FÚTBOL / ENTREVISTA ABC
Álex Baena: «Parece que en el fútbol español solo existen el Barça y el Madrid»
El mediapunta repasa sus orígenes, su impulso de dejar el fútbol y su sanación
Rubiales, yo sí te creo
Álex Baena (Roquetas de Mar, 24 años) camina con parsimonia por el pasillo hacia la zona de entrevistas que ha habilitado la Federación junto a los campos de entrenamiento de la selección en Las Rozas (Madrid). No es una persona expansiva, más parece poseído ... por la timidez. Toda la introversión que muestra el futbolista del Atlético se transforma en intensidad en el campo. Antes de viajar a Georgia para el duelo que puede clasificar a España para el Mundial 2026, el andaluz charla con ABC.
—¿Cómo fueron sus orígenes?
—La primera imagen que tengo de mí mismo es jugando con mi hermano en Roquetas con 3 años. Siempre he sido de ver mucho fútbol, de seguir los partidos por la tele, de ver en directo a mi hermano, a mi tío. Siempre me gustó.
—Dio el primer salto con 11 años, a la cantera del Villarreal. ¿Cómo fue?
—Se me hizo duro, muy difícil. Con 11 años era el más pequeño en la residencia. Iba al colegio solo, hasta por la tarde no veía a los compañeros del equipo, que iban al instituto. Teníamos horario diferente. Y estaba casi siempre solo durante el día. Fue muy difícil. Somos muchos hermanos, cinco, y siempre he sido muy familiar, me gusta estar con ellos. Y de un día para otro no tenerlos…
—Un emigrante de 11 años.
—Sí. Yo me imagino ahora a mi hermana que tiene esa edad y digo, hostia, no puede ser que a esa edad estuviese solo, haciéndome la cama solo, yendo al colegio solo, saliendo a dar una vuelta solo.
—¿Se quiso marchar muchas veces?
—Sí, casi a diario. Hemos tenido 1000 episodios mi madre y yo de llamadas, de horas llorando al teléfono, de me quiero ir, de hacerme la maleta y estar preparado para irme en Navidades y no querer volverme porque estaba con la familia y no quería volver a separarme. Pero al final mi madre siempre ha sido la que me ha obligado entre comillas a volver, a no tirar la toalla y la verdad que ahora se lo agradezco mucho.
—Igual sufría más ella, ¿no?
—Seguro, al 100%, ya te digo yo que sí. Ahora lo veo y recuerdo alguna llamada con mi madre que se hacía muy rara, y es que estaba llorando. Y no quería que la escuchase llorar.
—¿Cuántas veces la llamaba?
—La llamaba 10, 15 o 20 veces al día. Sí, sí. Por día. Desde que me despertaba hasta que me acostaba, me pasaba el día hablando con ella. Lo necesitaba. Era la única forma de tenerlos cerca. A ella y a mis hermanos, que son cuatro. Menos mal que cada 15 o 20 días me hacían una visita a Villarreal. A pesar de estar lejos hemos intentado estar muy cerca. Me he perdido la infancia de mis hermanas, los cumpleaños de mis hermanos. No es que duela, pero te jode no estar ahí. Es un sacrificio que he hecho por ellos para darles una vida mejor.
«Llamaba a mi madre 10, 15 o 20 veces al día. Por día. Desde que me despertaba hasta que me acostaba, me pasaba el día hablando con ella. Lo necesitaba. Era la única forma de tenerlos cerca»
—¿Ha hecho muchas locuras por estar con su familia?
—Mi padrastro ha hecho viajes de un día para que yo pueda estar con mi madre o mis hermanos. Yo he hecho viajes de 10 horas para poder estar medio día en casa. Son cosas que recordamos ahora con humor, pero entonces fue duro.
—¿Y fue progresando mentalmente o siempre tuvo esa sensación de pérdida o lejanía de la familia?
—Los primeros cinco o seis años se me hacía duro volver de vacaciones, pero al final también me hizo madurar. Es lo que te toca, es tu trabajo y lo vas asumiendo con más naturalidad.
—¿A qué edad asume que el fútbol será su trabajo? Porque también se puede pensar 'igual no llego'.
—Sí, exacto. Llega un momento con 17 o 18 años que hablo con mi madre y le digo que quiero apostar todo por el fútbol y que luego, si no sale bien, pues ya se verá.
—¿Hasta dónde llegó con los estudios?
—Estudié hasta Bachillerato y lo dejé un poco de lado. Los estudios son muy importantes, incluso ahora con 24 años. Ojalá pueda retomar, pero en ese momento mi cabeza no podía compaginar las dos cosas.
—¿Qué hizo con su primer sueldo?
—Con mi primer gran contrato con el Villarreal le compré una casa a mi madre y mis hermanos. Ellos también se han sacrificado mucho y era como un regalo por todo lo que hacen y todo lo que me ayudan.
—¿Es verdad que hace tres años quiso dejar el fútbol?
—Sí, fue un momento malo de mi vida que se acumuló todo, pasé unos meses malos y llegó un día que exploté y lo quise dejar todo. Pero bueno, al final con ayuda de mis hermanos, familia, amigos, el psicólogo, pudimos remontar.
Baena posa para ABC en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas
—¿En el caso con Valverde descubrió el poder de la prensa?
—Más bien la prensa deportiva, por así decirlo. Parece que últimamente vende más hablar de cosas externas al fútbol y solo importan dos equipos y todo lo que pase alrededor de ellos. Y al final se habla muchas veces más de todo lo extradeportivo que lo deportivo. Y a la gente también parece que es lo que le interesa, los cotilleos, todo lo que pase. Parece que en el fútbol español solo existen el Barça y el Madrid, que solo ellos tienen problemas, pero somos 20 equipos, cada uno con sus problemas, sus cosas. Y parece que los demás no importan.
