Messi no es suficiente en un entretenido partido inaugural sin goles

El ritual prepartido fue lo más novedoso de la calurosa noche en Miami. Como si fuera una final olímpica de los 100 metros lisos, saltaron uno a uno los jugadores del Al-Ahly y el Inter mientras recitaban sus nombres. Lo hacían acompañados de fuegos artificiales y posando con sus compañeros en una línea vertical, frente a la otra del equipo rival. Lógicamente, Messi fue el más esperado y aplaudido.

Fue una primera parte de claro dominio egipcio, equipo con una interesante propuesta ofensiva y con jugadores de cierto talento, como Trezeguet. También Ashour, que se marchó lesionado a los 12 minutos desconsolado por una lesión muscular. Antes había tenido un mano a mano que detuvo Ustari, el héroe de los norteamericanos en los primeros 45 minutos.

Tres paradas de valor gol, una de ellas al filo del descanso. Penalti detenido a Trezeguet. Duro y seco, pero a media altura. Estuvo rápido de reflejos el veterano portero argentino que bien conocen en Getafe y Almería.

Sí hubo una pelota que acabó en la red, pero la arrancada de Abou Ali se inició en posición antirreglamentaria. En el Inter, solo un centro chut de Segovia que sacó bajo palos Ibrahim. Y una segunda amarilla a Avilés que le perdonó el colegiado australiano, de origen iraní, Alireza Faghani

El descanso fue propio del 'showtime' del deporte de este país. Si esto fuera la NFL, se entendería, pero no lo es. Se supone que la FIFA quiere hacer un torneo serio. Cosa que no hace si dedica el entretiempo a sacar al famoso youtuber Speed junto a Del Piero, Djorkaeff, Kaká, Pepe y Agüero para ver quién le da más veces al larguero. Ridículo, con el perjuicio extra de ampliar el tiempo de descanso a los 20 minutos.

De los vestuarios salieron dos equipos distintos. Más atrevido y dominador el Inter, y más insulso el Al-Ahly. Messi cogió el mando y se movió por todo el ancho del terreno de juego, recordando por momentos algunas de sus icónicas jugadas en el Barcelona. La magia no la va a perder nunca, pero el físico ya no es el que fue, y eso le penaliza. Puso dos pelotas de gol que sus compañeros no lograron culminar, lanzó una falta por fuera de la barrera que se estrelló en el exterior del palo derecho, y en el 95 colocó un centro chut en el larguero. Sigue siendo muy bueno, pero está rodeado de unos cuantos enemigos. Al menos, los 60.927 espectadores que casi llenaron el Hard Rock Stadium se llevaron en su retina el recuerdo de ver a un buen Messi en directo. Pero es Leo, Ustari y poco más. Así es complicado.