Mientras el himno del Real Madrid retumbaba en La Cartuja y los jugadores blancos se fundían con el júbilo de su afición, Jagoba Arrasate lloraba desconsolado sobre el césped. El entrenador de Osasuna liberaba al fin la emoción de tantos días de ilusión: ... porque hasta el último suspiro de la final, Osasuna estuvo vivo –Dios sabe qué hubiera pasado si Carvajal no se hubiera interpuesto entre la línea de gol y Kike Barja cuando al partido le restaba unos pocos segundos–.
Con el pitido final, los del club navarro cayeron desplomados sobre el verde; era una consecuencia lógica después de recibir una puñalada en el primer minuto, empatar un partido que se empinó como una montaña y poner contra las cuerdas al campeón de Europa. Osasuna cayó, sí, pero también conoció la belleza que oculta la derrota. Dio todo lo que tenía dentro de él y eso es algo que su gente jamás olvidará. En comunión, plantilla y cuerpo técnico se fundieron entonces en una piña, cantaron su habitual grito de guerra y posaron, unidos y con su afición protagonizando el paisaje de la imagen, en una fotografía para la historia del club pamplonica. La segunda final de Copa en sus 102 años de edad tenía el mismo desenlace que la primera, pero el orgullo que los de Arrasate han provocado en su gente es algo que quedará arraigado a la leyenda de los navarros. Es más, la afición roja, alentadora y masiva durante todo el fin de semana, se marcha del calor de Sevilla apenada, sí, pero también satisfecha por el honorable papel de los suyos en La Cartuja.
Ya pasada la medianoche, los protagonistas del cuadro derrotado comenzaron a desfilar por la zona mixta. El primero en dar la cara fue Lucas Torró, autor del bello y único gol de Osasuna en el encuentro. «La segunda parte hemos dado la cara, hemos encontrado ese gol y ha sido una pena. Felicitamos al Real Madrid», señaló el pivote defensivo. Poco después, un triste pero inmensamente orgulloso Jagoba Arrasate explicaba sus lágrimas: «Después de tanta tensión me ha salido llorar, pero estoy muy orgulloso del equipo y de la grada que tenemos. Ha sido el Real Madrid de las finales, lo hemos intentado y hemos tenido la última» decía el técnico vasco en relación a la ocasión errada por Kike Barja.
Preguntado por el papel de los dos hombres del partido, Vinicius y Rodrygo, Arrasate fue contundente: «Es muy complicado defender a Vinicius. El martes va el City al Bernabéu y va a sufrir también porque tienen jugadores de desborde, de calidad, como Rodrygo, que ha hecho dos goles».
La brillantez en sus ojos aún era notoria casi una hora después del pitido final. Sin embargo, el de Berriatua, pronunció una reflexión que refleja el paso adelante que Osasuna ha dado este curso como institución: «Ahora estamos muy tristes y tiene que ser así. Pero lo de este fin de semana es un punto de inflexión para el osasunismo. Volveremos a intentarlo».
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