El Bayern arrolla antes de pedir la hora

Los primeros cuarenta y cinco minutos fueron un monólogo del Bayern, pero sin veneno en los últimos metros. Solo un cabezazo de Choupo-Moting, que besó el palo izquierdo de Donnarumma, y un disparo desde la frontal de Kimmich, atajado por el italiano, generaron algo de zozobra al equipo francés. El PSG apenas salía de campo propio, pero tampoco sufría demasiado. Ramos, espléndido al quite y acertado en los duelos, sostenía la defensa local. Buena noticia para el camero y mala para su equipo. La falta de velocidad en la circulación de balón por parte germana también ayudaba al orden defensivo de un PSG inferior, que no supo en esos primeros cuarenta y cinco minutos si en la portería contraria estaba Sommer o Neuer.

Tras el descanso, dos variaciones llamativas. En el PSG, Hakimi, al banquillo, y Kimpembe, al centro de la defensa, lo que desplazaba a Marquinhos al lateral derecho. En el Bayern, Cancelo se quedaba en el vestuario y Coman ocupaba su hueco. Davies, el sustituto del portugués, al carril izquierdo. Su entrada sería decisiva.

A los ocho minutos de la reanudación, un centro con música del canadiense lo embocó Coman en la red rival. Colaboró Donnarumma, que dejó pasar el balón por debajo de su cuerpo, en un escorzo fallido del italiano. El francés, canterano del PSG, pidió perdón. El portero italiano, también, pero de otra manera. Su error lo compensó con tres paradones consecutivos, en un arreón de esos clásicos del Bayern, que no dobló la ventaja de milagro. Primero, estirada a una tijereta de Choupo-Moting. Después, una mano dura a remate a bocajarro del ariete del Bayern. Y, por último, manos duras a un cabezazo de Upamecano. El PSG seguía vivo en la eliminatoria. Y tanto.

Los últimos 15 minutos fueron un acoso, sin derribo, del equipo francés. Avisó Mbappé, con un tanto anulado por fuera de juego. Posición antirreglamentaria clara. En el 81, doblete de goles anulados para Kylian. Este segundo, con intervención del VAR. Milimétrico fuera de juego de Nuno Mendes, el asistente de Mbappé, al recibir el pase filtrado de Neymar en el embrión de la jugada. Messi también la tuvo, pero su disparo desde el punto de penalti lo rechazó Pavard a córner. Fue la penúltima acción de mérito del defensa francés, que se fue a la ducha en el 92 por doble amarilla. No tenía otra opción. Messi enfilaba el área y el 1-1. Un empate que mereció el PSG, pero que no llegó. Los franceses vuelven a acercarse al abismo en otros octavos de Champions.