El Barcelona fractura el fútbol femenino

La excelencia balompédica del FC Barcelona femenino está fuera de toda discusión, pero no existe el mismo consenso sobre la evolución de la Liga F, que en su segunda temporada no logra hacer olvidar el tibio estreno de la competición, en septiembre de 2022, acosada por huelgas y debilitada por la oposición de la Federación Española de Fútbol. Bronze dijo en enero que «hay muchos equipos en la Liga, así que quizás la calidad de los equipos esté más repartida», explicando así la supremacía del equipo culé. Aitana Bonmatí, actual Balón de Oro, fue mucho más allá hace pocas semanas: «Nuestra Liga no es atractiva; si dependiera de nosotras, todo habría cambiado ya», afirmó en declaraciones a la BBC: «Tenemos 16 equipos, creo que son muchos».

Bonmatí ha declarado últimamente que «nada ha cambiado en la Liga» y que las jugadoras siguen «con los mismos problemas de siempre» a pesar de la conquista del Mundial el año pasado. También se han filtrado conversaciones entre la presidenta de la Liga F, Beatriz Álvarez, y líderes como Alexia Putellas en las que el vestuario barcelonista reclama, ante todo, una medida para impulsar el torneo: reducir el número de clubes participantes.

¿Insolidaridad de un club con tendencia a mirarse el ombligo, o sentido común ante la falta de competitividad y rentabilidad de la competición? La tabla de clasificación demuestra de forma elocuente el poderío femenino azulgrana, pero la diferencia de puntos entre el Barça y el resto de equipos desde que se creó la Liga F va reduciéndose lentamente. De hecho, como dice un entrenador en conversación privada con ABC, sí hay competitividad: faltan cuatro jornadas para la conclusión de la Liga y cuatro equipos luchan aún por una plaza de Champions la próxima temporada; otros cinco se afanan aún por evitar el descenso. «El problema es que el Barça es muy bueno».

Raquel Peña Rodríguez, 'Pisco', conocida defensa que milita en la Unión Deportiva Tenerife, da la cara y afirma durante una charla con este periódico que ella y sus compañeras apuestan por una competición de 16 equipos y niega categóricamente que la solución a los problemas de la Liga F sea la reducción de clubes: «A nosotras el Barcelona nos gana de calle, pero al Real Madrid también… El problema de la competitividad no somos los clubes 'pequeños' sin apoyo del fútbol masculino. Reducir los equipos dejaría a mucha gente en paro, dejaría una competición mucho más corta y cortaría el sueño de muchas niñas que quieren llegar a ser profesionales. Lo que hace falta es más dinero».

Las críticas del Barça a la competición no se reducen a la falta de competitividad: incluye a los campos con césped artificial y el nivel del arbitraje, además del reparto de derechos televisivos y el escaso público que va al estadio. Según Bonmatí, la liga inglesa es «más atractiva» porque «les dan poder a las jugadoras». Sus inquietudes, y las de sus compañeras de vestuario, son diferentes a las de sus colegas de profesión.

Marta Carro, centrocampista y capitana del Valencia, también discrepa de sus colegas campeonas: «No creo que sea la solución para mejorar el nivel de la Liga F, o como quieran llamarlo», dice en conversación con ABC. «Sería una Liga muchísimo menos atractiva; yo sé lo que es, jugué en Italia, donde el torneo era más corto. Cada una es libre de opinar lo que quiera, la situación de las jugadoras del Barcelona es diferente a la de cualquier otro club. La mía es que el fútbol es un deporte como mínimo de 16 equipos, y que si reduces muchas chicas se van a ir al paro o van a tener que buscar una oportunidad fuera… La clave es la inversión en secciones femeninas. El Barça es un referente a la hora de hacer bien las cosas, a la vista está… Pero si reduces clubes y no se invierte, da igual que haya 20, 10 o 4 equipos. La Liga F debería poner las condiciones para que los clubes estén lo mejor posible en Primera. Lo primero es eliminar ya los campos de hierba artificial, resulta incomprensible a este nivel».

La amplificación de las quejas de las futbolistas culés tiene otro trasfondo económico, como explicó hace unas semanas el periodista Kike Marín: el desastre económico del Barça va a obligar al club a deshacerse de algunas jugadoras con fichas muy altas, y resulta más cómodo atribuir su marcha a la falta de competitividad.

Una ojeada a los fichajes y traspasos internacionales de las últimas temporadas parece confirmar que la Liga F no está tan mal posicionada internacionalmente internacionalmente: sólo este año, seis de sus jugadoras emigraron a Inglaterra desde España y cinco hicieron el viaje inverso. Nueve se mudaron a Estados Unidos. El intercambio de jugadores/as se produce cada temporada en todas las ligas. Y los mayores traspasos de la historia del fútbol femenino se han dado en Liga F: Mayra Ramirez al Chelsea por 500.000 euros y Kundananji al Bay FC por 750.000. El reciente fichaje de Ana Tejada (Real Sociedad) al también estadounidense Utah Royals por 300.000 euros es el mayor traspaso de una jugadora española en la historia).

Algunos clubes pequeños recuerdan en privado que el Barcelona ganó la Champions League en 2021, cuando ni siquiera existía liga profesional, y se preguntan cuál era la rivalidad de la competición española entonces. Aparece en las conversaciones, además, una pregunta incómoda: ¿la reivindicación de derechos y oportunidades de Putellas, Bonmatí o Mapi León se detiene con la profesionalización? Pisco no quiere mencionar la palabra egoísmo: «Puedo entender su postura», dice, «pero ni siquiera el Real Madrid da competitividad a esta Liga. Hacen falta patrocinadores».