidad de gasto. El Límite de Coste de Plantilla Deportiva, como técnicamente se conoce, no es una cifra absoluta y guarda proporción con los recursos del club. Si el límite del Madrid está por encima de los 700 millones es porque el club ha gestionado de un modo mucho más sensato su patrimonio. El Barcelona es un club en una situación económica, francamente delicada y la caída de los 649 millones de euros de los que disponía tras el pasado mercado de invierno a los actuales 270 es otra prueba de esta decadencia.
Además, el Barça ha malvendido la mayor parte de los activos y el patrimonio de que disponía antes de la llegada de Joan Laporta a la presidencia del club, que se han ido fundiendo los recursos en operaciones económicas francamente discutibles, cuando no directamente extravagantes, y comprometiendo el futuro del club con fichajes, que nunca han salido del círculo vicioso del pan para hoy y hambre para mañana. Jugadores en el último tramo de su carrera deportiva y con contratos progresivos mientras dramáticamente mengua su rendimiento deportivo.
Es cierto que el Barça ha ahorrado y se ha adelgazado pero era y es tal su crisis que ello no le ha servido para poder gastar un poco más sino bastante menos. Y lo más dramático no es ni siquiera que su capacidad de gasto haya sufrido este abrumador descenso sino que el precio de su plantilla actual es de más de 400 millones de euros, de modo que si los penúltimos trucos financieros de Laporta no surten efecto, a final de temporada tendrá un déficit de aproximadamente 140 millones de euros y las famosas «palancas» agotadas para cubrirlo.
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La gestión familiar con que Laporta quería gobernar el Barça está fuera de la realidad y es otra demostración de que el presidente se ha quedado anclado en su concepción del mundo del fútbol, romántica y amateur, de su primer mandato (2003-2010). Hace falta algo más que épica amateur, populismo emocional y un entorno de amigos y comisionistas habituales para mantener en el primer nivel una multinacional como es y ha de ser un club como el Barça.
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