«Parece que en el fútbol español sólo existen el Barça y el Madrid, que solo ellos tienen problemas, que los demás no importan»
—¿Hablaría con Valverde para arreglar el tema?
—Es un tema que está bastante zanjado por las dos partes. Ha pasado el tiempo, las cosas están como están y es mejor no tocarlo.
—¿Por qué no dejó el fútbol?
—Hablé con mi psicólogo, me dijo que me diese un tiempo, que no tomase decisiones en caliente, hablé con mi familia, ellos me apoyaron en todo, me di ese tiempo para poder arreglar las cosas y la verdad que salió bien.
—¿Desde cuándo con psicólogo?
—Desde que empecé en el primer equipo del Villarreal. Hace seis años más o menos. Es más un entrenamiento continuo con él, hoy tengo una charla con él y está todo genial, vamos hablando cada 15 o 20 días. Si tengo problemas, se los cuento. Es una manera de tener un equilibrio.
—¿Se presiona mucho, le afectan los problemas?
—Sí es verdad que me meto mucha presión yo mismo, ya sea en el fútbol o fuera de él. Cuando tengo que hacer algo, quiero dar lo mejor de mí, y muchas veces tampoco depende al 100% de ti. No sale todo como queremos, y esa presión sí te puede llegar a afectar.
—¿Es una persona tímida con gen competitivo?
—No sé, a lo mejor todo lo que me falta fuera es lo que me sobra dentro del campo. Siempre, desde pequeño, he sido así, muy vergonzoso, tímido, introvertido. Muy mío. Y a lo mejor todo lo que tengo guardado lo expreso en el campo. Soy muy competitivo, no me gusta perder a nada y doy siempre el 100%.
—¿Se puede decir que la llamada de la selección lo salvó mentalmente?
—Dos meses antes de la llamada de la selección quería dejarlo todo. Incluso en ese momento, cuando es tu primera convocatoria y deberías ser el tío más feliz del mundo, yo sentí felicidad, pero no como ahora. Cada vez que me llaman soy la persona más feliz del mundo, me cambia el día, estoy super feliz. Pero en aquel momento, bueno, me alegré, pero mi cabeza no estaba bien, diría que no me alegré lo suficiente. Pero poco a poco, a partir de esa llamada del seleccionador, empecé a retomar la felicidad, puedo decir que fue el inicio de todo.
—Llevamos un rato hablando de salud mental…
—Sí, es verdad. Es bueno. También es bueno venir aquí, desconectar un poco de todo, conocer a nuevos compañeros, viene bien.
—¿Cómo consigue De la Fuente que nadie se enfade si no juega?
—Él ha dicho alguna que otra vez que no solo llama a futbolistas, sino a buenas personas. Nos conoce a todos muy bien, sabe cómo somos cada uno y lo que podemos aportar fuera del campo. Sabe que aquí dejamos el ego a un lado, fuera de la concentración. Y sabe que todo el mundo aporta, juegue o no.
—¿Tienen algún grupo de WhatsApp los de la Eurocopa?
—Tenemos la suerte de poder coincidir todavía la mayoría del grupo y si no, pues nos vemos durante la liga.
– ¿Cree que falta un sentimiento de selección en España?
—Sí, falta mucho sentimiento de selección. Conseguimos en la Eurocopa otra vez ver a la gente ilusionada por la selección. Hacía tiempo que no se veía a los del Barça animar a los del Madrid, los del Madrid al Barça, los del Atlético al Madrid. Eso hacía mucho que no se veía. Y parece que cuando termina la Eurocopa todo eso se va y se vuelve otra vez a lo mismo.
—Hasta que llegue el Mundial…
—Sí, esperemos que podamos unir otra vez toda la fuerza, porque ver en cada partido todos los desplazamientos que hacían los aficionados, cómo nos animaban, ver a la prensa decir cosas buenas, que no se criticaba por el equipo del jugador y estar todos a una… Eso también ayuda mucho a la selección.
«El Atlético es como ese equipo de pueblo que todos sienten, que sufren, que en las malas nunca tiran la toalla, que siempre animan»
—¿Qué ha descubierto de especial en el Atlético?
—Desde fuera se ve como un gran club, pero desde dentro no me esperaba la magnitud que tiene el Atlético en cuanto a aficionados, lo pasional que es la gente. Es como ese equipo de pueblo que todo el mundo siente mucho, que sufre por el club, que en los malos momentos nunca tiran la toalla, que siempre animan al equipo. Estoy super feliz.
—¿Encaja ahí? ¿Se ve bien?
—Sí, es vivir sin miedo. La filosofía del club, del míster y todo. Al final es todo muy pasional, no tirar la toalla, jugar cada minuto como si fuese el último. La verdad es que no podía haber hecho mejor elección.
—¿Le ha cambiado mucho la vida o conserva hábitos sencillos?
—Intento siempre hacer lo mismo, ir a tomar un café, pasear por Madrid, ir de compras, comer con la familia, ir al cine, cosas sencillas como cualquier persona normal.
—¿Y puede todavía?
—Por ahora sí, también es verdad que me lo tomo con mucha naturalidad, no voy a dejar de ir a tomar café porque la gente me reconozca, intento estar cerca de la gente, que me vean por la calle como uno más.
—Juega en muchas demarcaciones, ¿pero cuál es su posición de verdad?
—Mediapunta. O interior también. Tengo la suerte de poder adaptarme a muchas posiciones. Lo que quiere un jugador es jugar, en una posición u otra.