Ancelotti y Sampaoli, duelo de hielo y fuego en el Bernabéu

Donde no llega la pizarra, debe llegar el ímpetu del entrenador y tanto Ancelotti como Sampaoli presentan dos rutas muy diferentes a la hora de motivar a sus jugadores. El italiano se ha convertido en toda una institución, respetado por su impecable currículo y por su tranquilidad, incluso cuando todo parece perdido. En cambio, el argentino es un volcán, un electrón durante los partidos que no para de gritar, dar indicaciones y encender a la grada, pese a que tanta intensidad a veces sobrepasa a sus jugadores. Más allá de sus capacidades tácticas, surge inevitablemente la gran pregunta, ¿cuál de las dos escuelas de entrenador es más efectiva sobre el césped, la serena o la impulsiva?

«Lo hemos estudiado y la conclusión es que no hay un perfil perfecto de entrenador. Influyen muchas variables, como los jugadores que tenga, los aficionados, el club, el ambiente en el estadio... incluso la nacionalidad. Las dos escuelas son válidas siempre que se transmita bien el mensaje durante los partidos. Lo importante es no generar más incertidumbre durante el caos del encuentro», asegura Rafael Mateos, psicólogo deportivo en TYM e investigador en la Universidad Autónoma de Madrid, quien también piensa que las actuaciones de los entrenadores durante los partidos son un reflejo de su persona, algo natural y no buscado.

Ancelotti se ha convertido en un referente a la hora de no perder los papeles durante los enfrentamientos. Solo las decenas de chicles que engulle rompen su imagen de estatua de mármol. «Su estilo tranquilo, democrático y no autoritario, ha cuajado en el Real Madrid, donde parece que gustan más los entrenadores que sepan dialogar y controlar el plano emocional durante los partidos, como es el caso del italiano. Aunque claro, son las victorias las que dan validez al estilo. En su primera etapa, a veces, se le tachaba de ser pasivo», explica Mateos. Otras de las claves que esgrime el psicólogo es la amplia vitrina del transalpino.

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«Cuando un entrenador llega, los jugadores le miran con lupa. Tu trayectoria se estudia y la de Ancelotti es inmaculada», esgrime Mateos sobre Ancelotti, el único entrenador de la historia que ha conseguido ganar las cinco grandes ligas (España, Francia, Alemania, Italia e Inglaterra), además de cuatro Champions League, dos con el Milán y dos con el Madrid.

Sampaoli, en cambio, ha tenido un devenir más irregular. Alejado de la superélite, su gran oportunidad llegó cuando en 2012 cogió el mando de la selección de Chile, con la que posteriormente ganaría dos Copas América, ambas a su amada Argentina (2014 y 2015). Su enérgico comportamiento, una de los ingredientes del éxito chileno, le llevó a la selección argentina en 2017, donde naufragó al caer en octavos en el Mundial de 2018. Fue en la albiceleste donde su estilo se difuminó, acumulando problemas de comunicación con la plantilla y regalando escenas realmente estrambóticas, como preguntarle a Messi la estrategia a seguir durante un partido.

«Sampaoli creo que piensa más en la estrategia que en el plano emocional. Durante su presentación con el Sevilla, habló mucho más de pizarra que de sentimientos. En los partidos, en cambio, es más nervioso y activo. Es posible que el Sevilla le haya fichado por esto, también porque el Pizjuán es un estadio con mucho temperamento, necesitaban un desfibrilador. Pero la clave es no pasarse. Si se exagera mucho, los jugadores pueden confundirse y puedes quedar como un tribunero ante la grada, como parece a veces que le pasa al Cholo en el Atlético», zanja Mateos.