maratón de valencia
Arturo Casado: «Las nuevas zapatillas han vuelto injusto el atletismo»
El madrileño, ex campeón de Europa de 1.500 metros, analiza con acidez la situación de su deporte a las puertas de la gran cita anual en la capital del Turia
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Iniciar sesiónHabla claro Arturo Casado. Vive el atletismo con pasión y con un sentido crítico. Campeón de Europa de los 1.500 metros y ahora investigador del deporte de alto rendimiento en la Universidad Rey Juan Carlos, el madrileño (40 años) aguarda con expectación el ... Maratón de Valencia de este domingo.
—El ugandés Cheptegei, plusmarquista mundial de 5.000 y 10.000 metros, es la gran atracción en Valencia. Se trata de su debut en maratón, ¿cómo analiza este salto desde los 10.000 metros a los 42,195 kilómetros?
—Lo veo bien porque, con 27 años, es todavía joven y tampoco se ha prodigado tanto en la pista. Bekele, por ejemplo, dio el salto al maratón a una edad más avanzada, con más desgaste acumulado en las pruebas de pista. De cara al domingo, creo que Cheptegei lo hará bien, le pronostico un crono en torno a 2h02:30.
—¿Cómo es la preparación de Cheptegei?
—Es muy diferente, por ejemplo, a la que lleva a cabo Kiptum, el plusmarquista mundial de maratón. Cheptegei hace muchos menos kilómetros, apenas 160 a la semana, pero es capaz de sacar una gran productividad a ese kilometraje tan bajo. ¿Por qué? Porque compensan con lo que llamamos las tiradas largas de los domingos o los viernes, es decir, sesiones de 30 ó 40 kilómetros a veces en los que, en su mayor parte, van a ritmo de competición. Y por supuesto, en altitudes muy elevadas, a 2.400 metros sobre el nivel del mar.
—¿Ve posible que se retire el domingo?
—Puede pasar, porque es su debut y el salto implica multiplicar por cuatro la distancia. En maratón siempre se dice: «Sabes cómo empiezas pero nunca sabes cómo acabas». Pero realmente creo que llegará a meta, porque cuenta con un buen soporte: buenos técnicos y una preparación inteligente. Los he visto entrenar, estuvieron conmigo unos días en Hoyos del Espino, al lado de la plataforma, en Gredos, y son muy profesionales. Confío mucho en ellos.
—¿Cómo es el maratón desde el punto de vista fisiológico?
—Pues muy diferente a las demas distancias. Porque se produce una depresión muy importante de los depósitos de glucógeno en el músculo. Eso no pasa, por ejemplo, en la media maratón. Y cuando se gasta el glucógeno, ya hay que empezar a tirar de grasas, el sustrato energético es diferente. Y eso hay que entrenarlo de forma específica.
—Kenenisa Bekele es el otro gran nombre de la carrera. Tiene ya 41 años y habla de estar preparándose para los Juegos de París...
—Esto lo veo irreal, sinceramente. Yo voy a serle sincero: creo que a Bekele ya se le ha pasado el arroz. Dudo que consiga bajar de 2h10'.
—En su opinión, cuando caiga el muro de las dos horas... ¿quién lo derribará?
—Kiptum, sin duda. Ya se ha quedado a sólo 35 segundos. De hecho, si hubiera tenido liebres que lo hubieran llevado a un ritmo más elevado en Chicago, ya lo habría batido. Es una cuestión matemática.
—Las nuevas zapatillas, con la famosa placa de carbono y las espumas, se han situado en el centro del debate. ¿Cuál es su opinión?
—Yo tengo una opinión muy clara, aunque sé que hay gente a la que no le gusta. La tecnología actual ha cambiado el atletismo tal y como lo concebíamos. Lo han convertido en un deporte mucho más injusto, menos igualitario. Se ha introducido una variable tecnológica, externa al deportista. Unos atletas pueden rendir mejor que otros, al margen de la valía de cada uno. Esto ya lo vivió Bekele en su día: se vio obligado a correr con unas zapatillas de tecnología inferior a las de Kipchoge y no pudo batirle el récord por dos segundos. Sé que hay atletas a los que no les gusta mi opinión, me lo han dicho, pero es lo que pienso. Y veo cosas llamativas: atletas de élite que anuncian que por fín han podido conseguir un par de las nuevas zapatillas, como un gran logro. ¿Y el resto? ¿Qué pasa?
—¿Y qué cambios propone usted?
—Que se limitara más, por ejemplo, la altura de la entresuela. Cuanto más alta, más se deforma la pisada y menos se utiliza el pie para impulsarse. Todo es menos natural y esto desvirtúa el encanto de nuestro deporte. Y además aplicaría los mismos límites en pista que en maratón.
—Con las pértigas se vivió algo similar, con la llegada de la fibra de vidrio y de carbono...
—Sí. Pero ahí siempre había una tecnología, antes y después, y se pasó del bambú a las fibras. Correr es correr. Si no, que se lo digan a Bikila, ¡que corría descalzo!
—En un maratón, ¿en cuánto tiempo cuantificaría la mejora en los cronos gracias a las nuevas zapatillas?
—Yo la calculo en dos minutos.
—Kenia, Etiopía, Uganda... ¿por qué este dominio en maratón?
—Tristemente, ahora mismo en Kenia es donde más dopaje hay. Y eso es un factor que hay que subrayar, aquí hay que ser francos. Cada semana vemos un positivo de un keniano o un etiope. Y creo el problema no está en los entrenadores ni en los managers. Lo que hay son gurús que obtienen sustancias en los hospitales y están haciendo dinero con el dopaje tradicional: EPO y anabolizantes.
—¿Qué papel juega la genética en los éxitos de los atletas africanos?
—En mi opinión no es lo importante. Hay estudios que han comparado el ADN mitocondrial de la tribu Kalenjin (la de los mejores corredores de Kenia) con personas de otras naciones y se ha visto que no hay tantas diferencias genéticas ni son unas poblaciones aisladas.
—Entonces el secreto estaría en su forma de vida, en el ambiente, en las adaptaciones...
—Exacto. Yo tiendo a pensar eso. Alimentos no procesados y mucha cultura del esfuerzo físico. Los niños kenianos van corriendo al colegio. Todos los días corren un promedio de 10 kilómetros... ¡y en altitud! Esto lo puede comprobar en mi tesis doctoral, estudiando a 36 atletas de Kenia. Hacían esto entre los 4 y los 14 años... ¡descalzos! Esto les proporciona una adaptación tremenda, a lo que se une el hecho de que poseen una tradición en el atletismo que les fue inculcada al haber sido una colonia inglesa. En resumen, todo esto es lo que se conoce como epigenética. La genética se cambia con el ambiente.
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