Fútbol
Academia Mohamed VI, la fábrica de talentos del rey de Marruecos
Este centro de fútbol es un proyecto personal del monarca para impulsar el fútbol en su país y llevarlo a la élite, como ya consiguió en el Mundial de Qatar
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Partido en las instalaciones de la Academia Mohamed VI
Quince kilómetros al este de la ciudad vieja de Rabat, en el interior de la localidad costera de Salé, donde se ubica el aeropuerto internacional de la capital de Marruecos, se esconde uno de los grandes secretos del fútbol del país norteafricano. Allí, en ... una zona que abarca casi 20 hectáreas en mitad de extensos terrenos agrícolas, y al que es bastante complicado acceder por el componente real que lo sufraga, emerge la Academia Mohamed VI, la envidiable fábrica de futbolistas de Marruecos, considerada por muchos la mejor de África y una de las más brillantes del mundo.
«El papel de su majestad el rey Mohamed VI es crucial en el éxito actual del fútbol en nuestro país. Sin intervenir nunca en los detalles ni en la gestión operativa, siempre está detrás de la implementación y el despliegue de la visión global del desarrollo del fútbol en Marruecos. Es, en cierto modo, el gran patrocinador del fútbol marroquí, que no podemos olvidar que es uno de los más relevantes del continente africano y del pueblo árabe», explica a ABC Badr El Kaddouri, histórico exfutbolista marroquí que jugó la mayor parte de su carrera en el Dinamo Kiev, que sumó más de cien internacionalidades y que, ahora, está dentro del organigrama deportivo de la Federación de su país.
La Academia Mohamed VI fue inaugurada en 2009, tras una inversión de 13 millones de euros y empezó a estar operativa en 2010. Tiene seis campos de fútbol de hierba sintética, otro campo cubierto cuadrado de 40x40, conocido como 'La Fosa', y un minicampo que se utiliza para fútbol cinco y fútbol siete. Actualmente, cuenta con 97 chavales, de entre 12 y 18 años, que conviven allí las 24 horas del día. Se alimentan y duermen en una residencia con todo tipo de servicios, disponen de un complejo médico y reciben formación académica hasta Bachillerato. A su disposición, todas las herramientas necesarias para convertirse en adultos formados personal y futbolísticamente, con un coste medio anual de unos 15.000 euros por niño.
«Es una cuestión de visión deportiva y social. Una visión global que tuvo su majestad el rey Mohamed VI, que siempre ha seguido muy de cerca la evolución y el desarrollo del fútbol en Marruecos y que, desde 2014, ha contado con la ayuda de Fouzi Lekjaa al frente de la Real Federación Marroquí. Con él al mando, el fútbol en Marruecos se ha profesionalizado como nunca antes y nuestro país es ahora mismo el líder en África en términos de infraestructuras deportivas. Además, los clubes marroquíes dominan las competiciones africanas con un presupuesto de cuatro a cinco veces menor que algunos equipos egipcios o sudafricanos», detalla Badr.
Tras jugar los Mundiales de 1994 y 1998, ser finalista en la Copa África de 2004 y semifinalista de la Copa Árabe en 2002, Marruecos entró en una profunda depresión futbolística que necesitaba medidas urgentes y de calado. Ahí surgió la idea de una academia en la que el dinero y las infraestructuras no fueran el problema, sino trampolines para el futuro a medio y largo plazo del fútbol marroquí. Y así ha sido. Marruecos vuelve a ser uno de los favoritos en cada campeonato continental, ya brilló en el Mundial de Rusia 2018, a pesar de no superar la primera fase, y es de sobra conocido su histórico papel en Qatar 2022, donde logró la mejor clasificación de siempre de un país africano.
«Fue un cuarto puesto que podría haber sido un puesto de finalista o campeón si Marruecos no hubiera tenido tantos jugadores lesionados. Recuerde que jugamos con la defensa suplente contra Francia debido a las lesiones. El Mundial coronó los esfuerzos realizados por Marruecos durante una década y honra a hermosas generaciones que con un poco de suerte habrían podido ganar bastantes títulos y tener éxito en más Mundiales. Ese cuarto puesto pone a Marruecos en su lugar normal y habitual entre las grandes naciones futbolísticas del mundo y el desafío ahora es permanecer ahí, que es lo más difícil», reflexiona El Kaddouri.
En Qatar, cuatro jugadores de la selección, casi el 20% de la convocatoria, salieron de la Academia Mohamed VI, fruto del trabajo de estas primeras generaciones: En-Nesiry, el delantero del Sevilla; Aguerd, el poderoso central del West Ham; Ounahi, el centrocampista que deslumbró a Luis Enrique; y Ahmed Tagnaouti, el portero suplente. Es solo el comienzo. La idea es que la academia nutra a la selección de los máximos jugadores posibles y para ello el trabajo de captación es vital. Hay ocho equipos de niños de 11 y 12 años, distribuidos en las principales ciudades del país, que son coordinados por un responsable desde Rabat y entrenados por un técnico de la academia. Estos equipos compiten en sus respectivas ciudades y en época de vacaciones se trasladan a la propia Academia Mohamed VI para jugar entre ellos mismos y hacer una selección de los mejores.
En ese filtro no hay límites. Si hay once chavales que pasan el corte, entran a la Academia, como si son 16, 21 o 24. Lo importante es no ponerle coto al talento. Y eso lo saben ya en todo el mundo. De hecho, al próximo torneo, que tendrá lugar a finales de este mes, acudirán ojeadores de más de cincuenta países y allí también estará Joaquín Lobón, el entrenador adjunto del equipo sub-21, el principal de la Academia, que compite con chavales de 17 y 18 años en esa categoría. Además de su papel de técnico asistente, este entrenador tinerfeño es el responsable de las relaciones exteriores de la Academia y advierte que están ante una generación única que dará que hablar en los próximos años. En España, de hecho, ya hay dos chavales en los filiales del Espanyol y el Girona que apuntan alto: Omar Sadik e Iliyas Chaira, respectivamente.
Reserva de futbolistas
«Históricamente, Marruecos ha producido muchos jugadores de talento y tiene una cultura futbolística muy rica, pero todavía hay mucho talento por descubrir. Marruecos ha dado grandes jugadores que alimentan no solo a clubes marroquíes que gobiernan las competiciones africanas y árabes, sino también a los clubes europeos. Tenemos tantos buenos jugadores que muchos de ellos no encuentran su sitio en la selección. Por ejemplo, Achraf Bencherki, que brilló con el Zamalek Sporting Club, uno de los mejores equipos de Egipto. O Soufiane Rahimi, que es el mejor jugador de la liga de Emiratos Árabes Unidos. Y Ayoub El Kaabi, que es uno de los grandes delanteros de la liga de Turquía, no tuvieron hueco en la lista del Mundial. Marruecos es una verdadera reserva de talentos y la Academia es el mejor lugar para que crezcan», sentencia Badr.