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Un beatle en mitad de los Rolling Stones

Bellingham deslumbra en su primer clásico, ante la presencia de Mick Jagger en el palco

Dos goles de Bellingham noquean al Barça

Jude Bellingham, Mick Jagger y Ron Wood

En la vida hay que elegir. Madrid o Barça. Playa o montaña. Carne o pescado. Pizza con piña o pizza de gente normal. Rolling o Beatles. Jude Bellingham no nació en Liverpool, pero Stourbridge solo está a 172 kilómetros de 'The Cavern ... '. ¡Hey, Jude!

En una primera parte invisible del Madrid y una segunda dinamizada por la energía de Camavinga y las piernas de Tchouaméni, Valverde y Carvajal, el que seguramente sea el mejor futbolista del mundo en estos momentos, le recordó a Mick Jagger que sobre el verde él lleva la voz cantante.

El cantante de los Rolling, junto al resto de la banda, asistió desde el palco de Montjuic a la primera de las muchas exhibiciones de Bellingham en un clásico. Ni siquiera necesitó el inglés hacer un partido brillante para darle tres puntos al Madrid con un componente mucho más anímico que numérico.

Los blancos se marcharon de Montjuic con cuatro puntos de ventaja sobre el Barça, mantuvieron el liderato, momentáneamente perdido el viernes por la noche tras el triunfo del Girona ante el Celta, y la sensación de haber fichado un futbolista de época, a un líder que aparece cuando su equipo más lo necesita. Un gol desde treinta metros, en un partido en el que sus compañeros solo habían probado a Ter Stegen en solo dos ocasiones, y un tanto de cazagoles, en el descuento, cuando ya nadie suele creer. ADN Real Madrid tatuado hasta en las venas. El clásico de la nueva era tiene nombre y apellidos, y son ingleses. A Joao Félix le quedan por comer mucho bollycaos para tener ese rol.

Si la sonrisa del Madrid fue Jude, el emoticono triste del Madrid lo puso el rostro de Vinicius. De lejos, el clásico de mayor superioridad de Araujo sobre el brasileño, perdido en esas mini batallas que tan poco bien le hacen y tan señalado le dejan cuando enfrente tiene un defensor premium.

Vinicius se perdió en un océano de protestas que le costó una pequeña discusión con Xavi y desesperaron a Ancelotti, que en dos ocasiones tuvo que decirle que se centrara en el partido y no malgastara energías en polémicas inocuas que no le generaban ninguna ganancia personal, ni colectiva.

Como en cada clásico de esta nueva era, Gavi le marcó el territorio a Vinicius bien temprano. Empujoncitos tras una pérdida de balón, suficiente para sacarle del partido. Una chispa convertida en un cortocircuito.

Desde ahí, Vinicius no le ganó un solo duelo a Araujo, perdió balones fáciles, mostró cierto pasotismo en algunas acciones, sobre todo en la primera mitad, y la guinda la puso con un cambio en el 93 en el que Ancelotti tuvo que meterse en el campo para sacarle del terreno de juego antes de que le sacaran amarilla. En el primer clásico de Bellingham, quién desafinó fue Vinicius.

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