El Barça cierra una era con un futuro incierto

Mezcla de sensaciones y todas válidas y todas extremas: de un lado, el agradecimiento por muchos años de fútbol muy bueno. Del otro, la amargura por la dejadez con la que todo se ha dejado caer por cobardía, por pereza y por incompetencia; además de la incertidumbre que genera la gestión improvisada, errática y siempre al límite de Joan Laporta, con sus compinches Zahavi, Deco, Mendes y Alejandro Echevarría en los fichajes; y los líos añadidos con la empresa turca Limak, a la que se le han encargado las obras de remodelación del estadio por todos los motivos imaginables menos por los que ganó la adjudicación.

En el minuto 15 el árbitro revisó por indicación del VAR la tarjeta amarilla que le había mostrado a Amtah, por una dura entrada a Balde -rotura parcial del ligamento del tobillo derecho, según el parte médico que se dio a conocer en el descanso-. Se la retiró y le mostró la roja directa. Acertada decisión.

Es difícil desprenderse de jugadores tan emblemáticos como Busquets y Alba, que además todavía siguen dando algunas tardes de buen fútbol. Lewandowski tuvo una tarde de inspiración y de un sutil toque con el interior le dio el segundo también a Ansu. Jugada de gran belleza. Monólogo azulgrana, con el Mallorca renunciando al balón, como siempre con Aguirre, que no suele plantear un fútbol demasiado atractivo pero al que hay que felicitar por la magnífica temporada que ha hecho. Más allá de los gustos de cada cual, lo que no se le puede discutir al técnico mexicano es que tiene una personalidad futbolística muy marcada y que en el caso del Mallorca ha servido para exprimir del modo más fructífero los recursos del equipo. Dazn imprimió el hashtag «Juntos contra el racismo» junto al marcador y en la parte inferior derecha de su retransmisión, como si se hubiera enterado la semana pasada de que en los estadios de fútbol hay de vez en cuando un par de idiotas que gritan algo equivocado. Bien, nunca es tarde.

La estrepitosa derrota del Madrid contra el City, como tantas ha sufrido el Barça post Pep en Europa, invitan a la reflexión de cómo acometer la renovación de los equipos que tantos éxitos cosecharon. No era fácil renovar al Madrid que la pasada Champions eliminó del modo más emocionante y brillante a los mejores equipos de Europa hasta ganar en la final de París al Liverpool. Tampoco era fácil para el Barça jubilar a Busquets y Alba, y Messi aún estaría por aquí si Laporta no se hubiera encontrado el club en la quiebra técnica en que Bartomeu lo había dejado. El fútbol tiene finales trágicos, como todo lo sentimental. Cuando al frente hay personas capaces e inteligentes -como es el caso de Florentino Pérez en el Madrid- tampoco nos podemos ahorrar las lágrimas.

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El partido continuó sin demasiada historia ni muestras en la grada de una gran emotividad por ser la última tarde de fútbol que por lo menos en dos años verá este estadio. Lewandowski en el 66 estrelló una falta en el larguero, de modo que Messi será para siempre el último jugador que marcó de falta en el viejo Camp Nou. Desde que el argentino se fue, el Barça no ha vuelto a marcar de falta. El que sí marcó, y dejó su pedazo de historia en el último vals, fue Gavi, de un magnífico disparo desde el borde por dentro del área.

Jordi Alba se fue llorando y ovacionado hasta por los jugadores del Mallorca. Busquets, más contenido -como durante toda su carrera- que Alba, no lloró ni perdió su sonrisa, pero igualmente tuvo al marcharse la ovación y el reconocimiento de todos.