El Barça descubre su vulgaridad

Araujo le hizo penalti a Isaac, clarísimo, sin discusión, pero el VAR tuvo que ayudar al árbitro para que se diera cuenta. Alexis lo transformó engañando a Tec. Gerard Martín es el joven favorito de Hansi Flick, y algo tendrá si el alemán cree tanto en él. Algo que yo necesito más tiempo para entender. ¿Es mejor que Balde? Sí. Pero me parece que Flick lo valora por algo más que por las comparaciones. El Barça continuaba perdido, desdibujado, nostálgico de sí mismo, como si estuviera pensando en asuntos de más importancia. Perdía balones fáciles, fallaban las conexiones, y así era muy difícil atacar. De Jong adelantaba la Navidad con sus regalos, lo mismo que Rashford. El Sevilla llegaba al área azulgrana con una facilidad que tenía mucho más que ver con la incomparecencia visitante que con su talento. Tec salvó una ocasión tan meridiana que es imposible no interpretarla como otro desperdicio de Isacc, aunque sería injusto quitarle el mérito al portero, que respondió con otra buena mano al siguiente disparo andaluz. Espléndido el polaco, héroe absoluto de su equipo en naufragio.

El Sevilla fallaba y fallaba ocasiones más que claras para marcar el segundo, lo que suele ser el prólogo de la derrota cuando juegas con este Barça especialista en acabar remontando cualquier desgracia. Pero lo que acabó pasando es que, contra todo pronóstico, dada su obstinada insistencia previa, Isaac Romero se cansó de fallar remates y marcó el segundo. No vamos a quitarle el mérito del gol, pero era inferior al estropicio de las dos o tres que anteriormente, y sin ningún motivo aparente, había tirado a la basura.

Al Barça le bastó muy poco –una delicada asistencia de Pedri y una volea de Rashford– para meterse en el partido justo antes del descanso. Y la verdad es que salió algo mejor en la segunda parte pero pronto el Sevilla recuperó el hilo, equilibrando el juego y la posesión. De Jong tuvo una de sus tardes más aciagas, no daba una ni en ataque ni en defensa.

Pero por perdido que parezca todo, la remontada de este Barça nunca puede descartarse, ni dejar de considerarse, de hecho, como el desenlace más probable. Vlachodimos en el 63 salvó dos veces el empate, rechazando primero un disparo de Pedri y luego un cabezazo de Eric, en lo que tuvo pinta de ser la antesala de algo, y efectivamente lo fue, porque el Barça se lanzó al ataque, aunque sin demasiada finura, pero por lo menos puso a prueba la resistencia física del Sevilla. Flick cambió a Roony por Ferran. Un claro penalti sobre Balde lo chutó fuera Lewandowski.

El partido entró en sus últimos diez minutos sin que el resultado pudiera darse por definitivo pero con un Barça que fallaba las buenas ocasiones que tenía, como Isaac en la primera parte para el Sevilla. Roony lo hizo todo bien pero se asustó de poder marcar un gran gol cuando era más fácil marcar que fallar. Bien Vlachodimos, pero más demérito del joven atacante. Carmona marcó el tercero de un sensacional disparo cruzado que ni él sabe cómo le salió. Akor marcó el cuarto. Si contra el PSG el Barça descubrió su mortalidad, contra el Sevilla descubrió lo vulgar que puede llegar a ser cuando no trabaja.