Las árbitras confirman su parón indefinido: la Liga femenina no empezará

La nota, a menos de un día para el inicio de una primera jornada que prometía ser histórica (primera liga profesional femenina de la historia del deporte español), suponía el último borrón al accidentado trayecto de una competición que ha costado horrores alumbrar. Pocas horas después, la LPFF, el órgano presidido por Beatriz Álvarez de Mesa, emitía su propio comunicado en el que culpaba al presidente de la Federación, de quien depende el estamento arbitral. «El colectivo está siendo engañado por Luis Rubiales». A la vez, anunciaba que los equipos estaban de camino a las sedes de los encuentros y amenazaba con medidas legales si los partidos no llegaban a celebrarse.

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El desencuentro estriba en que es la RFEF quien paga a las árbitras, pero el dinero lo ponen los clubes miembros de la LPFF. Hasta ahora, los honorarios del equipo arbitral son de 3.300 euros por cada partido de Primera. De ese montante, conocido como recibo arbitral, la juez principal se lleva 300 euros, cada una de las asistentes 168 euros y la cuarta árbitra, 84 euros. El resto, unos 2.600 euros, lo gestiona la Federación para pagar los desplazamientos, los hoteles y la manutención de las árbitras.

La diferencia respecto a sus compañeros del fútbol profesional masculino, al que también pertenecen cuatro árbitras asistentes, es abismal. Para empezar, estos están contratados por la propia RFEF. El sueldo base de un árbitro principal, según varias fuentes consultadas, es de unos 12.000 euros mensuales, mientras que por partido dirigido cobran unos 4.000 euros. Por contra, las árbitras de la liga femenina facturan a la RFEF sus honorarios. Si tienen una lesión, se quedan embarazadas o hay una pandemia de por medio, no cobran.

Según la LPFF, el miércoles trasladó a la RFEF una nueva propuesta de remuneración por el que el equipo arbitral pasaría a cuadruplicar sus emolumentos al destinar el total de los 3.300 euros a la árbitra principal (1.650 euros por partido) y las dos asistentes (825 euros cada una). Pero en su oferta no hacía referencia ni a la cuarta árbitra ni los gastos derivados de los arbitrajes. La LPFF priorizaba un acuerdo inminente y ofrecía negociar el resto de aspectos la próxima semana. En el otro lado, la propuesta de la RFEF era de un mínimo de 21.000 euros por partido, misma cifra que en el fútbol masculino.

Pese a los intentos del CSD para desencallar la situación y su apoyo a una mejora económica no hubo acuerdo. La primera jornada de la liga profesional femenina será recordada por el bochorno. El lunes, las árbitras explicarán los motivos de su plante.