EL BAÚL DE LOS DEPORTES
Y el Atlético se proclamó campeón del mundo: la mayor hazaña de su historia
Curiosidades y detalles de la Copa Intercontinental ganada por los colchoneros en la final disputada ante el Independiente argentino hace 50 años, en abril de 1975
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Es el título más importante y, a la vez, el más peculiar de la historia del club madrileño. El 10 de abril de 1975 alzó al cielo la Copa Intercontinental, trofeo que disputaban los campeones de América y de Europa y que, en consecuencia, ... acreditaba al ganador como el mejor del mundo. El equipo español no había ganado la Copa de Europa, fue subcampeón al caer ante el Bayern de Múnich, pero la renuncia de los alemanes a viajar a Argentina para enfrentarse al Independiente de Avellaneda posibilitó la participación y el consiguiente triunfo de los colchoneros. Puro Atlético de Madrid.
Empezando por el final, final feliz, el viernes 11 de abril la portada de ABC la ocupa una foto a toda página de Gárate, legendario delantero rojiblanco, con los brazos en alto, sonriente y eufórico. La viva imagen de la alegría. Y un titular rotundo: «Campeón Intercontinental: la mayor hazaña de la historia del Atlético de Madrid». En páginas interiores, los detalles.
La final de la Intercontinental se disputaba a doble partido. En la ida, el Independiente ganó 1-0. Había que remontar. Y el Atlético lo hizo: «Venció 2-0, justo premio a una acción más veloz y profunda que la del equipo argentino».
En la ficha técnica del partido jugado en el estadio Vicente Calderón, varias curiosidades. Entre otras, un sorteo para decidir el árbitro y un solo cambio efectuado por los entrenadores de ambos conjuntos:
«Alineaciones. —INDEPENDIENTE DE BUENOS AIRES: Perico Pérez, Comisso, M. A. López, Carrila, Pavoni, Saggioratto, Galván, Bochini, Balbuena, Rojas y Bertoni. A los veintidós minutos del segundo tiempo se retiró Balbuena y le sustituyó Rodríguez.—ATLETICO DE MADRID: Pacheco, Melo, Heredia, Eusebio, Capón, Adelardo, Irureta, Alberto, Aguilar, Gárate y Ayala. A los veinticuatro minutos del segundo tiempo, Salcedo sustituyó a Alberto.
Entrada.—Casi el lleno absoluto, unos 65.000 espectadores.
Terreno de juego.—Algo descamado dé hierba en zona central y áreas, húmedo, pero se pudo jugar buen fútbol.
Arbitraje.—Media hora antes del partido se efectuó en caseta arbitral el sorteo que decidiría el arbitro de este partido entre los señores Robles, de Chile; Llobregat, de Venezuela, y Barreto. de Uruguay, correspondiendo el arbitraje al primero de los citados...
Goles.—A los veintidós minutos, Irureta remata de cabeza sesgado un centro de Gárate y marca el primero para el Atlético. A los cuarenta minutos del segundo tiempo, Heredia saca una falta desde el lado derecho, despeja mal la defensa argentina y entran juntos al remate sobre la carrera Ayala y Gárate, siendo aquél el que llegó al balón y lo introdujo en la meta de Independiente, para conseguir el segundo gol, que decidía el destino de la Copa Intercontinental».
La crónica de ABC describe fielmente cómo se vivía el fútbol hace medio siglo e incide en la superioridad del conjunto rojiblanco sobre el césped:
«Adelardo, capitán del equipo, subió al palco presidencial, donde don Juan Sánchez Cortés, presidente de honor del club y ex vicepresidente durante el mandato de Javier Barroso, le entregó una placa de plata para conmemorar sus quinientos primeros partidos con el Atlético. Si los jugadores de la Extremadura de hoy son como los soldados de la Extremadura de ayer, es lícito suponer que Adelardo puede jugar sus «segundos» quinientos partidos antes de despedirse del todo. Y si decide decir adiós a fin de temporada, nadie le puede ya quitar la gloria, terrena de haber sido el capitán del equipo que ganó en buena lid a un gran equipo argentino como Independiente la Copa Intercontinental... Buen espectáculo, espléndido ambiente. El estadio lleno. Luz y color, luz y sonido en la noche a orillas del 'arroyo aprendiz de río'...
