Abdón Prats, el demonio venerado en Mallorca

Nacido en la isla, mamó desde pequeño la idiosincrasia del Mallorca gracias a su tío, el exportero Toni Prats, que defendió su portería durante seis temporadas. El mismo que le abrió las puertas de su casa en Palma cuando, tras militar en diferentes equipos mallorquines, recaló en las categorías inferiores del club bermellón. Su buen rendimiento en el filial le llevó a debutar con el primer equipo en 2011 con 19 años en un encuentro de Copa ante el Sporting de Gijón. Dos años más tarde, debido a la falta de oportunidades y en busca de labrar su fútbol, probó fortuna en el Burgos en calidad de cedido.

Seis meses después de regresar a casa, volvió a hacer las maletas. Medio año en Tenerife, temporada y media en Miranda de Ebro -ambos en Segunda- y, de vuelta a la tercera categoría del fútbol español, seis meses en Santander. Se quedó a las puertas del ascenso con el Racing y, entonces, llegó la llamada del club de su vida.

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Abdón regresó al conjunto bermellón en el peor momento. Un equipo histórico en el infierno futbolístico que era la Segunda B. Con un papel destacado y doce goles, celebró el regreso al fútbol profesional. Una promesa llevó a Raíllo, actual capitán del Mallorca, a afeitar el bigote que le aporta desde siempre un carisma diferente. Y un año más tarde, el éxtasis en Son Moix se disparó. El autor del gol que devolvía al club a Primera seis años después no podía ser otro que Abdón, el 'demoni'. El mejor premio para el jugador encargado de explicar a sus compañeros lo que significa defender los colores bermellones.

Un descenso y un ascenso después, el Mallorca ha conseguido estabilizarse en Primera. A pesar de ello, el héroe del ascenso no encontraba su sitio. Un rendimiento irregular y la falta de goles le llevaron a considerar seriamente abandonar su casa por tercera vez. Pero su constancia ha obtenido premio esta temporada. A los 31 años, ha alcanzado el mejor nivel de su carrera. Se ha ganado por méritos propios un puesto en el once, suma cinco goles en Liga y es el Pichichi de la Copa con seis tantos, incluido un doblete para tumbar al imbatible Girona. Tres partidos le separan de levantar un título para cerrar una historia de amor tan 'rara avis' en el fútbol actual.