El Barça abusa de la épica y solo empata en Mallorca

El Mallorca, valiente, intentaba no hundirse atrás. Presiones selectivas, aunque sin exagerar, lo justo para que el partido se jugara lejos de su portero. Tuvo premio la intensidad local, sin duda favorecida por una asistencia imprecisa de Ter Stegen a Oriol Romeu, que Muriqui aprovechó para marcar el primero de la noche. Error del portero alemán del Barça, falta de atención general de la defensa azulgrana y merecida recompensa para un equipo que había salido mucho más motivado que el rival.

Les costaba a los de Xavi entrar al partido como les costó ante el Celta en Montjuic y tuvieron que remontar en los últimos minutos. El Mallorca defendía muy alto, y el Barça encontraba espacios a la espalda de los centrales locales, pero tenía demasiada prisa para el pase vertical y perdía todos los duelos por falta de intensidad. Muy concentrados los de Javier Aguirre, luchando con total entrega por el partido. El Barça intentaba reaccionar pero se equivocaba yendo al cuerpo a cuerpo sin entender que lo que necesitaba era reconciliarse con el balón. No había manera. Se jugaba a lo que quería el Mallorca, que de todos modos realizaba un esfuerzo físico que difícilmente iba a poder mantener durante todo el partido.

Raphinha centraba con tensión, Ferran Torres no llegaba por los pelos. Xavi se llevó el aplauso de la grada por el control de un balón que había salido fuera y que recordó a su habilidad de cuando era jugador. Se quejaba el técnico azulgrana de la intensidad excesiva de los jugadores del Mallorca, cuando de lo que en realidad tendría que lamentar es la poca que mostraban los suyos. Poca influencia de Cancelo en ataque, muy pendiente de su banda. Más lateral que en cualquier otro partido.

Era más fácil pensar en la capacidad del Barcelona para voltear el marcador que en que los de Aguirre pudieran mantenerlo o incrementarlo, pero lo cierto es que el Mallorca se comió a los visitantes durante los primeros veinte minutos y se dedicó luego con acierto y temple a contenerlo. Ferran falló un remate claro en parte gracias a la buena intervención del portero Rajkovic. Pero Raphinha logró por fin conectar un buen disparo y empató en el 41. No era un empate merecido, pero el Mallorca notaba el desgaste.

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El mismo Raphinha tuvo el segundo: todo lo hizo bien salvo el disparo final, demasiado a romper. A este chico le cuesta redondear sus actuaciones. En el añadido Abdón Prats sacó petróleo de la general desconexión defensiva del Barça, y de la mala noche de Ter Stegen, y volvió a adelantar a su equipo. El Barça no va todavía tan sobrado como para salir de un modo tan contemplativo y menos como visitante.

Joao Félix inauguró el segundo tiempo chutando al palo y Xavi a continuación sustituyó a Ferran por Lewandowski. El Mallorca empezó a ser lo que todo el mundo esperaba que fuera desde el principio. Con las fuerzas menguadas, perdía más balones y se encerraba atrás. Pero Aguirre no se dio por vencido y dio entrada a Darder y Larin para aprovechar los espacios que el Barça le dejara en su ambición por remontar.

Lamine Yamal y Fermín entraron por Joao Félix y Oriol Romeu. Lamine Yamal no esperó ni un minuto para ejercer su protagonismo aunque el árbitro rectificó acertadamente un penalti que había pitado por una falta que no era sobre el joven jugador. El Mallorca resistía pero quedaba mucho partido para sólo resistir.

El Barça jugaba un poco lento, posicional, demasiado estático, hasta que Lamine Yamal y Fermín le dieron la razón a Xavi y con la colaboración de Raphinha y Lewandowski fabricaron el empate. Lamine Yamal en la activación, Fermín en la resolución. Es asombrosa la naturalidad con que los jóvenes resuelven los compromisos de este equipo. Koundé entró por Íñigo Martínez y Larin le ganó una peligrosa carrera dejando claro que su estado de forma todavía es mejorable.

El Barça tiene talento, luz y suerte, pero no puede abusar de la épica del último minuto porque los milagros no siempre suceden. En el último minuto, el Mallorca tuvo la victoria pero tampoco pudo.