...Se impuso en seguida la velocidad del Atlético, como en una carrera de caballos toma la cabeza el más rápido e impone el tren que le conviene. El equipo rojiblanco iba muy ligero por su pradera, en contraste con la acción siempre más pausada del fútbol argentino representado por Independiente… La final se desarrolló en un plano inclinado por el Atlético a su favor. Lo curioso y lo extraño de este partido fue que no ejerció el Atlético un dominio por imperio de su línea media, ni como consecuencia de un envolvente de líneas, sino que la acción individual y conjunta era más ligera, más fluida que la de Independiente... Baste decir, en conclusión, que el Atlético ha sido mejor y su triunfo ha sido claro y limpio como los chorros del oro. Esto le compensa, en parte de no lograr en 1974 la Copa de Europa que tan cerca estuvo de conquistar. La U. E. F. A. ha podido comprobar que el subcampeón por culpa del buen Bayern, es un equipo continental e intercontinental».


Fue la culminación de un trabajo cuya primera piedra había sido puesta casi un mes antes, el 12 de marzo, a 10.000 kilómetros de distancia. Y eso que algunos cronistas dudaban de las opciones del Atlético. «Prueba, tal vez, excesiva para el At. de Madrid», tituló Blanco y Negro, suplemento dominical del ABC: «Por renuncia del Bayern de Munich, que atraviesa por un momento de baja forma, el equipo madrileño acude a Buenos Aires para disputar al Independiente la Copa Intercontinental, con la ilusión de ganar prestigio».
«Después de unas temporadas de alto nivel, el Atlético atraviesa un período de vacas flacas. En la Liga, tras el cambio del entrenador Juan Carlos Lorenzo en plena campaña, el que fue gran jugador rojiblanco Luis, pasado desde el equipo al banco del técnico, no ha conseguido enderezar del todo el rumbo del club, que se halla anclado en el centro bajo de la clasificación, casi con demasiada proximidad de la zona peligrosa, y no logra remontarse hacia la zona 'europea' de los cuatro primeros...
...Es como un Rafael 'El Gallo', capaz de lo mejor y lo peor en un fútbol temperamental, y ahora parece convencido de haber comenzado la temporada pisando con el pie izquierdo. En principio parece que tiene poco que hacer con semejante temple en la Copa Intercontinental, ante un avezado adversario que la ganó el año pasado en campo contrario; pero si hay un equipo capaz de hacer lo inesperado, éste es el Atlético de Madrid, en sus horas altas o en sus horas bajas. La Copa Intercontinental serviría al equipo para creer en sí mismo y salir de su talante de desánimo en la etapa del cinturón apretado».
El Atlético voló hasta Sudamérica para afrontar el encuentro de ida en Avellaneda, ciudad ubicada en el entorno de la capital argentina. Los días previos al enfrentamiento con el Independiente fueron intensos y llenos de anécdotas impensables en el balompié actual:
«La recaudación está superando todos los cálculos previsto... En este instante se está ya en los 130 millones de pesos moneda nacional, pero sigue intensa la demanda de localidades, lo que hace esperar que se llegue a los 220 millones de pesos (183.000 euros)... Esta noche serán agasajados nuestros muchachos con un asado criollo en el campo de Pato Barranca al Sur... Arbitrará el partido el húngaro Karoly Palotai, asistido del italiano Ricardo Lattanzi y del holandés Charles Corbert... Una banda del pueblo de Madariaga ejecutará los himnos nacionales de España y la Argentina».
La diferencia horaria entre España y Argentina redujo a la mínima expresión las crónicas del encuentro:
«Mínima derrota del Atlético de Madrid (1-0) ante el Independiente en el partido de ida de la final intercontinental: En la última madrugada se disputó en Buenos Aires el encuentro de fútbol valedero para la final de la Copa Intercontinental —partido de ida— entre el Independiente de Avellaneda y el Atlético de Madrid. El partido, que finalizó a las tres y diez minutos de la madrugada, hora española, concluyó con el tanteo de un gol a cero favorable al equipó argentino. El único tanto del partido fue conseguido a los treinta y cuatro minutos por Valbuena. El Atlético de Madrid hizo un aceptable encuentro, en el que incluso pudo haber conseguido el empate en la segunda mitad de la contienda».
Volviendo al decisivo choque del Vicente Calderón, tras el triunfo se desató la fiesta en el campo y en la grada. Y el significado de este título lo describió Adelardo, capitán del equipo, en una entrevista publicada en ABC un día después del éxito: «La Copa Intercontinental es el trofeo de más prestigio para las vitrinas atléticas, mundialmente hablando. Porque todos son importantes, ¿sabe? Emocionalmente, al menos, compensa aquella Copa de Europa que se escapó en el último minuto».
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