Arde Vallecas: tensión en el palco, gran bronca en el banquillo y espantada de Íñigo Pérez

Los incidentes más graves fueron, sin duda, los de la noche del miércoles al jueves, cuando más de 200 miembros de Bukaneros, grupo ultra del Rayo, se enfrentaron con palos y bengalas a sus homólogos polacos del Lech Poznan, Terror Machine, en una batalla campal por las calles de Vallecas. Afortunadamente, durante el partido no hubo incidentes reseñables.

En el plano institucional, no fue precisamente pacificador el vídeo publicado en la cuenta oficial del club polaco donde se detallan, en tono de cierta mofa, las carencias de un estadio y unos vestuarios, los del Rayo, modestos y necesitados de muchas mejoras.

La denuncia no hizo ninguna gracia al presidente del Rayo, Raúl Martín Presa, quien mostró públicamente su enfado en declaraciones a los medios de comunicación y desveló el frío ambiente vivido en el palco, sentado junto a los directivos del equipo visitante.

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«Reírse de la humildad o pobreza de la gente me parece lamentable» opinó Martín Presa en 'El Partidazo' de la Cadena Cope. Y reconoció que no les dirigió la palabra en todo el partido: «Les he dicho 'hola', les he saludado correctamente y punto. Con gente que le falta el respeto a la entidad no voy a tener condescendencia, lógicamente. Están atacando unos valores que para mí personalmente, para mi familia y para mis directivos son sagrados».

La bronca final, literalmente, se produjo donde menos se podía esperar, en el césped. Y de la forma más sorprendente. Ocurrió en el minuto 55, justo después de un inhabitual cuádruple cambio decretado por el entrenador del Rayo, Íñigo Pérez. Su equipo perdía 0-2, así que ordenó entrar a Alemao, Ratiu, Pedro Díaz e Isi. Y quitó a Trejo, Gumbau, Camello y Balliu.

Segundos después, las cámaras mostraron a Pérez de pie en una acalorada discusión con Balliu, este sentado en el banquillo. El técnico navarro ya se había dirigido varias veces durante el encuentro al lateral derecho para darle instrucciones y corregir algunos aspectos de su juego.

El enganchón sorprende aún más después de haber escuchado las declaraciones del futbolista el día anterior, en la rueda de prensa previa al partido donde fue precisamente él quien compareció ante los periodistas en compañía de Íñigo Pérez.

Balliu, que renovó el pasado mes de febrero su contrato con el Rayo hasta 2027, dijo que, entre otras razones, lo hizo porque «sabía que el míster se iba a quedar y era un poco por estar a gusto». Reconoció que «cuando vino Íñigo me corrigió varias cosas del tema defensivo. Ahora he aprendido varios aspectos gracias a él. Cuando me sumo al ataque me falta decidir mucho mejor, pero en eso estamos». Y, eso sí, ahora que no es titular indiscutible, se reivindicó ante la prensa y ante el técnico: «Estoy preparado para jugar jueves domingo».

Volviendo al partido de la Conference, finalizada la llamativa discusión a pie de campo, el renovado Rayo remontó el marcador en una media de hora de locura. Alegría máxima, abrazos y felicidad... hasta que los protagonistas se adentraron en las entrañas del vetusto campo vallecano.

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Poco después, Íñigo Pérez abandonaba el estadio con su mochila al hombro y sin haber acudido a la obligatoria rueda de prensa de los entrenadores.

Saltó la alarma y el club tuvo que salir al paso con una dudosa versión oficial: «el entrenador se ha marchado porque se ha encontrado indispuesto». A partir de ahí, reunión de la plantilla en el propio vestuario, y a última hora de la noche el Rayo comunicó la cancelación del entrenamiento abierto al público previsto para este viernes por la mañana.

Los jugadores rayistas se ejercitaron para preparar el encuentro de Liga que les medirá el domingo al Real Madrid, pero lo hicieron a puerta cerrada.