El presidente del Espanyol se estrena atizando al Barça: «Si crece es por los turistas»

«No venimos a cambiar el Espanyol, sino a ayudar a que crezca con humildad y a invertir en la cantera y en la infraestructura. Pero el Espanyol tiene que preservar su independencia y su identidad», expresó el empresario en su primera intervención como mandamás periquito. Se mostró como un personaje comedido y serio, pero ambicioso y con un proyecto claro: «Hay que ir más allá que invertir para crecer y ganar la Champions. Mis sueños son grandes, y quiero convencer a todos de que este es un gran club, una parte especial de Barcelona y del mundo del fútbol. Hay que mostrar que hay algunas cosa aquí que no hay en otras partes».

La afición del Espanyol afronta este cambio de etapa con cierto trauma. También Chen Yansheng llegó al club prometiendo un futuro próspero, pero finalmente el Espanyol vivió bajo su presidencia una época de extrema dificultad deportiva. Hace tres años de la última visita del empresario chino a Barcelona, y es evidente que el espanyolismo se ha sentido olvidado y sin rumbo. Pace presentó su proyecto como algo bien distinto: «No quiero traer a gente que no pueda hablar perfectamente el idioma con la gente con la que tiene que trabajar cada día. La cercanía es muy importante. Cada partido del Burnely hablo con los aficionados sin seguridad. Hay que escuharles. Voy a ser muy directo», declaró.

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El nuevo presidente habló sin titubear de la competencia que supone tener a un gigante como el Barça de vecino: «Han crecido por las personas de fuera de Barcelona. Si miras los turistas que van a verles, no son necesariamente aficionados, solo quieren ver fútbol de calidad. Hay muchos turistas en esta ciudad, y tenemos la oportuniad de que nos conozcan y nos visiten, y, quizás, podamos hacerlos pericos. Pero para eso primero hay que convencerles de que estamos. Eso no solo se consigue por si tenemos a los mejores jugadores, hay más maneras de introducir este club al mundo».

Al directivo no le asustó poner un umbral de éxito: «Consideraré éxito que el Espanyol sea uno de los seis mejores equipos de este país y que sea tratado como tal». Llega el norteamericano con la temporada empezada, pero asegura que no quiere interrumpir el proceso del equipo: «Yo no jugué a fútbol y no soy un experto, no puedo ni criticar ni ayudar, solo hacer preguntas. Y las haré cuando todo esté más tranquilo, no ahora entre partidos». Prosiguiendo en su respuesta, al nuevo presidente se le entrecortó al voz por la emoción: «Sí me gustaría que después de todo se me recordara con respeto, y sentir que tanto yo como mi familia somos parte de esta familia. Eso es suficiente», pronunció con dificultad.

Alan Pace también preside el Burnley de la Premier League. Es decir, el Espanyol entra ahora en un modelo multiclub, aunque, ha aclarado, ambos clubes «no son lo mismo. Será como una familia. Son independientes, pero habrá sinergias y aprenderemos mucho de cada uno. Por ejemplo, vi la celebracion que la semana pasado preparó el club para aquellos que cumplían 25 años como socios y en Inglaterra no tenemos nada así, y eso que somos uno de los clubes mas antiguos del pais», reflexionó. Sin embargo, sí expuso las diferencias entre las leyes del deporte en España y en Inglaterra. «Aquí no es solo si queremos gastar dinero, tenemos que hacerlo de acuerdo con las reglas», aseguró.

No huyó ningún asunto y respondió con naturalidad. Incluso, él mismo sacó el debate de los partidos de Liga en Estados Unidos. «En el mundo piensan que la primera Liga es la inglesa, pero no saben lo bueno que es el fútbol aquí en España. Es una oportunidad. Sé que lo que voy a decir me puede crear problemas, pero si juegas partidos en los Estados Unidos, si ayudas a dar a conocer al mundo la calidad que hay aquí, solo puede beneficiar al país, a los jugadores y al fútbol. No queremos estar en las sombras de otras ligas», añadió al respecto.

Es un hombre vinculado con la ciudad de Barcelona. Llegó en 1992, año olímpico, y vivió en la capital catalan varios años. «Fue un sueño cuando hace 30 años, mi esposa y yo llegamos a vivir a Barcelona, y ahora regresamos como si fuera una luna de miel. Espero que siempre siga siendo igual de feliz. Desde el primer momento, mis amigos aquí fueron como familia». Empieza una nueva era en el Espanyol.